Contra la aplicación de la pena de muerte sumaria

Una de nuestras principales premisas en el ejercicio de nuestra profesión de Abogados es justamente ligar el Derecho con la Política, o dicho de otro modo, con el cambio social. Decimos que vivimos en un sistema social y económico de los más crueles en la historia de la humanidad: el sistema capitalista. Y decimos que jamás, nunca jamás, podrá haber leyes justas, ni tribunales ni jueces, ni fiscales justos dentro de un sistema injusto. Por eso no creemos en las leyes del Estado capitalista ni en sus funcionarios judiciales.
Por eso también, hemos sido y somos solidarios con los que luchan en cualquier lugar de la Tierra, en especial con las organizaciones políticas y, particularmente, con las que deciden pelear realmente por cambios profundos y de fondo, lo que más de las veces significa necesariamente el quebrantamiento de las leyes que lo protegen.
Porque no es posible enfrentar a un sistema explotador por carta documento o dentro de sus propias legislaciones, las que están armadas para poder mantener la situación como está. Y más difícil aún, es luchar para intentar hacerse del poder del Estado para construir otro tipo de sociedad. La Gremial de Abogados y Abogadas siempre estará defendiendo a los que lo intentan.
Es desde este punto de partida que analizamos el estado de injusticia que hemos vivido en estas cuatro últimas décadas. Un Estado cuyo aparato represivo fue creciendo y consolidándose cada vez más y cuyas prácticas por fuera de los circuitos formales de la ley fue haciéndose cada vez más habitual, generando un estado de excepción que, sobre todo para determinada población, en realidad es la verdadera ley no escrita y que rige en los barrios.
Es que a medida que el sistema capitalista fue dando las vueltas de tuercas necesarias para entregar nuestro mejor patrimonio y la desigualdad fue armando una brecha cada vez mayor inédita para una historia como la nuestra fue haciéndose necesario construir los reaseguros que permitieran someter a nuestra gente para que acepte las condiciones que el nuevo orden mundial imponía
Así comenzó el genocidio lento, fundamentalmente en la población más pobre y en los más jóvenes.
Convirtieron a nuestros pibes y pibas en blancos móviles. Pibes y pibas vulnerables que ni siquiera tienen las herramientas sociales y culturales para defenderse masiva y colectivamente frente al poder económico, político y sobre todo militar del Estado capitalista.
Una generación de jóvenes (aún siendo chorros y arrasados por las drogas) que no saben —aún — defenderse con medios similares a los que son atacados.
Y la sangría continua, y continuará. Se llame Gatillo Fácil, causa armada, muerte «en ocasión de robo» o muerte de un joven mapuche, Wichí o Qom.
Nadie nos puede negar la complicidad de los jueces, fiscales y hasta defensores oficiales porque la Gremial lo ve todos los días en las incontables causas que nos tapan donde los nuestros actúan sin recursos, sin medios y frente a un poder judicial que se cree Dios.
Un Dios que ama a los poderosos y odia a los débiles y explotados.
De manera que este decreto del Gobierno avalando la impunidad de las fuerzas de Seguridad no nos extraña, ni nos sorprende, ni nos llama a alarmarnos.
Después de todo ya lo veníamos viviendo y, en todo caso, esta resolución ha venido a avalar un accionar que data de varios años con apoyo de Gobiernos y jueces.
Hasta ahora existía la parodia de juicio, donde rara vez se condenaba a alguien, y casi nunca con altas penas en relación con las atrocidades cometidas. Con garantías procesales que solo rigen para aquellos que prestan servicio al sistema.
Es probable que con este decreto se construya el camino para que ni siquiera se llegue a juicio.
Salvo esa circunstancia, no vemos que haya muchas diferencias con lo que ya ocurre.
Y pedimos disculpas por la frialdad de nuestro análisis, está basado en nuestra experiencia y la autoridad moral del accionar de la Gremial.
Porque la verdadera discusión no debería estar en ese Decreto, ni en las leyes de nuestros enemigos sino en el país que verdaderamente queremos y por el que deberíamos estar dispuestos a luchar realmente.
Recortar la injusticia de un sistema sólo en las medidas represivas sin darle el contexto es quitarle su verdadera razón de ser fundamental: el sistema capitalista, que mata de muchos modos y entre ellos, con gatillo fácil, pero también mata de hambre, de desprecio y de falta de futuro. No habrá paz para la guerra que nos han declarado sino reconocemos el verdadero enemigo y con él no puede haber alianza posible. Mientras tanto la Gremial, como siempre, seguirá siendo todo lo solidaria que pueda, pero sabiendo que la verdadera justicia no vendrá por ley o decreto, ni por los fallos de los jueces.