Sensaciones, hoy
“A este aniversario lo vivo como una tragedia, después de estos doscientos años era difícil imaginarse semejante retroceso. Llegar a una situación como esta donde se caen no solamente las banderas históricas y esos proyectos que alumbraron mucho antes de la declaración formal de nuestra independencia, con historias anteriores. Nuestra independencia no surgió de un repollo sino de luchas muy duras. Tanto 1810 como la resistencia a las Invasiones Inglesas y las anteriores resistencias llevadas adelante por los pueblos originarios básicamente y por los nuevos criollos del Virreinato del Río de la Plata y de Nuestra América, venían alumbrando lo que luego se produjo que es la declaración formal de la independencia”, consideró Soares. Aseguró, además, que incluso en aquel momento había feroces contradicciones en lo que era el Virreinato del Río de la Plata, las Provincias Unidas, lo que luego fue la República Argentina, “estaba en ciernes una lucha que, dependiendo de cómo se resolviera y a favor de qué sectores, iba a ser el tipo de Argentina que tendríamos. Las luchas se siguieron produciendo en contradicciones tremendas, acuerdo en que se puede estar en democracia y ser dictadura, a tal punto acuerdo que nosotros mismos hemos llevado adelante peleas durísimas contra gobiernos democráticos, por ejemplo, el de De la Rúa”. El abogado se extendió a América Latina: “Tenemos una resistencia de hace más de cuarenta años de las FARC contra gobiernos elegidos democráticamente. O sea, no me dice nada el hecho de que un determinado partido o un sector de clase gane las elecciones. Me indica, en todo caso, el estado de la sociedad, pero no mucho más, no me impide pelear”.
Además, Soares se refirió a su propia organización, Convocatoria Segunda Independencia, y aseguró que tampoco se privan de pelear si el gobierno a combatir fue elegido democráticamente. “Como uno tiene que volver necesariamente a esa historia, a esa lucha de aquellos que enarbolaban la máscara de Fernando VII para decir que no había que liberarse, aquellos que permitieron que en 1810 y 1816 se librara una guerra abierta con banderas, con un tremendo sacrificio en defensa del territorio nacional y se negaran a firmar la independencia, no me genera mucha sorpresa en relación a lo que tenemos hoy, ahora. El mismo sector social que en ese momento por sus alianzas, primero con España y después con Inglaterra, se negaba a llevar adelante un proceso revolucionario de independencia y mucho más un proceso de integración latinoamericana, es el sector que hoy nos está gobernando”, denunció. El abogado amplió la afirmación: “En parte política y económicamente, son los que nos gobernaron durante estos doce años. En estos doce años de década perdida heredamos a estos sectores que nos gobiernan hoy. Los heredamos de los que no hicieron las cosas bien. De los que no llevaron adelante un proceso real de liberación cuando tuvieron la oportunidad, no llevaron adelante un proceso real de organización del campo popular cuando pudieron, y que encima nos mostraron un nivel de corrupción y de poca solidaridad espantoso”.
Cuándo se desvió el rumbo independentista
“Diría que hace doscientos años, porque en el Congreso de Tucumán ya hubo innumerables contradicciones. Sin embargo, los sectores que pudieron ganar formalmente, llamémosles independentistas, Belgrano, San Martín, Castelli, tuvieron una victoria parcial porque no pudieron atacar al poder central, básicamente económico de Buenos Aires. No pudieron llegar a acertarle un golpe definitivo en parte porque tenían la guerra encima, ellos guerreaban y los otros conducían y seguían adelante con sus roscas con las grandes potencias”, explicó. Soares aseguró que, terminadas las guerras, esos proyectos independentistas fueron desarticulados. “Por eso yo ubico ese momento hace doscientos años. Inmediatamente terminadas las guerras patrias, Moreno muere envenenado, es un crimen político alevoso; a Belgrano lo ningunean a tal punto que muere en la peor miseria, ni siquiera salió una nota periodística por la muerte de Belgrano; a San Martín le hacen una especie de cordón sanitario, lo alejan de su ejército. Fueron desarticulando. Las guerras civiles se inician ahí nomás de desalojada la colonia española, en 1820”. Para Soares, ahí se vislumbran las primeras contradicciones: “Durante mucho tiempo se gobernó el país a favor de las clases dominantes, de los poderosos, de los ricos, de los dueños de la tierra y los medios de producción. Para eso tuvieron que llevar adelante un proceso que les costó unos cincuenta años pero que lo consolidaron”.
Lo que el peronismo no saldó
“Tanto yo como la organización que estamos construyendo proviene del peronismo. En mi caso de Montoneros y en general expresamos lo que sobrevive, lo que pervive del nacionalismo popular revolucionario, si bien ya no somos peronistas ni como definición ni como línea política. Para ser más concreto, efectivamente el peronismo nace a la vida política argentina con un proyecto que contemplaba la posibilidad de que las clases sociales pudieran discurrir por caminos paralelos. El Estado peronista supuestamente podía ir contemplando los intereses de dos clases antagónicas, de ahí el famoso fifty-fifty”, contó Soares, citando la frase de Perón que dividía en dos mitades exactas entre trabajadores y empresarios la renta del país. El proyecto de Perón, explicó, requería un rol fundamental del Estado, “un Estado muy presente que fuera el que pudiera repartir la riqueza, pero es un proyecto que, a juicio nuestro, de nuestra organización, se resquebraja ni bien se inicia. Hay varias razones. En primer lugar, que hablamos de clases sociales con intereses antagónicos y es muy difícil, aún con un proyecto como el peronismo y otros que en América Latina intentaron lo mismo, sintetizar intereses económicos antagónicos”.
