«La humedad de los ombligos»

Oscar Castelnovo

Próximamente, quizá mañana, Diputados tratará y todo indica que se aprobará la Reforma a Ley de Ejecución Penal 24660 que “sepultará” a los privados de libertad arrasando sus derechos…
Todo lo que tenga como objetivo reforzar el imaginario represivo está condenado al fracaso.Como buen abolicionista de la cultura represiva, no tengo más que repudiar este tipo de medidas.
La cárcel no resuelve conflictos, la cárcel no contribuye a solucionar el problema de la inseguridad, la cárcel no resocializa, reeduca y/o reinserta a nadie. Lo que produce la cárcel es exactamente lo contrario. Más conflictos, más violencia, más inseguridad, más seres humanos degradados, resentidos y enemistados con la vida. Lo único que tenemos que hacer con la cárcel es destruirla.
Promover su abolición. Dinamitar los muros. Todo lo demás es perverso. Todo lo demás es suicida. Todo lo demás es inhumano. Todo lo demás es propio de mentalidades escabrosas, retrógradas y completamente sádicas. Mentalidades escabrosas, retrógradas y sádicas que, lamentablemente, son regla y no excepción. Y estos políticos insisten porque tienen la certeza de que este tipo de medidas son rentables electoralmente.Y tienen esa certeza, porque en verdad lo son. Como sociedad somos una mierda. Nos encanta “vigilar y castigar”. Y esto no es nuevo. Desde hace miles de años que venimos naturalizando esta manera de vivir. Naturalizamos la segregación. Naturalizamos el encierro. Naturalizamos la expulsión. Expulsamos al que molesta. Lo exterminamos. O militamos por su exterminio. La represión se hizo norma. La represión devino CULTURA. Cultura oficial.
Lo aprendimos de Dios. Lo aprendimos de Platón. Lo aprendimos del monoteísmo religioso y las filosofías helénico-latinas con pretensión universal. Alguien nos convenció de que existe una única verdad. Alguien nos dijo que esa verdad estaba arriba. Que todo lo demás era basura. Alguien nos dijo semejante estupidez. Y le creímos…

Hace poco, a días del femicidio de Micaela Garcia estuviste en “Intratables” y pudiste hablar un poco, no tanto. En un momento te enojaste y dijiste “Ah, ¿ustedes quieren amarillismo, quieren crímenes? E ibas a mencionar algo de la Biblia y ahí te cortaron. ¿Qué ibas a decir? – La biblia odia a las mujeres, así como también odia a todo lo que podría considerarse diferente.
A los otros. A los no creyentes. A los rebeldes. A los que no aseguran el devenir sin sobresaltos de cierto orden establecido. De eso tratan, en definitiva, las religiones monoteístas a las que hicimos referencia. Desde el principio. Cual mandato estructural. El mensaje es clarísimo. “Sentirás atracción por tu marido y él te dominará”. Génesis 3:16. En el Levítico (12:1-5), por ejemplo, la mujer que da a luz a una niña debe purificarse el doble de tiempo que la mujer que da a luz a un varón. En el Deuteronomio (22:28-29), sin ir más lejos, se avala la violación: “Si un hombre encuentra a una mujer virgen que no está comprometida, la toma por la fuerza y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el hombre que se acostó con ella deberá pagar al padre de la joven cincuenta sicios de plata y ella será su mujer”. En la biblia la mujer es tratada como una cosa. Como un ser malicioso, manipulador. Como alguien que debe ser obediente con el marido. Como alguien que no debe preguntar ni hablar más de la cuenta. En la biblia hay empalamientos. Violaciones a gran escala. La biblia es terrorífica. En sus páginas sólo encontramos terror. Y esto son apenas algunos ejemplos.

