Tras ser notificada de la muerte de su hijo, Viviana Cadavieco se acercó a la UFI 5 de La Plata para obtener más información y comenzar los trámites para retirar el cuerpo. Sin embargo, la única respuesta que consiguió fue el maltrato. Así lo describió Laura Olivera, integrante de Familiares y Amigos de Luciano Arruga, en diálogo con La Retaguardia: “la única información que habíamos podido recabar entre todo el lunes fue que parecía que el cuerpo estaba en la morgue de La Plata y todo lo que tenía que ver con la investigación estaba en la UFI 5. Por ese motivo, Viviana se presenta sola el martes (29 de diciembre) en la UFI, donde es muy maltratada porque ella es pobre y no tiene quizás ese capital simbólico como para poder desarrollarse, ni tampoco era un letrado. Empiezan a acusarla desde un lugar moral como de madre abandónica, de por qué se presentaba ese día y no antes, argumentando que el hijo había fallecido el martes 22. Quien realiza este maltrato es una persona que trabaja en la UFI 5 que se llama Jesica Morán, quien a su vez le niega información y desconoce además el paradero del cuerpo”.
Esta situación surge de una primera irregularidad que se comete en la UFI 5: “allí se presenta una persona, una mujer de unos 30, 35 años, argumentando que era la concubina de Sebastián, y con el solo hecho de decir esto le habilitan el oficio para poder presentarse en la asesoría pericial que es donde está el cuerpo de Sebastián, dato del que nos enteramos el miércoles 30, porque Viviana hasta el martes 29 no lo sabía, porque por momentos le decían que el cuerpo ya había sido entregado y llevado a Junín, y por otro lado le decían que el cuerpo ahí no estaba, y Viviana entró en pánico porque no sabía dónde estaba el cuerpo de su hijo”, explicó Olivera.
Ante este hecho, se redactó un habeas corpus y Olivera se presentó con Viviana en la UFI el miércoles 30: “no lo quisieron tomar porque decían que debía hacerlo el Juzgado en turno que es el Nº 2; ahí fuimos y nos presentamos con el habeas, nos atendió el secretario del juez que casi nos desestima, pero finalmente lo aceptaron muy a regañadientes y tratando de justificar el accionar de la UFI pese a lo que nosotros estábamos denunciando. Ellos nos volvían a decir que el cuerpo había sido bien entregado a la persona que se había presentado como su concubina. A lo que nosotros seguíamos diciendo que esa persona era totalmente desconocida para la familia. Tras tomarnos el habeas, el secretario del juez empezó a enrollar en un vericueto burocrático a Viviana sin decirle dónde estaba el cuerpo, hasta que en un momento lo interrumpo y le pregunto ‘¿dónde está el cuerpo? Vos tenes que saberlo’. Y él me dice que no sabía dónde estaba. Entonces nos deja esperando, se comunica con la UFI, y ahí le dicen que el cuerpo está en asesoría pericial, lugar que depende de la Corte de Provincia de Buenos Aires porque todo lo que tiene que ver con personas privadas de su libertad o cualquier persona que haya fallecido y en el medio esté una fuerza de seguridad no la mandan a la morgue policial para que justamente la autopsia no la realice la policía científica. Nosotros desconocemos si se hizo la autopsia, calculamos que sí, pero a Viviana no le dejaron ver el expediente en la UFI. Nosotros nos volvimos a presentar con ella al mediodía, y les dije que necesitaba que me muestren en el expediente dónde está este papel legal que da cuenta del concubinato entre esta persona que se presentó y Sebastián en vida. Nos demoraron un montón de tiempo ahí y después la llamaron a Viviana aparte, no me dejaron entrar a mí a la reunión con el secretario del fiscal, después el secretario salió y Viviana estaba muy shockeada porque le dijeron que iban a suplantar el oficio anterior con uno nuevo donde le daban el cuerpo a Viviana. El secretario del fiscal no tenía conocimiento de que el día anterior Viviana ya había estado, de que no solo la habían tratado de mala madre sino que además le habían dicho que era imposible volver a hacer otro oficio; la mandaron a recorrer todos los registros civiles de La Plata para que buscara el acta de defunción, después le dijeron que por qué no iba a hablar con su nuera y le pedía los papeles a ella, cuando Viviana les estaba diciendo que era una persona que no conocía, la verdad que la desgastaron durante todo el martes”.
“Lo que a nosotros nos preocupa es que según nos relataron es muy probable que esta persona que se presentó tenga todos los papeles originales, ya sea desde el oficio hasta el acta médica forense, y no sabemos si también tiene todos los papeles originales del acta de defunción”, agregó la integrante de Familiares y Amigos de Luciano Arruga.
