Jóvenes y Memoria cumple 15 años. 15 años de una política pública sostenida en educación y derechos humanos. 15 años de crecimiento, de nuevos problemas y desafíos, de nuevas generaciones.
“A 40 años del golpe, la dictadura es un tema que sigue convocando a los jóvenes: quieren saber qué pasó, por qué pasó, qué tiene que ver este presente con aquel pasado. Pero también los derechos humanos le siguen ofreciendo a las nuevas generaciones una forma de pensar la realidad, un camino a transitar que conduce a cuestionar lo que pasa aquí y ahora. Ni la dictadura ni los derechos humanos son un tema del pasado”, dice Sandra Raggio, la directora general de la CPM.
El derecho a la memoria, la defensa de los derechos humanos y sus sentidos pedagógicos: intervenir para transformar. Como sostiene el presidente del organismo, Adolfo Pérez Esquivel, sobre la experiencia del programa: “Los jóvenes piensan juntos temas muy profundos, reflexionan a partir de sus propias realidades, denuncian las desigualdades e injusticas y, al hacerlo, están construyendo un camino de respeto, libertad y paz. Estas son las claves de una pedagogía en derechos humanos porque la educación debe ser la práctica de la libertad”, sostuvo el presidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel.
El cierre de la convocatoria XV dejó estos números: 1200 proyectos de investigación, más de 19.000 participantes de unas mil escuelas secundarias y otras 200 organizaciones sociales, culturales y políticas. Los números dicen mucho pero detrás de ellos hay mucho más: cada uno de esos proyectos encarna un trabajo comprometido, solidario y, fundamentalmente, político. Es la mirada de miles de jóvenes que recorren su territorio para disputar sentidos e interpelar a la sociedad y a los poderes del Estado.
“Una vez más, como cada uno de estos 15 años, la cantidad de inscriptos supera a la de años anteriores. Los jóvenes apuestan a seguir disputando por sus derechos y es una buena noticia que encuentren en Jóvenes y Memoria un espacio desde donde hacerlo”, expresó la directora del programa, María Elena Saraví.
Bajo el lema “A 40 años del Golpe. Derechos humanos y democracia”, la presente edición de Jóvenes y Memoria apunta a consolidar un espacio de debate que retome, como lo viene haciendo desde un tiempo a esta parte, no sólo la agenda en políticas de memoria sino también los desafíos por la igualdad en una democracia que, todavía, mantiene deudas pendientes: desigualdad, segregación, violencia institucional.
Entre los 1200 proyectos presentados, se destacan los trabajos de investigación sobre la última dictadura militar abordada desde una multiplicidad de enfoques: biografía de desaparecidos, vida cotidiana en ese contexto represivo, guerra de Malvinas y resistencia obrera. Otros tantos proyectos problematizan el presente y la propia realidad que los jóvenes viven y sienten en su territorio: discriminación y exclusión social, derecho a un ambiente digno, género, participación y militancia, y violencia institucional.
La propuesta demanda esfuerzo, el compromiso de un año de trabajo en equipo, investigando, entrevistando a los protagonistas, trabajando con archivos para contar una historia a través de un corto, de una obra de teatro, de un libro, de un mural, porque son múltiples las formas en que los jóvenes deciden transmitir los resultados.
“Participamos desde hace 5 años y siempre Punta Alta se caracterizó por trabajar sobre temas de memoria y este año, especial por el 40 aniversario de la última dictadura, no va a ser la excepción”, sostiene Belén Azpilicueta, docente de la EESNº 8. Y agrega: “Recientemente, hubieron escraches a murales recordatorios del genocidio y eso nos movilizó a continuar en esa línea de trabajo, a seguir instalando ciertos temas que ya creíamos superados”.
Eugenia Rega es docente y coordinadora del Centro de Actividades Juveniles (CAJ) de Ensenada. Por segundo año se presentan en Jóvenes y Memoria como CAJ y lo hacen un momento en que peligra su continuidad. “Ante esta situación, queríamos trabajar sobre el impacto que el CAJ ha generado en el barrio, en la comunidad, en los que participan y en sus familias; aunque sea difícil terminar de dimensionar ese resultado, este programa permitió construir nuevas dinámicas de aprendizaje y creemos que no hay mejor lugar que Jóvenes y Memoria para visibilizar esta formación”, resumió Eugenia.
Más allá del abanico temático en perspectiva de derechos humanos y en clave pasado-presente, Jóvenes y Memoria también debe ser leído desde su mirada espacial. Punta Alta y Ensenada, también Bahía Blanca o Avellaneda, la lista es larga: 780 equipos de la región del Gran La Plata y el conurbano bonaerense y otros 420 del interior de la provincia. La diversidad y amplitud de la muestra sirve para trazar una agenda de derechos humanos que se construye desde el territorio.
Con la XV convocatoria en marcha, la Comisión Provincial por la Memoria comienza un largo recorrido que incluye más de 20 regionales y jornadas de capacitación y cierra con el encuentro final en Chapadmalal. “Es un programa más amplio que trasciende cada instancia, nos brinda la posibilidad de crecer personal y profesionalmente, de intervenir, de transformar y de seguir convocando a nuevos jóvenes”, resumió Belén Azpilicueta, docente de Punta Alta.
“En Jóvenes y Memoria no se trata de contarles la historia a las nuevas generaciones, de ‘bajarles línea’, de transmitirles un legado, se trata de potenciar sus voces, su capacidad de hacer preguntas, su curiosidad. La Comisión Provincial por la Memoria apuesta a la libertad y el compromiso con el otro, como forma de vivir en democracia. Y a contrapelo de lo que se dice habitualmente sobre los jóvenes, que no se comprometen, que no les importa nada, que son indolentes, nosotros comprobamos año a año que, cuando la interpelación a su responsabilidad va de la mano con la libertad, los jóvenes responden masivamente a la invitación” concluyó Sandra Raggio.
Participan, intervienen, se comprometen. Se encuentran y piensan su propia realidad, luchan contra el olvido y las injusticias. El derecho a la memoria como política reparatoria pero también como herramienta para pensar las vulneraciones de derechos en el presente. El territorio Jóvenes y Memoria en movimiento, una vez más como desde hace 15 años