Si el objetivo del mandatario fue ganarse la confianza de estos hombres y mujeres lastimados por la tragedia, no lo logró: ‘‘La confianza no se pide, la confianza se gana con hechos”, advirtió el líder estudiantil David Flores Maldonado, de la dirigencia de la Normal de Ayotzinapa. Fue una reunión ‘‘de simples promesas, cuando lo que queremos son hechos. Queremos a nuestros compañeros de regreso en su escuela’’.
Fue un encuentro que, según los acompañantes del colectivo de familiares, empezó alrededor de las dos de la tarde y se prolongó hasta cerca de las siete; finalizó sin algún indicio en firme sobre el paradero de los 43 jóvenes que hace 34 días fueron detenidos por la policía de Iguala y siguen desaparecidos. Una vez concluido el intercambio, que no debió haber sido fácil, faltaba amarrar con un documento firmado el contenido de la intensa reunión. Pero al parecer la Presidencia no tenía previsto que el mandatario firmara nada.
Y entonces empezó otro forcejeo, que demoró dos horas más, ya que, como explicó el representante jurídico de las familias, Vidulfo Flores, de la organización Tlachinollan, ‘‘como dicen en los pueblos indígenas: las palabras se las lleva el viento’’. Y la comitiva no salió de Los Pinos hasta lograr que Peña Nieto, el procurador Jesús Murillo Karam y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, regresaran al salón donde sesionaron y estamparan sus firmas en una minuta con los diez puntos acordados.
Melitón Ortega, otro de los padres, comentó sobre el mensaje que el Presidente leyó en cadena nacional, sin dar tiempo a que el colectivo de víctimas llegara al Centro Pro de Derechos Humanos para dar su conferencia de prensa. ‘‘Él ya anunció que ya llegó a acuerdos, que sale contento porque ya hay un acercamiento. No se da cuenta, él o algunas personalidades políticas, que el sufrimiento no se negocia, que las vidas humanas no tienen precio. Que sepan que como padres de familia no nos interesa si el gobernador renunció o no. Lo que nos interesa es rencontrarnos con nuestros hijos en la normal’’.
Al levantarse la sesión, quedó abierta la posibilidad de un nuevo encuentro con el Presidente, y para entonces, prometió Peña Nieto, ‘‘sí va a haber respuestas’’. Pero los familiares condicionaron esta cita a que ‘‘haya respuestas tangibles’’, aclaró el abogado. ‘‘Y esto, desde luego, no es una ruptura’’.
Según como los padres reseñaron la reunión, fue un encuentro lleno de recriminaciones amargas: ‘‘Le dijimos: no confiamos en su gobierno y si usted no se cree competente para dar resultados, que vengan de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos’’, dijo Felipe de la Cruz.
Emiliano Navarrete relató: ‘‘Yo le dije que no vengo a Los Pinos a pedirle un favor, sino a exigirle, como mexicano que soy, que me responda por qué acribillaron a nuestros muchachos, Yo digo que mi hijo no está desaparecido, fue raptado por uniformados. Y le demandé: ¿por qué no llamó a cuentas al presidente municipal desde el primer momento y en lugar de eso dejó que escapara como rata?’’
Y el declarante asegura enseguida que también le expresó al mandatario federal: ‘‘¿Acaso usted va a salir huyendo como los demás?”
Amplió la idea David Flores: “Las personas que los raptaron tienen uniforme de una corporación que depende del gobierno. Queremos que se borren la idea errónea de buscar a nuestros compañeros solo en fosas o basureros”.
Al encuentro también asistió el padre de Édgar Andrés Vargas, uno de los jóvenes heridos en el ataque policiaco del 26 de septiembre en Iguala. ‘‘Es indignante que mi hijo pudo morir asfixiado porque los militares, como se lo dije al Presidente, impidieron la atención inmediata en un hospital’’, dijo Nicolás Andrés Cuadro. Este estudiante recibió un balazo en la boca que le destruyó el maxilar y requiere de una costosa reconstrucción facial. Otro muchacho, Aldo Gutiérrez, yace con muerte cerebral.
Participó además Marta Isela Echeverría, hermana de uno de los estudiantes que murieron por disparos de la policía estatal en la Autopista del Sol, el 12 de diciembre de 2011. Los autores del hecho salieron ya de prisión, denunció, y el gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero dejó el Ejecutivo estatal con licencia ‘‘diciendo que se iba con las manos limpias, pero ¿quién dio la orden de que se matara a esos dos jóvenes?”
Los compromisos
El abogado Vidulfo Rosales resumió el sentido que para ellos tienen los compromisos firmados por el Presidente. En cuanto a la búsqueda de los jóvenes, se acordó un rediseño de las estrategias, que intensifique su localización con vida y ponga énfasis en un mayor despliegue de fuerzas y recursos.
Se deberán ampliar las facilidades para el trabajo del equipo argentino de antropología forense y una mayor coordinación con la comisión mixta de Seguimiento para evitar que noticias de hallazgo de cadáveres lleguen primero a la prensa que a los padres.
Destacó como significativos los acuerdos que permitirán la redignificación de las normales rurales, subsanando sus carencias de infraestructura pero, sobre todo, el compromiso de que las autoridades dejarán de vincular a los estudiantes con grupos de la delincuencia organizada para poder perseguirlos y criminalizarlos.
Por último, Mario Patrón, dirigente del Centro Pro, abundó sobre la discusión: ‘‘Se le dijo al presidente Peña Nieto que esto debe ser una inflexión, no un retorno al pasado’’.