En pleno S XXI, resulta hipócrita el festejo de lo que no es. Mucho se ha logrado pero no hay balance por cuánto falta. Aumenta en forma alarmante la cantidad de femicidios. Aún se venden esposas niñas en determinadas culturas. El precio de la mano de obra trabajadora es menor que la del varón. La trata de personas privilegia el género para la explotación sexual y laboral. Ni hablar de quienes han elegido esta identidad dentro de un cuerpo equivocado. Su andar transcurre muchos pasos atrás.
Porque amamos al hombre, no deseamos “completarlo” ni que nos convirtamos en “su otra mitad”. La humanidad es una, pero las diferencias construyen lo virtuoso. Porque la lucha continúa en silencio, silenciada, entre gritos, festejada sin razón, convocamos a quienes privilegien lo humano por sobre la identidad de género.
A ti, mujer que amamantas y educas las maneras de sentir, de ser arquitectos del futuro, ya en la reserva amorosa de la familia, la revuelta en las fábricas, las calles que denuncian la dirección del mundo, decimos: Juntas somos más. A los compañeros, aquellos que sueñan que llegará el día que no sea necesario nombrar un género para describir lo humano en justicia social, decimos: ¡Gracias!