Sería un error entender este fallo como un acto de justicia de parte del poder judicial. No se trata simplemente de que “la verdad salió a la luz” en lo que respecta a la inocencia de Luna, sino que se trata del triunfo de la movilización, la difusión y la constante denuncia por parte de su familia, del armado de la causa contra un pibe pobre y trabajador. La solidaridad de los que luchan, el hecho de haberse integrado la Comisión Provincial por la Memoria como veedora del proceso, han sido fundamentales para lograr la absolución de Luna y para desarmar lo que era el plan perfecto de la impunidad policial.
A poco más de 1 año y medio del homicidio de Novillo, se demostró judicialmente que Leonel Luna nunca estuvo en el lugar del hecho. Lo que probablemente nunca sepamos es quién o quienes mataron a Adrián ni por qué la policía que rondaba el lugar no hizo nada para evitarlo. Lo que sí sabemos es por qué en lugar de investigar el hecho, poder judicial y policía, eligieron armar una causa sin pruebas contra un inocente: para mantener sus negocios y su impunidad sin dar explicaciones, a costa de los pobres.