(APL)“Nuestra cita es con la Memoria que no se deja domesticar, con la memoria que no estafa, con la memoria, que rinde homenaje a nuestros 30000 compañeros detenidos desaparecidos y a sus sueños y se compromete con las luchas obreras y populares del presente. Este 24 de marzo nos encuentra luchando contra la impunidad de los genocidas, contra las impunidades del presente, contra la represión y la criminalización de la protesta, contra el ajuste a los trabajadores y el saqueo del país”. Este texto de Memoria, Verdad y Justicia focaliza una de las cuestiones centrales de la línea de continuidad entre la dictadura cívico-militar, iniciada en 1976, y el actual gobierno. Por caso, la dictadura nunca se fue de la pobreza, por eso muere un pibe cada 28 horas por gatillo fácil en los barrios más vulnerables, por eso hay 80 desapariciones, entre ellas la de Julio López y Luciano Arruga. Por eso fueron extraditados los 6 dirigentes campesinos paraguayos, entre otros, a la justicia stronissta, en una especie de Plan “Condorito” Siglo XXI. Por eso sucumbieron 2400 presos y cautivas en la década pasada,entre ellas, María Laura Acosta, Cecilia Hidalgo, Yanina Hernández Painnefil, Silvia Romina Nicodemo, Romina Leota, Vanesa García Ordoñez, Ema Alé, Noelia Randone y Florencia Cuellar. Por eso, los familiares de las víctimas de la represión estatal marcharon ayer con sus banderas, porque el asesinato y la tortura de seres humanos esposados es un acto disvalioso siempre. Lo perpetre una dictadura o el gobierno constitucional que llovó más alto la ferocidad represiva, contra los pobres,luego de la tiranía.