“Pepino” llega a pie al bar del microcentro porteño donde nos citamos para conversar sobre la actualidad del país y de General Mosconi. Está en Buenos Aires desde hace varias semanas porque necesita una vacuna para la diabetes que lo tiene a maltraer y rengueando desde hace años. Para en la casa de los compañeros que lo bancan. No hay lujos, no hay comodidades, no hay facilidades. La actualidad de su pueblo es dura, pero desde Buenos Aires, no deja de compartir por su página de Facebook las decenas de actividades que realizan desde la UTD para contener y formar a los jóvenes, para facilitarles el acceso a recursos y trabajo genuino, para colaborar solidariamente en las necesidades de la población.
“De Mosconi, la gente se está yendo a otros lugares para ver si consigue mejor trabajo y estándar de vida”, dice “Pepino”. Se queja de que no hay inversión petrolera, agrícola ni obras públicas. La UTD entonces apela a formar a los jóvenes: “Nosotros tenemos mucha gente joven, la capacitamos en los diferentes talleres que tenemos, les damos un oficio”. En la UTD cuentan con escasos recursos, pero se las rebuscan para organizar una red de trabajo que opaca el rol de la actividad privada y municipal de Mosconi. Administran viejos planes nacionales y funciona una veintena de cooperativas en las que participan más de mil personas: “La UTD sigue con los mismos proyectos en marcha, más de 60 proyectos, 10 galpones que pertenecían a YPF donde trabajamos con viveros, huertas, talleres metalurgico, clasificación de portos, taller de soldadura, taller costurero, clasificacion y compactacion de botellas, ladrillera, carpinteria metalurgica y de madera, criaderos de chanchos, vacas, gallina, pavos, abejas, chivos”, describe “Pepino”, quien luego agrega sus intenciones de crear circuitos turísticos para frenar el desmonte de los bosques.
Miles de jóvenes se forman en los talleres, cumplen cinco horas de trabajo diarias. La intención es que sigan su camino tras el aprendizaje. Allí aparecen los conflictos con las empresas que operan en la zona, sobre todo las petroleras que se quedaron con el monte salteño una vez que allí YPF fue liquidada. “Pepino” agarra su teléfono celular, la llamada al comienzo es cordial, pero luego cambia de tono. Se preocupa porque los jóvenes del pueblo encuentren trabajo en las grandes empresas. Los desacuerdos terminan con cortes y manifestaciones. La gente necesita laburo. De allí nace buena parte del centenar de causas penales abiertas contra “Pepino” y la persecución que pesa sobre él y otros miembros de la UTD. “Nosotros les damos el certificado, le reconoces que tiene conocimiento del oficio, pero nunca le hemos cobrado a nadie. La dejamos así como ha entrado que se vaya”, cuenta este dirigente y luego destaca la autonomía del movimiento y la combatividad de sus compañeros, a quienes no les importa cuántas causas se les arman, porque “lo importante es que la gente siga teniendo para comer”.
A mediados de 2015, la fundación Fundatrad, que funcionaba para la UTD como la coordinadora de buena parte del trabajo social y solidario que realizan, fue inhibida por la Anses para seguir funcionando. “Dicen que estafábamos al Estado, a la ANSES. Nos sacaron del medio porque le estábamos quitando ese lugar a ellos”, dice “Pepino” en referencia a las actividades del Municipio, para luego denunciar al gobernador Juan Manuel Urtubey de ser el máximo responsable de este ataque. Con el gobernador justicialista el conflicto tomó ribetes incómodos durante la campaña electoral de 2015, como refleja un video en Youtube, que muestra la incomodidad del gobernador frente a la increpación de Fernández. Después llegó la inhibición y se prohibió a General Mosconi de disponer de 7,6 millones de pesos mensuales. Se volvió a cortar la ruta nacional 34 y volvieron a escucharse de todos los sectores sociales locales las penas de la exclusión. A través de Fundatrad, la UTD construyó más de 3000 casas y realizó todo tipo de obra pública, desde la instalación de cloacas y la construcción de una escuela (para la Fortabat), hasta la realización de cordones y cunetas y la fumigación del dengue. La UTD tiene batea, acoplados, tractor y camioneta. Las casas disponen de hermosos espacios verdes, son prolijas y amplias.
En este contexto, la construcción de la CTEP es un fuerte avance. “Para nosotros es un adelanto que se blanquee todo, porque nosotros les ganábamos con la pelea constante, pero es más importante que esté legalizado y el Estado obligado a garantizar que se haga todo el trabajo que hacemos. Por eso la Ley de Emergencia Social viene de 10 puntos, porque aunque somos un movimiento social, y no seamos una empresa, mostramos que podemos organizar muchas cosas”, explica “Pepino”.