A la vez, los femicidios tienen rating disvalioso todo el día, se compite a ver quién da los aspectos más morbosos, no se profundiza el debate en busca de políticas que prevengan esto. Uno se pregunta qué sería de los medios sin los femicidios, cuánta pauta publicitaria menos tendrían, cuánto dinero menos les ingresaría. Creo que muchos medios multiplican los femicidios, son parte de sus negocios…

Y hay algo casi matemático, te diría: Si sumamos las víctimas mujeres del Estado represor y comparamos esa cantidad con las víctimas de los femicidas, la proporción es mínina en el sentido de que el número de las víctimas del Estado es ciento (y miles) de veces mayor: Desde la persecución y quema de brujas hasta lo que representa el Estado violento constituido por una cultura inspirada en el mandato judeo cristiano donde se naturaliza la violación y el rol secundario de la mujer, donde incluso hay violaciones legitimadas desde el dogma religioso en la Biblia. Hoy los grandes medios tienen el mismo comportamiento al cuestionar si la víctima hizo algo para provocar, si estaba vestida de una manera determinada por ejemplo. Eso lo vemos en el texto bíblico. A partir de ahí tenemos que ser prudentes a la hora de pedir soluciones que vengan de la misma matriz ideológica que origina el problema.

Mirá, hay un dato que siempre me llamó la atención: el origen de las cárceles coincide con la explosión del capitalismo, la Revolución Industrial, etc., que a su vez coinciden con el desarrollo de los códigos penales tal como los conocemos en la actualidad, donde el delito contra la propiedad ocupa un lugar preferencial. Y el abordaje mediático de los delitos como si se tratara de novelas de Agatha Cristhie, desde la espectacularidad, también coincide con esta época. Previo a este fenómeno conjunto, los medios de comunicación le dedicaban columnas laterales, marginales, redactadas con un tono meramente descriptivo, sin adjetivar ni hacer eje en todo ese morbo que conocemos en la actualidad. Creo que esta relación es parte de una manera de entender la conflictividad que, evidentemente, deja rédito. El aparato represivo es una variable de ajuste que garantiza el funcionamientro de ese modelo económico-político. Y si no son los femicidios van a ser los jubilados muertos, los secuestros expres… Es la manera de entender el castigo y la violencia estatal como un espectáculo redituable. Lo entienden de esa forma y por eso cada vez son más escabrosos los detalles, hay una música de fondo que como en las películas de Alfred Hitchcock, hay suspenso, hay relato y adevertencias que te generan tensión “Contenido no apto para niños y adolescentes” como si eso los hiciera ver como mejores personas. Hay una hipocresía instalada y me interesa visualizarla en un contexto estructural cultural, para no dejarnos engañar pensando que se da simplemente ahora. La lógica del terror como mecanismo de ajuste para disciplinar y generar control social también se visualiza en la Biblia y en aquellos discursos filosóficos que condicionan nuestra forma de pensar.

ALTERNATIVAS AL ENCIERRO

Hay un sistema en Holanda de resarcimiento del bien robado y de penalidad no carcelaria en donde si el culpable no puede restituir, el Estado interviene tanto para el resarcimiento como para imponer sanciones que son alternativas al encierro.
Sí. De hecho nosotros proponemos que prioritariamente prescindamos de la lógica judicial pero que, en una transición, el Estado sea lo que debió ser siempre, un tercero auxiliar. Es decir que cuando no logramos un acuerdo aparezca el Estado. ¿Por qué digo esto? Porque en el sistema contemporáneo el Estado no es ese auxiliar sino el protagonista. Desde que el sistema penal se burocratizó y se profesionalizó en la Inquisición, en el siglo XIII, el Estado se apropió de la controversia privada. Generar una de esas conductas que hoy conocemos como delitos no es una afectación a una persona en particular sino ni más ni menos que una afectación al propio Estado. Cuando vos cometés un delito el ofendido no es la persona que padece el daño sino el Estado, a partir que son consideradas acciones de orden público. Esto es algo que debemos cuestionar. Parece un detalle menor pero cambia el orden de los factores y hace que nuestra manera de entender la conflictividad sea otra. Y hace que seamos protagonistas de la controversia que en definitiva protagonizamos.

