(APL) “Cada vez que me cruza el jefe de estudios Lucas García, me vuelve a reiterar que si sigo jodiendo me va a mandar un “coche bomba” para que me dé una puñalada. ¡Ayúdenme, solo contra una institución perversa como el Servicio Penitenciario Bonaerense, no puedo”. Este es el grito desesperado de José que traspasó los muros de la U-12 para denunciar que un “coche bomba”, (preso reclutado por el servicio que “explota” contra otro detenido y lo mata), pondrá en riesgo su vida, de modo inminente. Lo que “jode” al alcaide García es que José vaya a estudiar a la Facultad de Humanidades de La Plata para lo cual debe ser llevado en un móvil penitenciario. Cómo lo evidencian los hechos, al gris oficial García le “joden” el trabajo propio y el estudio ajeno, aunque le paguen un sueldo para garantizar ambas cosas. Por su parte, la jueza de Ejecución María del Carmen Rodríguez Melluso ni siquiera conoce personalmente a Ruiz Díaz, al tiempo que jamás respondió uno solo de los comparendos que envió el detenido, aunque cobre una jugosa asignación para garantizar la vida y la integridad de los cautivos. Estos hechos se reiteran con otros seis prisionero, quienes ya resignaron el pasado año lectivo y también el actual. Asimismo, la U-12 carece de un penitenciario que lleve los escritos judiciales con lo cual éstos duermen cajoneados durante meses. Toda nuestra solidaridad con lucha de José, culpable de estudiar historia, hecho que el Servicio Penitenciario Bonaerense castiga con la pena de muerte.
Agencia Para La Libertad, periodismo de intervención social
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