«Yo tiro colores para la libertad»

-¿Dónde naciste?-En La Gallareta, Santa Fe. Cerca de Vera. Es muy bonito. -¿Cuánto hace que estás en prisión?-Van a ser seis años, cinco años y medio.-¿Estás con tu hermano, no?-Ahá. Con mi hermano.-Por ahí leí por ahí que tenías estudios terciarios o universitarios en plástica.-Lo que hice es una incursión en una cuestión de plástica, no terminé en realidad.¿Dónde?En Buenos Aires. Fui siguiendo a una mina. Ella estudiaba plástica y…-Y vos ibas con ella, ¿no eras alumno regular?-No, como a mí se me hacía muy fácil la cuestión, me fui quedando y ella se enojó porque no tenía capacidad para eso y se fue. Asistí a las clases un par de años largos.¿Qué edad tenías en ese tiempo?Veintidós, veintitrés. Ella era más joven, tendría dieciocho años. -Se cortó la relación con ella pero te aportó bastante, ¿no?-La verdad que sí. Linda colorada.-¿Seguiste pintando siempre?-Fue intermitente, aunque siempre, desde que tengo uso de razón, adonde iba o dibujaba o pintaba.-¿Tu vieja te mandó a dibujo cuando eras chico?No. Alguna vez fui con un pariente a unas clases de plástica a la ciudad donde nació mi vieja, en Casilda. Escuela Dante, creo. Allí enseñaban todo lo que era tallado, pintura, algo de vasijas y ese tipo de expresiones artísticas. Fui un par de meses pero me aburría, me parecía todo muy lento para lo que podía yo hacer con mi capacidad. Así que lo dejé. Y no estaba tan errado en ciertas cuestiones de gustarme algún tipo de estilo, de formas como el cubismo. Cuando yo dibujaba y veía que era una cuestión innata en mí, y me di cuenta que no era el único, que había gente como un Van Gogh, que le salían de la nada ese tipo de cuestiones. Eso fue, creo, lo que me llevó a irme del estereotipo de llegar a tener un cartelito, un diploma que diga que soy una cosa que un artista realmente es. No necesita que diga: vos sos esto.-¿Y cómo definís el tema de hacer esta muestra que habla de dos genocidios?-La definimos junto con un grupo de gente que trabaja en cuestiones sociales, como es la gente de la Red de derechos Humanos, gente que trabaja en casos por la memoria y cuestiones que me fueron llegando de gente que vivieron una época complicada, como yo mismo pasé mi niñez en esa época. Se fueron dando muchas cosas. Un día se me ocurrió a mí pedirle a una amiga: tengo una necesidad de hacer algo con respecto a los chicos en Pampa del Indio. Me acuerdo que empezó así. Quisiera hacer una producción artística y, si se puede, vender, rematar o subastar los cuadros y con esa plata ayudar a una salita, una escuela con lo que se recaude. -¿De qué modo pensás que te ayudó a resistir la prisión el arte que desarrollás?-A mí me liberó. Yo me siento, mientras estoy o pintando en mi taller con gente que se interesa por cuestiones no sólo de pintura sino culturales, no siento que estoy preso, en el taller donde yo trabajo no se siente que se está en una cárcel. Y tengo un horario muy extenso, porque desde que abren los pabellones de 8 a 20, esas doce horas por día estoy pintando o haciendo gestiones para beneficio de compañeros o ayudando en la comprensión de lo que es la Ley de Ejecución.¿Cómo reciben esto tus compañeros? ¿Sos un preso especial, que tiene su atelier?-Espectacular. Me quieren mucho. El lugar es un sitio que les pertenece a ellos. Ahí se fraguan libertades a nivel judicial. Uno lo va encaminando en sus derechos, con sus beneficios y ese tipo de cuestiones que tienen que ver con la comprensión de la ley, amén de eso, allí se gestan cuestiones como compromiso productivo, organizaciones para armar eventos culturales y deportivos, es muy plural.-¿Cómo se llama y a quiénes pertenece ese espacio? ¿Tiene un nombre?El lugar es un multiespacio. Yo lo llamo Taller 057, que es la dirección de la Unidad penal. Para el Servicio Penitenciario es un Taller de la Red de Derechos Humanos. Para los internos es el taller de Ale, que soy yo. Y para muchos es Yajá Porá. Ahí van todos cuando necesitan algo, lo mínimo que sea. Una nota, un consejo, una contención, comunicarse con alguien. Ahí saben que lo que sea es subsanable, y si no lo es uno va a tratar de contenerlo o de ver si se lo resuelve por otro lado. Con ayuda de la pintura, que me abstrae de la situación de detención, a mí me da la posibilidad de hacer una ayuda social dentro de la Unidad, el hecho de que les pueda brindar asesoramiento tanto legal como espiritual a los compañeros.