«Hilda y Freud, amor en clave diván»

Desde que se apagaron las luces hasta que se volvieron a encender en la sala de La Clac asistimos, tal vez, a un viaje heideggeriano, metafísico de la búsqueda del ser, eso que Heidegger desarrolla tan bien en esa dialéctica inconclusa entre el ser y el ente en la obra de arte.

La búsqueda del “ser”, la búsqueda de “lo poético” ahogado en la “cosificación” de Hilda y que Freud lo vuelve a hacer fluir; pero qué Freud. No es para Hilda el Doctor Freud, es el “Profesor” (así lo llama durante toda la historia), el “profesor”, el que descorre el velo que bloquea el lenguaje, lo poético.
La obra hace fluir el “ser” desde los intersticios de la “cosificación”, hace conocer lo otro, revela lo otro. Gracias Hilda! Gracias Freud! Gracias Florencia! Gracias Alfredo!