(APL)Un hombre cautivo en las catacumbas del gobernador Beder Herrera le informa a Delfor Brizuela, en una contundente misiva, sobre hechos que los funcionarios nunca debieron permitir pero son parte constitutiva de la política de devastación hacia los seres humanos privados de libertad. Por caso, en la prisión de la capital riojana, lo habitual es que tres presos compartan una celda que tiene dimensiones para encerrar solo a uno, con temperaturas que superan los 50 grados. A las 19 cierran estos calabozo de mala muerte y los abren a las 7 de la mañana del día siguiente. Durante esas 12 horas, todos tienen que defecar en bolsas, orinar en botellas y respirar las inmundicias acostados sobre el cemento ya que el SPP no les provee colchones. El verdugueo a los familiares incluye el desnudo total y la requisa vaginal, prohibida por ley. El titular de DD.HH., ex sacerdote, hace oídos sordos a este sufrimiento de un pueblo que el asesinado obispo Angelelli siempre acompañó. Por ese compromiso lo asesinó la dictadura cívico militar y por ese crimen de lesa humanidad fue condenado a perpetua el genocida Luciano Benjamín Menéndez. Más abajo, el texto completo de Juan Pueblo.
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