-Nosotros hemos denunciado, desde la Agencia Walsh, represiones bravas. El hecho de que seas quien sos, ¿cómo fue recibido por el servicio penitenciario en especial en esos momentos?-Seguramente me estás hablando de lo que fue a la represión a principio de año. Bueno, fui tratado como uno más. Ni más palos ni menos palos. Amén de eso, al mismo tiempo fui tratado especialmente por mis compañeros, por ser el que más tenía conocimiento en dirimir con la persona que venía a tratar con nosotros, entonces fui tomado como uno de los cabecillas. Y mi hermano recibió los palos por mí, porque se equivocaron por el apellido Pizarro. Al primero que engancharon con ese apellido lo agarraron. Una de las cuestiones que me quedaron grabadas en la memoria de ese momento, es que yo fui el último que golpearon, por cómo dio toda la vuelta, nuestro pabellón fue el último al que entraron a golpear y yo, el último preso que cobró. Se ve que ya llegaban cansados así que la golpiza no fue tan brutal como con los otros muchachos. Yo escuchaba los gritos. Me pareció muy psicodélico, estaban las luces apagadas y en la oscuridad se veían los destellos de los escopetazos dentro del pabellón central, los sapucay de los del grupo de choque cuando los tuvieron disminuidos y les saltaban encima a los presos. -¿Lo expresaste en tu obra?Y expresar eso en mi obra es una deuda que tengo a nivel de mi producción. No me sale poder hacer algo correspondiente con lo que es el contexto de encierro. Será porque no me siento encerrado, que la pintura y la cuestión social me libera. No le agarré cariño a la cárcel pero sí a las personas que están en la cárcel. Los conozco a todos, conozco la historia de quinientas personas. Conozco la historia de la gente de la calle que viene a la Unidad y siento que cuando me toque la hora de irme me va a hacer peso y no me voy a poder desmadrar nunca de esta cuestión, de quedar pegado como con un cordón umbilical. El hecho de que conozco la historia de cada uno, Pero tengo la necesidad de ayudarlos, así como siento que tengo que ayudar a mi hermano.-Sobre eso quería hablar: ¿Se puede decir que vos estás porque querés ayudar a tu hermano? Es decir, si hubieras movido algunas cosas en tu Causa, ¿podrías estar en libertad?Sí. Es una cuestión muy particular. En su momento sí, tenía la posibilidad de demostrar que yo no tenía nada que ver, pero ya no porque estoy condenado. En ese momento elegí quedarme, porque era salir yo y mi hermano no. Y yo no lo puedo dejar solo. Es una cuestión de hermandad, digamos. -O sea que te sentí unido especialmente a este hermano. ¿Por qué?Sí, tengo otros hermanos que son personas normales, digamos, que tienen sus problemas, sus sufrimientos, sus alegrías, sus trabajos. Pero este es el más chico y a pesar de que ya tiene treinta y pico de años, pero yo di mi palabra de acompañarlo y tratar de reflotarlo y en eso estoy. Y ahora me tome el compromiso de¿Y a quién le diste esa palabra?-A mi viejo cuando falleció, a mi vieja y a mí mismo. De que mientras yo esté con vida, iría acompañando a la familia, para que vaya por un camino, en lo posible, menos plagado de infortunios.¿Vos pensás que sin tu presencia tu hermano la pasaría peor?-No a nivel físico, es una persona que se sabe manejar muy bien. Sino en una cuestión psicológica. Es una persona que siempre fue acompañada, mimada. Mi condena es un año menor a la de él. Son esas cosas de la Justicia, ¿no? Estamos los dos por el mismo delito pero él tiene un año más que yo para hacer. Y yo se que en ese año le va a costar. Igual, una promesa que yo mismo me hice es que mientras yo esté en la Unidad penal trataré de que no haya ningún muerto, de abrir digamos la cabeza y los ojos a todos los que pueda, y de armar organizaciones en cuanto al nivel interno para que la gente salga y apunte a la dignidad. A principio de año, cree lo que es Yajá Porá, que es una organización que apunta a la dignidad y el trabajo.¿Qué hace exactamente Yajá Porá?