¿Qué lugar ocupa la lucha de clases en esa conflictividad?
La luchas de clases es también una consecuencia de la cultura represiva. Es un elemento más como las luchas de género, raciales, hay diferentes estigmatizaciones que generan segregación y que te posicionan un universo gigantesco de un lado y, de otro, un universo de quienes conservan el poder. La lucha de clases es un elemento central en la mirada abolicionista de la cultura represiva pero no es “el” elemento ni el eje de nuestros análisis, que son mucho más complejos. Porque, en definitiva, también hay estigmatizaciones intraclases. A partir de ahí, intentamos visualizar el porqué llegamos a esta manera de entender la vida en términos binarios donde ciertos sectores están anulados y otros posicionados arriba pudiendo hacer lo que quieran con aquellos, desde meterlos presos hasta decirles que están locos u ofrecerles un trabajo y silenciarlos para siempre. Son diferentes técnicas de disciplinamiento que responden a la misma lógica de la verdad única y la segregación.

Te escuché decir que el juez Eugenio Zaffaroni no es abolicionista y muchos medios lo presentan como tal…
Y no lo es, porque no cree en la abolición del sistema penal y mucho menos se plantea la abolición de la cultura represiva. Tiene otra manera de entender la problemática de lo que podríamos denominar la cuestión criminal. Le da, al Derecho Penal, la función positiva de contener la violencia estatal, lo que denomina el poder punitivo. Él cree en el derecho penal liberal, cree que es importante que exista a los fines de contener a ese Estado que, sin derecho penal y sin garantías actuaría en forma despótica. Está claro que Zaffaroni no es abolicionista ni quiere discutir en estos términos. Lo ha dicho en el prólogo que nos hizo para el libro que publicamos en 2012: “El abolicionismo me da herramientas para discutir, pensar y profundizar, pero no es un proyecto con el que me identifique” Para él, el abolicionismo es una charla para tener en un café de París. Y para nosotros es un proyecto político que se puede empezar a materializar ya, limitando la construcción de nuevas unidades carcelarias, por ejemplo, como se hizo en el marco de los manicomios. En Argentina no se construyen más manicomios y podemos hacer lo mismo con las cárceles. Si tenemos en cuenta que la mayoría de los delitos que hoy están generando población penitenciaria, están vinculados a delitos contra la propiedad o a las drogas, y que la mayoría de los fenómenos que nos preocupan conforman un universo minoritario, la conclusión no es que faltan cárceles sino que sobran, que hay cárceles que están de más y hay que ir cerrándolas progresivamente, hay que eliminar el certificado de antecedentes penales, hay que trabajar en la reincidencia y reformular el Patronato de Liberados, hay que replantear el instituto de la prisión preventiva que afecta a un 60% de los presos y en algunos lugares hasta un 90%. Hay que trabajar en esos límites y darle a la complejidad el lugar protagónico que la complejidad amerita. No podemos hablar de violadores seriales como si fueran una categoría universal. Tenemos que convocar a personas que aborden diferentes disciplinas para encontrar, en conjunto, alguna salida. Hay experiencias en otros países de prácticas restaurativas.

POETA *
¿Por qué titulaste tu nuevo libro “La humedad de los ombligos”?
Es una metáfora de sensibilidad, de recuperación de las emociones y los fluidos, la sangre y todo lo que representa vitalidad. Terminar con la anestesia que nos transforma en robots y reencontrarnos desde nuestro centro – por eso el ombligo- con ese costado que es el mayor enemigo de la cultura represiva: El placer, la sensibilidad, la vinculación con el otro desde otro lugar. A partir de ahí reivindicamos la humectación generalizada de los pupos.

“Los días pasan ….. esto es mierda” ¿Por qué escribiste “esto es mierda”
Porque naturalizamos comportamientos y cosas e instintivamente, casi, señalamos al diferente, prejuzgamos al que hace algo por afuera de esa norma que creemos lo correcto. Desde chiquitos naturalizamos el sometimiento, la normalidad, que hay que comportarse bien, no rebelarse y que levantar un poco la voz merece reforma o castigo, que tu papá te diga que esto no va así. Lo mismo pasa en el colegio y, luego, cuando parece que estás creciendo y desarrollando cierto discurso crítico, visualizamos que esta cultura represiva se metió también en un montón de sectores que parecen tener un discurso también crítico. A eso me apunto cuando digo que estamos hechos mierda, a cómo nos disciplinaron y condicionaron la dimensión que pasa por la formulación de nuestras ideas, nuestras creencias, nuestra manera de entender la existencia en definitiva.