El proyecto peronista se inició luego de la guerra de Europa, explicó el abogado, y por eso “los gringos, los yankis, vuelven con sus fueros y, cuando se trata de Argentina, ¿con quién negocian? Con la burguesía ¿Y qué importa si es una burguesía peronista? Nosotros tenemos, a partir de 1945, una clase obrera peronista y una burguesía peronista. Entonces, al poco tiempo se destituye a los grandes líderes sindicales, laboristas, revolucionarios, también contribuye a todo eso la muerte de Evita y por lo tanto el peronismo está ahí sin pena ni gloria”. Para Soares, “lo más rico del peronismo empieza a partir de 1955 con un altísimo nivel de conciencia de la clase obrera que es lo más importante que el peronismo legó con el fifty fifty y todo lo que sabemos de los cambios en el Estado. Entonces se inició un proceso de lucha nacional, antiimperialista, anticolonialista, pero también un proceso de lucha de clases. La clase obrera argentina en general, peronista y no peronista, tiene que hacer un proceso de aprendizaje donde tiene que pelear contra sus enemigos estratégicos como el imperialismo pero también contra la burguesía peronista, que Evita decía que le temía más a esa que a la que derrotaron el 17 de octubre”, recordó. Soares explicó que en aquel período se suscitaron luchas sociales y políticas, y fundamentalmente una lucha de clases dentro del propio movimiento peronista. “Están los sectores revolucionarios que fueron creciendo con el ejemplo más claro que se produce hacia fines de los ’60 y de los ’70 cuando alumbran organizaciones revolucionarias con características muy importantes. Primero, que son independientes de las estructuras oficiales del peronismo, incluyendo a Perón. Éramos independientes de las estructuras del PJ”, destacó. En segundo lugar, “que nos planteamos el socialismo como objetivo final. Tercero: que no se ahorraban métodos de lucha y enfrentamiento a la hora de llevar adelante la pelea en forma integral y política donde la violencia era una parte de eso. Es el nivel más alto de enfrentamiento que se vio en Ezeiza, se vio el 1 de mayo en la Plaza con Perón. Fue el nivel más alto de enfrentamiento desde principios de 1900 en adelante porque parecía que no solamente las organizaciones de la izquierda peronista sino las organizaciones revolucionarias no peronistas parecía que cabía la posibilidad de que, en determinadas circunstancias, se pudiera tomar el poder en la Argentina y construir el socialismo”, analizó Soares.
El peronismo burgués
Para el abogado, ese proceso organizativo estaba a la luz del enemigo: “Ahí es donde se encuadra la segunda parte de mi reflexión en relación al kirchnerismo. Hablo del enemigo estratégico, no Videla, sino los que lo mandan. El enemigo estratégico vio que de la misma manera en que te dije que por 1920, 1820, 1830, dependiendo de cómo se resolviera esa contradicción en la Argentina iba a ser la Argentina que tendríamos, de la misma manera digo que dependiendo de cómo se resolviera esa lucha de clases interna en el peronismo, el peronismo iba a ser un vehículo para la liberación y por lo tanto para la construcción del socialismo en Argentina o un vehículo para la peor de las dependencias”, planteó. Para Soares ese dilema fue resuelto con la llegada del golpe de Estado, que “retrotrajo a nuestro país a décadas para atrás. No vino a hacer desaparecer burócratas sindicales masivamente, los delegados que desaparecían no eran los de la burocracia en términos generales y el grueso de la represión cayó sobre las organizaciones. Llegado 1983 y terminada la dictadura, ¿qué peronismo tenés? Un peronismo de los proyectos de la burguesía. Llámese Luder, llámese Herminio Iglesias, llámese Menem y, posteriormente, llámese Kirchner”, aseguró.
“Daba la sensación de que hace doce años se iniciaba un proceso donde cabía la posibilidad de que se pudiera reestructurar de nuevo un polo de poder en la Argentina nacional, popular, revolucionario, que produjera otra Argentina distinta, ni siquiera les pedimos que construyan el socialismo, porque eso depende de nosotros. Les pedimos, por lo menos, que avancen en ese proceso independentista de 1945, y eso no lo hicieron; no solamente no produjeron eso sino que retrotrajeron, con lo cual esa lucha de clases en el peronismo hasta hoy no solamente no ha existido sino que todavía sigue en el PJ y en las estructuras oficiales del peronismo sigue siendo los proyectos de la burguesía”, denunció sobre la última gestión de gobierno peronista, y concluyó: “Distintos proyectos procapitalistas, en otros casos proimperialistas, siguen siendo los que dominaron tanto el peronismo como los gobiernos. Nosotros creemos que la lucha en general no solamente es nacional sino que es social y que no se puede pelear contra el imperialismo si no se construye otro tipo de modelo que no sea capitalista”.
El Negro Soares dejó otra tanda de opiniones polémicas. Se podrán compartir o no, pero tienen el sello de alguien que le pone el cuerpo cada día.
fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2016/07/soares-bicentenario.html