-Junto con gente de la Red de DDHH y otra gente de fundaciones, tratamos de educar, no instruir, al interno como persona, para que se sepa administrar, respetarse y respetar a las otras personas, ¿Es una organización de presos y gente de afuera que interactúan?La organización de base, en sí, es de los presos. Somos veinte presos que, como si tuviésemos un vicio o enfermedad, reconocemos que tenemos un problema y lo queremos subsanar. Reconocemos que estamos presos, con problemas sociales y queremos cambiar para mejor. Por ahí la palabra reinserción nos cuesta mucho, no existe porque una vez que te sacan del sistema no encajás más. Si fuiste un triangulito y ahora sos redondito, nunca vas a entrar en un mundo de triangulitos. Hay muchos que estuvieron excluidos desde antes de ingresar. Es como si fuese un centrifugo, donde los que van quedando pegados por fuera no vuelven más al centro. Es así.-¿Por qué pensás que la lucha anticarcelaria o por los derechos de los presos llamados sociales no es asumida con énfasis, con convicción y fuerza por parte de los partidos populares u organismos, con las excepciones del caso?-Porque, en general, forman parte del aparato, del sistema triturador, del sistema del poder. La vez pasada con los compañeros de la organización sobre la cuestión de la exposición, uno de los muchachos, que es del campo, me decía: Ale, nosotros también somos presos políticos. Somos presos de políticas sociales erradas. Una persona que vive en el campo, que vive arando, que anda con un burrito y una vaquita. Si esa persona sabe, y yo me di cuenta que yo también se, entonces, ¿cómo no se da cuenta la gente que anda por allá arriba? Pienso que no le interesa.-Cierto. A mí me causa cierta tristeza que haya sido un cantante de rock y no un dirigente político el que haya expresaso que todo preso es político.-Justamente, esa es la realidad. – ¿Tenés proyectos para cuando llegue la vida en libertad?-Me interesa mucho seguir en la lucha social. Y debo quedarme al menos por un año viviendo en Corrientes o en el Chacho porque estará mi hermano todavía acá. Así que me quedaré y voy a estar al pie del cañón en lo que pueda ayudar. Yo ya soy así nomás. Si tengo que hacer producciones y con eso ayudar, si tengo una buena llegada con lo que yo hago. Si se puede, intentaré vivir del arte. Yo no tengo muchas aspiraciones en lo personal. Con que yo pueda subsistir, lo que sobre… si un militante me pide ayuda por una cuestión sensata, yo no tendría problema en ayudar.Pero vos mismo ahora sos un militante. Afuera o adentro, siempre hay causas.-Justamente, me he dado cuenta de que me gusta mucho la cuestión social. La vez pasada Juan, un cineasta, me preguntó que sentía o pensaba de la cárcel estando preso. Y yo le decía que es como estando afuera. Estando afuera yo tenía una curiosidad, o una idea de la cárcel y el conocerla por dentro no me llenó las expectativas. Yo creía que era como la pintaban las películas. Nada que ver. Adentro hay gente con problemas, con cuestiones muy duras. Algunos ya son personas grises, como penitenciarios, pero por dentro. Si yo no tuviera los colores de esto, pienso que sería una persona muy gris también. Por eso mismo yo prefiero tirar color por todos lados y ayudar a los que más pueda. Yo tiro colores para la libertad. Y tengo compañeros que empujan como tractores, que han logrado un cambio en su vida. Han logrado un vuelco total en su forma de ser. Uno de ellos por ejemplo antes era lo que se llama en el ambiente tumbero un cachivache, vivía peleando y a los golpes con las personas que están por delitos sexuales. Y ahora el loco va y dialoga, la vez pasada estaba cuidando un pelotero para que jueguen los hijos de esas personas. Todo con respeto. Como cambia cuando la persona se educa o hay un ambiente para que florezca esa cuestión de la necesidad de cambiar. De entender y comprender que soy un ser humano que se equivocó. Y bueno, cada uno sabe cómo pagar su deuda con la sociedad. Recuerdo que, afuera, cuando escuchaba o pasaba cerca de Sierra Chica, o Devoto, lugares que siempre me llamaban la atención en sus estructuras, los vehículos, esa cosa tan estructurada, cementada, me llamaba tanto la atención que quizás por eso terminé en una! Pero esa cosa tan hermética, luego estando adentro me di cuenta que no lo era tan así. Que parece hermético pero es muy fisurado, muy endeble para resolver cuestiones sociales. He notado que en esta Unidad no nos ha manejado la institución. Se les va de las manos.