Maltrato cotidiano
Respecto al maltrato recibido por Viviana, Olivera aseveró: “se trata de personas con pocos recursos en un estado de vulneración de derechos de por sí en su vida, y se encuentran con esta clase de instituciones que son monstruos burocráticos que lo primero que hacen es empezar a denigrar y desgastar a las familias en trámites que ellos no saben cómo se hacen, que cuando quieren hablar no son escuchados, es desgastante. Y en esta situación es muy angustiante porque ya de por sí la madre tuvo que hacer a un lado el duelo de su hijo para poder armarse en lo que tenía que ver con saber dónde estaba el cuerpo de su hijo y que se lo dieran, porque ella es la mamá y sus hermanitos están esperando poder velar y enterrar el cuerpo como corresponde”.
A su vez, en la primera visita a la UFI realizada por Viviana le negaron información de la causa por no estar junto a un abogado. Es decir, la obligaban a reunir dinero del que carece para contratar uno porque según le dijeron los penitenciarios solo se le brinda información a un letrado. Sin embargo, existen medios que denuncian estos hechos como Agencia para la Libertad y organizaciones como Familiares y Amigos de Luciano Arruga que acercan su apoyo y solidaridad incondicional para ayudar, en este caso a Viviana, a salir adelante y por lo pronto recuperar el cuerpo de su hijo asesinado.
De aquí para allá
Las idas y vueltas se hicieron interminables. Hasta Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga y compañera de Olivera en el grupo de Familiares y Amigos, estuvo todo un día acompañando los trámites. Olivera cuenta en pocas líneas horas y horas de espera: “después de tenernos una hora y media que si que no en el Registro Provincial de las Personas, nos mandaron a la otra punta de La Plata, a la sede central del registro, donde después de tener un enfrentamiento más con la gente de mesa de entradas nos dejamos pasar al área de legales donde se habían comunicado desde esta primera oficina a la que fuimos. Nos presentamos en la subdireccion de asuntos legales y ahí por primera vez nos atendieron humanamente y nos tomaron el oficio dando curso a un expediente para que se vuelva a rehacer la documentación”, ya que el original de la partida de defunción fue entregado a la chica que se presentó para pedir el cuerpo.
La misma madre junto a su abogado tuvo que entablar diálogo con la joven que se encuentra en Junín para recuperar esos papeles, que les fueron entregados sin que acreditara ningún vínculo.
Al cierre de esta nota, el cuerpo permanecía en la asesoría pericial. Es fácil imaginar que si no se tratara de una familia pobre y de un joven preso, este camino que bien podría ser una comedia si no fuera vida real, no se sostendría en el tiempo.
¿Cómo murió?
De todos modos, además de lograr que se entregue el cuerpo de Sebastián, se abre otro camino a transitar qué es saber qué es lo que le ocurrió en el Penal de Olmos la noche del 21 al 22 de diciembre pasado: “oficialmente no nos dijeron cómo murió Sebastián. La causa está caratulada como averiguación de causales de muerte. Con el secretario del fiscal discutimos porque cuando le hablo de las irregularidades que hubo en la fiscalía, él me dice que no son irregularidades, ‘esto fue una excepción que se saldó por suerte en este momento como estás viendo’, a lo que le contesté que el día anterior había ido la madre y esto no se había solucionado, sino que se solucionó porque estamos nosotros acá tratando de poner cierta presión para que a ella le restituyan el cuerpo de su hijo. No es una situación que se presentó la madre y todo se corrigió, y esto es una irregularidad, ellos no le pueden estar dando un oficio del cuerpo de una persona a cualquiera que se presenta y por el solo hecho de nombrarse como familiar. Por otro lado, le habían cambiado el apellido a Sebastián, él se llama Sebastián Nicolás Acosta, tiene el reconocimiento del apellido del padre; en el penal lo anotaron, como suele pasar, con el apellido de la madre y del padre, pero en lo que tenía que ver con la conformación del oficio estaba como Sebastián Nicolás Cadavieco, o sea que era una persona que no existía y nosotros no podíamos permitir que nos den un oficio para que después se labre un acta de defunción de una persona que no existe, porque quien existe es Sebastián Nicolás Acosta. Tuvimos que pedir dos veces que corrigieran el oficio y nos seguían argumentando que esa era la información que les había llegado del penal, a lo que nosotros les pedimos que miraran la partida de nacimiento. Hay una institución que reconoció el nacimiento de esta persona y cómo su mamá lo nombró, entonces tratemos de respetar la integridad de la identidad de esta persona porque esta persona se murió y no está para defenderse de las atrocidades que ellos le están haciendo”.
Mientras tanto, la madre continúa en la espera. Algún día, pronto, quizá pueda encontrarse con el cuerpo de su hijo. Eso parece posible. Luego, entre el duelo, restará saber cómo murió.