Ante la creciente fuerza de la crisis estructural del capitalismo que se extiende desde el centro imperialista hacia el bloque llamado Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que golpeará con dureza la totalidad del planeta, de la capacidad de respuesta táctica y estratégica de las organizaciones revolucionarias dependerá el resultado de esta gran batalla.
Todos los hechos que se vienen produciendo en los países del continente americano en términos políticos y económicos, es a resultas de la crisis estructural del capitalismo en su fase global.
Nuestra América nos demuestra, con una carga de dramatismo tremenda, que no habrá revoluciones de verdad sin el combate antiimperialista y anticapitalista. Debemos prepararnos a largo plazo para esta confrontación.
Pero al identificar el combate como camino estratégico debemos aprender de los errores del pasado, eludiendo la tentación militarista.
El ejemplo de Cuba en Nuestra América es de vital importancia, la resistencia heroica de todo un pueblo que defiende su revolución, en esta feroz crisis sistémica ha logrado una victoria gigante sobre el imperialismo al hacer reconocer que no ha resultado el bloque o económico por más de medio siglo.
Con esto podemos decir con más fuerza que nos merecemos más que un miserable “capitalismo con rostro humano” o una mugrienta modernización de la dominación.
Nos espera una franca batalla de clases extensible a todo el continente, donde las perspectivas socialistas se verán enfrentadas a las corrientes reformistas y otras que se empeñan en enfrentar la crisis del sistema con el “capitalismo nacional”.
Debe quedar claro aquí que el terreno electoral no es el terreno para esta batalla. Más bien se trata de cómo evolucionan las clases explotadas en materia de conciencia y organización. Si logramos salir del encierro histórico en que hemos quedado prisioneros tras la caída del socialismo de la Unión Soviética.
Por definición esta es una lucha a escala mundial. Las organizaciones revolucionarias estamos llamadas a decir No definitivamente a los estados capitalistas. Esta etapa nos exige a todos los luchadores y explotados a prepararnos para construir las bases de los estados socialistas en todas partes del planeta.
Las tareas de solidaridad internacional deben formar parte de la agenda de todas las organizaciones políticas con conciencia de clase.
Se equivocan a distancia quienes pretenden resolver esta realidad corrigiendo el capitalismo con algún adjetivo, sea progresista, humano, social, de estado. Ilusiones vanas.
No queda otro camino que el de la transición socialista, quebrando la espina dorsal de la ley del valor, aboliendo la explotación y la opresión. O resignarse ante tan triste realidad concreta de miseria humana.
Les dejo esta profunda reflexión política y una fuerte autocrítica, a seis años de que el Estado argentino nos entregó en extradición al Estado paraguayo. Seguimos luchando desde nuestro rincón de lucha, la cárcel. Estoy convencido de que nuestra libertad está en manos del pueblo organizado con conciencia de clase.