Paniagua era un procesado de esos conflictivos, de los que abundan en San Cayetano. Que reaccionan violentamente ante el maltrato, las golpizas, las vejaciones, el hacinamiento, y el excesivo – y de fácil circulación – consumo de tóxicos.
Seguramente, Paniagua agregará un ser humano mas a la lista de muertos en y por la prisión, al igual que Carlos Alberto Duarte, también “suicidado” en los pabellones de aislamiento de la Unidad Penal 6, allá por las navidades del 2006. Caso Cerrado.
O probablemente sucederá lo que ocurrió con Andrés Vázquez, encontrado muerto al costado de un arroyo, en la Granja Yatay, (UP4) en mayo del 2009, de cuyo deceso se dijo inicialmente que fue por causas naturales y la autopsia reveló que había sido estrangulado. Caso Cerrado.
O Raúl Sánchez, muerto a golpes por personal penitenciario, en enero de 2012. Sánchez enterrado, penitenciarios liberados. Caso Cerrado.
Aquí la autopsia, ¿revelará los golpes? ¿La investigación determinará las razones del aislamiento, y quien/quienes lo golpearon y estrangularon en una celda de aislamiento, de la que solo los penitenciarios tienen las llaves? Misión cumplida. Una muerte mas, en un sistema que – aunque su consigna sea “resocializar”, está pensado desde la crueldad, y solo sirve para aislar, envenenar y matar.