CARCEL Y CEMENTERIO

Las torturas en las cárceles de la Provincia de Buenos Aires, lejos de estar perimidas, gozan de saludable vida y en muchos casos, quienes las practican han logrado “aggiornarse”, a punto tal que siquiera se ensucian las manos; Lo hacen de un modo miserable, mediante el que utilizan a la población detenida que termina dirimiendo con sus vidas, las internas y los negociados que se tejen a diario en la celdas provinciales;Quienes las permiten, argumentan que se trabaja a destajo para cumplir con el principio resocializador y que hay mucho por hacer en todo sentido; Sin embargo los números, los fríos números nos cachetean la cara también todos los días, visibilizando la mentira sobre la que se asienta el trabajo resocializador del estado;Puede que resulte inapropiado o políticamente incorrecto; pero es preferible dejar de lado cortesías y eufemismos y decir las cosas tal cual son; Los funcionarios provinciales mienten y lo hacen miserablemente burlándose de las víctimas y de los victimarios de las víctimas; les faltan el respeto a la sociedad en su conjunto, cuando ensayan bonitos discursos que se desvanecen apenas finalizan de pronunciar la última palabra;Y como siempre, nuestra sociedad absolutamente anesteciada, no alcanza a ver que su miopía generalizada sobre lo que acontece en las cárceles, tarde o temprano, caerá como una suerte de espada de Damocles sobre ella misma y las vidas de muchos; Cuantas más muertes se lleve el sistema de violencia y corrupción carcelario, más muerte en el afuera;A no dudarlo que el huevo de la serpiente está en las frías paredes de los huecos carcelarios; allí es necesario hurgar para encontrar en parte el origen de los males que nos aquejan;Y allí claro está, podremos encontrar gran parte de las soluciones a esos problemas;Las dos personas muertas en el seno de los calabozos provinciales eran jóvenes que no superaban los 23 años de edad; Me recordó lo que dijo hace un tiempo un cura del barrio San Pablo, barriada pobre del conurbano bonaerense; “ a nuestros jóvenes les espera una vida marcada por las dos C”, refiriéndose a la Cárcel o al Cementerio”; Apestoso destino en estos dos casos, en lo que ambos jóvenes fueron tocados por las dos “C”;
Juan Manuel Casolati