No es nada personal”, le dijo el fiscal Marcelo Varona Quinternosian cuando pasó al lado de Luz Gómez después de su alegato. Un rato antes había pedido perpetua para ella y su pareja, Diego Romero. Los dos están acusados del homicidio de Roberto Castillo en 2011 en Castelar. Una mochila que ellos perdieron en un remís es la única prueba de la que se aferró la policía para detenerlos y abrirles una causa penal. Por esto, la pareja de jujeños, sin antecedentes previos, estuvo dos años presa. El próximo miércoles 26 a las 11 de la mañana, los jueces del Tribunal Oral Criminal 5 de Morón darán a conocer el veredicto. Su abogado, Eduardo “Negro” Soares, pidió la nulidad del proceso y la absolución.
“Más allá de la resolución, nosotros estamos satisfechos porque dejamos en evidencia que la fiscalía investigó mal. Esto el fiscal no lo vio, se sigue agarrando de una rueda de reconocimiento mal hecha que tuvo irregularidades”, dijo Luz a Infojus Noticias, a la salida de la audiencia. Afuera la esperaban cientos de militantes de organismos de derechos humanos y sociales que vienen acompañándolos. “Libertad definitiva ya para Luz y Diego”, dicen las remeras amarillas que llevan puestas en cada jornada.
El debate oral comenzó la semana pasada. Hoy fue el turno de los alegatos y las últimas palabras de Luz y Diego. Durante las tres primeras audiencias y las declaraciones de una veintena de testigos quedó demostrado cómo ellos olvidaron la mochila después de hacer una compra en un supermercado. También pudieron explicar lo que estaban haciendo el día del crimen, el 1 de octubre de 2011. Hay testigos y boletas de tarjetas de crédito que dan cuenta que ni Luz ni Diego estuvieron ese día en Castelar.
Además, en las tres jornadas de juicio y oral y público se pusieron de relieve todas las irregularidades que se produjeron durante la instrucción. “Antes de la rueda de reconocimiento, a mi me cortaron el pelo en una celda con una maquinita”, declaró Diego entre sollozos el último miércoles. El joven tenía en ese entonces el cabello largo. El identikit del supuesto asesino mostraba un hombre con barba candado y pelo corto. Al Diego lo señalaron en la rueda después del corte de pelo.
A pesar de que la única prueba que los incrimina es un certificado de vacunas y una rueda de reconocimiento irregular, el fiscal general de la Unidad Fiscal de Instrucción 7, Matías Rappazzo, pidió que llegaran a juicio. Los organismos de derechos humanos dicen que es una “causa armada”. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó un Amicus Curiae por ellos. “El CELS ha observado que el caso de Gómez y Romero presenta una serie de particularidades que requieren de especial atención de la Cámara y que podrían determinar que nos encontramos frente a una causa armada, en el sentido que se direccionó la investigación hacia los imputados sin prueba determinante”, dice el escrito que lleva la firma de la directora del Área Justicia y Seguridad, Paula Litvachky y el abogado Mariano Lanziano.
La primera semana del debate desfilaron por la sala de audiencias de los Tribunales de Morón distintos referentes sociales y de organismos de derechos humanos. En tres años la pareja sembró un amplio apoyo. Todos coinciden en que se trata de una “causa armada”. El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel presenció las declaraciones de Luz y Diego. Nora Cortiñas se sentó en la primera fila con su pañuelo blanco. Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga, estuvo en cada uno de los encuentros. Leonardo Santillán, el hermano de Darío, también participó del debate oral. Pablo Pimentel de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH) los acompañó. También estuvieron los diputados del Frente para la Victoria Horacio Pietragalla y Leonardo Grosso.
El misterio de la mochila
Las rutinas de Luz y Diego, dos jujeños que habían venido a trabajar a Buenos Aires hacía tres años, cambiaron para siempre aquel 21 de diciembre de 2011 a las 7 de la mañana, cuando un grupo de policías entró a la fuerza en la casa que alquilaban en Villa Ballester. En la DDI, de Merlo un defensor oficial les contó que los acusaban de un asesinato.
El crimen había sido dos meses atrás: una pareja había llegado a la casa de Mercedes del Valle Ríos, en Castelar, con la excusa de comprar ropa para un bebé. En realidad, habían planificado el robo. El marido de la mujer estaba durmiendo la siesta. Roberto Castillo – trabajaba de colectivero en la línea 216- salió con un revólver calibre 32 que no llegó a empuñar. La pareja sacó un arma, le disparó un tiro en la mano y dos más en la cabeza. El hombre murió en el acto y ellos escaparon.
Cuando la policía llegó al lugar a recoger pruebas encontró una mochila. Adentro había un certificado de vacunas de Zaira Romero, con fecha del 21 de septiembre de 2010. Zaira es la hija de Luz y Diego, y en aquel momento tenía dos años. Los jujeños nunca habían pisado Castelar. El día del crimen estaban en el Shopping Soleil, en Boulogne, comprando ropa. Está comprobado con testigos que perdieron la mochila con la ropa y el certificado de vacunación de su hija el 2 de julio de 2011. Además, un estudio de ADN sobre una mancha de sangre levantada a metros de la casa donde sucedió el crimen determinó que se trata de un perfil genético que no pertenece ni a Luz ni a Diego.