En un momento de “La humedad…” decís que “no es posible convocar a las musas de Apolo porque ….lo dice Artaud”
Es un cuestionamiento del dios Apolo a partir de la reivindicación de Dionisio. Esa antinomia de la que habla Nietzche muchas veces. Dionisio como el representante del placer, la sensibilidad, el cuerpo y la duda. Dionisio tiene la característica de ser, además del dios de las orgias, el vino y todas estas cosas tan maravillosas, el que plantea como elemento complementario a esta dimensión de placer, la duda como algo merecedor de reconocimiento. Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad en la que dudar es un camino hacia la inacción y lo visualizamos como algo negativo. De hecho queremos alcanzar claridad de forma inmediata y tener una respuesta para esos interrogantes que nos perturban. Lo interesante de Dionisio es que, en contraposición a esto, nos dice que disfrutemos de la duda, que disfrutemos de la crisis y de ese momento en que las cosas no están tan claras. En complemento con eso evoco a Artaud en algo que a mí me marcó mucho, que es la noción del deber poético, que excede la mera literatura. Nosotros, desde la asunción de la sensibilidad tenemos la obligación de comunicar desde ese lugar y no desde otro. Lo cual no tiende a la mera reproducción o a la pedagogía universal para adoctrinar a otros que van a asumir nuevas banderas, sino que pasas por un cuestionamiento constante de los valores establecidos, de lo que él denomina la conciencia pública, es un llamado a la transgresión, a lo que Nietzche llamaba la transvaloración de todos los valores.

CRUCIFICAME LA PIJA”
En un poema tuyo Cristo dice: “Crucificame la pija”, sonó raro…
Me parece que es uno de los mejores poemas. Es una representación del comportamiento de la autoridad. Yo reivindico a los poetas de lo que podríamos denominar la estética de la fealdad. Baudeleire, Rimbaud, el Conde de Lautréamont, el propio Artaud, que son capaces de hacer poesía desde un imagen cel creador cagando en la cara de una persona perdida en la ruta, o de hacer un poema sobre la mierda, de tres páginas. La poesía es una canal de expresión viculado a la sensibilidad y a la ruptura, no estética ni combinación de palabras que suenen bien. “Cruficame la pija” es una síntesis del comportamiento de la autoridad por un lado y el que debería tener el disciplinado por el otro. Cuando en ese poema Cristo le dice a Dios “cruficame la pija” le está diciendo: “Vení a ponerte vos en la cruz, capo. ¿Querés hacer el trabajo sucio? Hacelo vos, poné el cuerpo vos. No me mandes a mí como hacen los jefes de todos. A ver si es tan fácil pasar por la pasión, el sacrificio y que te caguen a palos los romanos. ¿Por qué mandarme a mí que soy tu changarín a cruficarme para que vos seas el capo número uno de la historia universal?”

¿Pensás que alguien lee el poema y entiende eso?
Sí, por supuesto. Hay que estar preparado para el vuelo. Sensibilizado.

También afirmás: “Lo que no mata no fortalece. Morir fortalece”
Exactamente. Entiendo a la muerte como sinónimo de la destrucción de los valores establecidos. El fortalecimiento se logra cuando sos capaz de cuestionarte todo, incluso las cosas que te enorgullecen. Estás un lugar posicionado mirando lo que sucede a tu alrededor y te preguntás por qué jactarte de las cosas que te jactás ¿soy capaz de generar una deconstrucción alrededor de mi mismo y destruir los valores establecidos? Eso para mí es sinónimo de muerte. Por eso creo que mejor que aprender a vivir es aprender a morir. Aprender a vivir es replicar, adaptarte. Lo que promovemos desde el abolicionismo de la cultura represiva es una inadaptabilidad, una inadaptación constante. Sentirte molesto y reconocerte en esa molestia y reconvertirte en forma constante.