-Por otra parte, en los doscientos y pico de años que tiene la cárcel tal como la conocemos, no ha dado resultados positivos en ningún lugar del mundo, ¿no?No. No da resultado porque no saben para dónde ir. Ellos van por un río y llevan al barquito penitenciario a los boyazos, no saben para dónde ir. Tiene una estructura tan militarizada que no sirve. Ahora con las cuestiones educación, pero inclusive con eso está muy vertical y estructurado. Por ejemplo en nuestro taller tratamos de que el que no sabe leer y escribir se siente en la computadora igual y teclee. Y lo que no sabe o no comprende que pregunte y así se va aprendiendo.-Hablando de eso, sé que escribís y lo hacés bien. He leído relatos tuyos, cuentos que publicaste. ¿Qué otra cosa hacés?-Me gusta mucho escribir cuentos cortos. Estoy haciendo también una cosa larga que es para mi amiga Hilda. La escultura también me gusta. Pasa que el lugar donde estoy es muy chico y se me complica llevar un tronco o una piedra grande para esculpir. Aparte las herramientas para eso son lo que se llama elementos punzocortantes y tener eso, en una cárcel, es complicado. Aunque la verdad, conmigo en particular, habiendo ganado cierta confianza, el servicio parece que pensara: este muchacho no complica tanto, no molesta a nadie, ayuda…. Creo que a ellos mismos me han ido soltando la cuerda. Por ejemplo en la Unidad no hay un abogado que ayude a los internos en cuestiones de beneficios. Y yo, con los conocimientos que tengo ayudo en lo que puedo…-Se que tenés proyectos, por caso con la Red de Derechos Humanos…-Estamos proyectando con la gente de la Red (y para eso necesitamos ayuda), lograr que se flexibilice un poco el tema dentro de la Unidad para ir metiendo cosas, actividades. Que se amplíe esto de que la gente pueda salir, aunque sea, obviamente con custodia, de civil si lo logramos, para exponer, para tener contacto tranquilo en un ambiente en hechos culturales. Así como yo salgo primero, que el día de mañana puedan salir otros. A cuestiones culturales claras, no de punterismo político. Eso por un lado. También por otro, en cuestiones de proyección social, estamos con temas laborales dentro de la Unidad, de carpintería, por ejemplo. Talleres. Intentar instaurar una bloquera donde el interno dentro de una cooperativa de hecho y formal, pueda hacer sus ladrillos, sus bloques, y con eso levantar su extensión en su casa, o su casa, o su lugar de trabajo y que el día en que tenga un beneficio pueda tener aquello que con sus manos levantó: su casa, su tallercito. Dignificar, desde algo tan básico como un ladrillo.¿Qué expresa la muestra “La resistencia de la memoria”?-Mirá, refleja grandes pasajes de la historia nuestra contada desde los sectores oprimidos. Son obras que atraviesan siglos de exclusión de las comunidades originarias, así como los crímenes perpetrados por el Terrorismo de Estado ejercido durante la última dictadura. Pero al mismo tiempo esos cuadros salen del marco para alumbrar gestos, arrugas o abrazos que se convierten en experiencia de luchas, solidaridades y esperanzas. Es una amalgama de composiciones o retratos que celebran el compañerismo en todos los tiempos, incluso cuando las marcas de la exclusión o la tortura quedan inscriptas en el cuerpo de miles y miles.
Oscar Castelnovo

Imagen que identifica a la agrupación de detenidos Yajá Porá (Vamos bien)
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“VAMOS”
(de Alejandro Pizarro, dedicado a Nora, Elsa y Oscar)
 

El vientre, de Alejandro Pizarro
 
Vamos, despierta, pero no grites. Me parece que se nos viene la noche, la más oscura y sangrienta compañero. En el playón del central oigo voces que empuñan hierros y muerte. ¡Dale! Vestite, ¡Despierta! Prepará las facas, hurgá en los rincones y ponte ropa gruesa y esperemos que la vida al menos la saquemos aunque maltratada, de pie. Los vecinos ya se armaron con puntas, palos y piedras. Los otros también. Yo la verdad que no sé muy bien como viene la cosa a terminar de esta manera, pero de seguro eso es lo menos importante. Solo es una excusa del odio, la bronca, la impotencia y la convivencia forzada. Que porquería.Si me pasa algo, guárdame las cosas, si te pasa algo te guardo las tuyas. ¡Qué cagada negro! No vine a la vida para morir de manera tan baja, que un igual “delincuente” me dé una puñalada. Tampoco me gustaría tener que matar a nadie, pero la vida es la vida che. No me mires así, yo quiero salir, ver a mi familia; ¿viste la foto de la nena? Lo grande y bonita que está mi gordita. Ya fue suficiente con que yo haya crecido sin padre, ahora que… la vida me reclama, para que no se rompa el círculo de miseria y desdicha.La ¡Puta madre! Como vuelvo de matar a alguien