¿De dónde sacaste que cuando uno huele una bombacha extiende la vida por un año?
Es un poema satírico de una frase que me dijeron cuando tenía diez años. Me pareció interesante representarlo desde la diversidad de los elementos en juego, de cómo alguien puede reflexionar en esos términos y un chico puede incorporarlo y sacarle la carga erótica, pornográfica o sugerente y transformarlo en algo ludópata. Cómo las cosas dichas en determinado momento pueden tener consecuencias que no tienen nada que ver con lo que representa la propia carga de las palabras. Me estoy divirtiendo un poco con las palabras en estos poemas satíricos.

Decís que votar es como jugar al waterpolo en una pileta vacía…
Eso no lo digo yo, lo dice “La Pulga”, que es una representación conceptual nuestra. Es el elemento que viene a aportarnos algunas ideas al abolicionismo de la cultura represiva en la guerra de guerrillas. Votar me parece un simulacro, una puesta en escena en la cual las personas se tranquilizan por unas horas creyendo que participan. Es un camino hacia el boludeo constante por parte del político al que votás. Imaginate que a ese político no siquiera le podés pedir algo tan elemental como que te rinda cuentas. “Te voy a rendir cuentas en la próxima elección” y así te van pateando. Te pueden decir cualquier cosa en campaña y pueden hacer lo contrario al día siguiente. Y vos, que creés que haciendo esto estás participando, te tenés que acostumbrar a que “los tiempos de la política son otros”, etcétera. Esto por un lado. Por el otro, creer que hacer política solamente es militar en un partido, es algo que queremos desterrar de plano. Hay gente que nos dice que estamos hablando de pavadas por fuera de la realidad política. ¿qué sería la realidad política? ¿Militar para para Cristina o Macri? No. No me interesa pegarle carteles a nadie. Estamos en contra de la divinización de las figuras políticas. Volviendo a tu pregunta: Es un ejercicio de sugestión. Estás ahí creyendo que participás pero en realidad te toman por pelotudo.

¿Qué rol ocupa la autogestión en la organizacion que integrás?
En Locos, Tumberos y Faloperos, el grupo al que pertenezco y que fue complejizando su manera de abordar la temática, prescindiendo de lo que es el abolicionismo penal focalizado estrictamente en las instituciones de encierro e incorporando a su retórica otro tipo de encierros que no se manifiestan institucionalmente. En el libro hablamos de sexo, de familia, de educación, de prejuicios, de estigmas, de maneras generales de abordar la existencia que consideramos que son consecuencia de la misma matriz cultural de la que se deprende la cárcel. La autogestión es fundamental para nosotros, que toda nuestra producción sea autogestiva. No queremos ni tenemos financiamiento externo de ningún tipo. No nos sentimos representados por ninguna estructura institucional en particular y consideramos que esta manera de ver la problemática es un requisito para después poder decir lo que se nos cante y hacerlo como lo hacemos en definitiva. Nuestros libros, o una revista conjunta que vamos a sacar dentro de dos meses como mucho, están íntegramente financiados por los propios integrantes del grupo a partir de nuestras billeteras o a partir de actividades en las que recaudamos fondos vendiendo panchos. El único representante no mortal de nuestro grupo es “Francisca” la Panchera. Nuestro único bien material. Nos financiamos de esa forma y generamos un estilo de militancia que seguramente se reproduce en otros espacios. No estoy diciendo que hayamos inventado nada. Nos gusta dejarlo claro para evitar cualquier tipo de malentendido. Nos autofinanciamos y desarrollamos nuestras actividades que van desde charlas, congresos, bacanales rizomáticos en los que mezclamos diferentes expresiones artísticas desde pintura en vivo, música en vivo, proyecciones en pantalla gigante, body painting, poesía, debate político y demás. Interactuamos con todos los espacios que estén a disposición con el único requisito de que nadie intente decirnos a priori qué cosa tenemos que decir. Se le da clases a cualquiera, se habla con cualquier periodista sabiendo la diferencia entre unos y otros sabiendo que mientras yo diga lo que se me cante puedo utilizar al medio como instrumento.