por defenderme, por el envión de la furia y la adrenalina. Si me matan sé que me iré, que le quedare debiendo a la justicia de esta tierra extraña que jamás me quiso por sus valles de sombras.Esta soledad y estas ganas de vomitar, se retuercen en mi alma más que en mi estomago. Al abrir esta puerta pesada e impenetrable, le daremos paso al delirio del salvajismo, a la beta más animal del ser humano, la supervivencia a pesar de todo. ¿Y quién me culparía por defender mi vida y la de mis compañeros de pabellón? Seguramente la misma gente que me retiene entre amigos y enemigos que no son tales, ni los unos ni los otros, hallará culpables. Y seremos nosotros “Negro”, otra vez, los eternos culpables de todos los males del mundo. No me mires de esa forma, si sabes que tengo razón. ¡Dale cálzate! Y apronta los fierros que hoy alguien va a ir a tomar suero a sanidad (espero que no seamos ni vos ni yo). Sin embargo he vuelto a esta tumba, porque no he podido hacer otra cosa más que seguir mis impulso, mi naturaleza. Esa genuina hija de puta.Necesito aferrarme a la vida con la fuerza de mis anhelos, a esos que están del otro lado del pesado muro de soberbia gris e intransigente. Después de todo el abandono lo padecen ellos, por mi parte, que me voy y me alejo a mis miserias, a esas que la vida me ofrece, nos ofrece… implacablemente una y otra vez en la calle y más aun aquí, donde ya no queda lugar donde escapar, ni miedo a ser castigado por su beso narcótico. Este es su reino, donde las deudas se pagan con sangre, y muchas veces, la sangre ajena. Donde la cordura es cosa de locos y la locura cosa de todos los días. Donde la monotonía nos golpea día tras día y al margen de la inexpugnables rejas, y bronceados candados que muerden barrotes y planchuelas sin viva, lo que más nos tortura es la constante idea de mención que “no valemos nada” una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez… ¡Por Dios! ni antes, ni ahora, ni nunca. Nada, ni siquiera la inmediata libertad mataría semejante larva convicta y voraz.Bueno hermano, pásame una faca, que el Gauchito, San La Muerte no deje que se nos enfríe el pecho ¡Mierda!Pará. Si me matan, dale esta carta y esta cadenita a mi vieja. Y decile que me perdone por darle este hijo y no otro mejor… Quien sabe que sabor tendrá mi sangre tibia, solo el acero de otro condenado lo sabrá. Tantas ilusiones estúpidas sobre mí. A veces creo que solo los que me quieren de verdad esperaban que cambie, como si fuera tan fácil cambiar, para vivir en libertad… Eso de que te enjaulen para enseñarte a vivir en libertad la verdad nunca me cerró. Te juro que entendía mejor a estos putos del servicio que me querían ver hundido en un calabozo, re-verdugueado, que a mi gente… que pretendía que fuera otro. De seguro se merecían a otro hijo, hermano, marido, padre; que se yo, pero ya no sería este que soy. Hasta yo creo merecerme otro yo, y no esta inmundicia que no vale nada.Negro, tengo miedo. La vida no me quiere vivo, la sociedad no me quiere con vida, mi familia espera tanto y soy tan poco… soy nada. Somos nada. Si nos matan dicen (algo habrán hecho), si nos matamos dicen (está bien una plaga menos) y si nos morimos solitos dicen (ya era hora que se muera). “Nacimos derrotados Negro, la vida no es nuestro lugar, seguro habrá un lugar más allá, donde amaneceremos eso que debimos ser y que no nos dejaron siquiera intentarlo”.
¡Vamos…cumpa!xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
MUESTRA
La resistencia de la Memoria

Al inaugurarse la muestra, el Coro Toba Chelaalapi, que tiene 50 años de existencia, brindó su presencia y sus canciones milenarias. Luego tomaron la palabra Juan Carlos Fernández, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria del Chaco; un ex preso político que estuvo detenido desaparecido en ese mismo sitio ya que antes era la Brigada de Investigaciones de la Policía del Chaco; Hilda Presman, referente de la Red Corrientes de Derechos Humanos de incansable labor en las cárceles correntinas. La presentación artística estuvo a cargo del plástico Luis Llarens quien detallo y elogio la producción de Alejandro Pizarro. La coordinación del acto estuvo a cargo de Macarena Diaz Roig y el cierre, claro está, fueron las palabras del artista en contexto de encierro Alejandro Pizarro que conmovieron a dos centenares de asistentes.
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