Los insultos de Aníbal Fernández a Alberto Santillán en la última marcha son un patético botón de esa muestra. Escondido en el “mionca” de las Madres, Aníbal reaccionó desde su “dualismo visceral”. En un país de derechas enquistadas, la causa por el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki puede prescribir. Y con eso se derrumba las últimas imágenes de una democracia donde lo justo sea más importante que la Justicia.
El gran triunfo del facho mediocre es concentrar toda la energía sobre su persona. Decir por ejemplo que la marcha del 24 de marzo fue para conmemorar el genocidio y honrar a sus víctimas, y como expresión anti macrista, es a mi criterio, un tiro por la culata. Macri es un efecto, pero no es una causa. Y sin entender las causas, los efectos cambian en las formas, pero se mantienen en su esencia. Las derechas se maquillan desde siempre. Tienen implantes, extensiones, cirugías ideológicas, botox políticos, prótesis electoralistas. En un colegio se pasa un video sobre Memoria Completa. Es la legitimación de la masacre genocida. Alguien lo hace, alguien lo pasa, muchos lo ven. Pasar ese video es un delito, porque decir Memoria Completa es vulnerar un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Violar la cosa juzgada. Y mientras nos escandalizamos por la reivindicación de la masacre genocida, nuevas masacres se están preparando.
Combatir al terrorismo es un genérico que ya no dice siquiera de qué terrorismo están hablando. Comprar armas de guerra cuando se están destruyendo las armas de la paz tiene la marca de las derechas. Las armas de la paz son la educación, la salud, la comida, la vivienda, el trabajo, el transporte, el agua, el aire, la tierra. Son las armas que permiten enfrentar a los enemigos de la humanidad: la miseria, la exclusión, las enfermedades, las tristezas, las diferentes formas de morir en vida. La pobreza no es un porcentaje. Es una sentencia de sufrimiento cotidiano, de desesperación, de enloquecimiento. Cuando con cinismo de habla de pobreza estructural, en realidad se omite decir que esa pobreza estructural es efecto de las políticas públicas de los Estados. Y el camuflaje democrático otorga legitimidad e impunidad.
El voto castigo no es para el gobernante. El voto castigo es para los gobernados. Y resistir a la autoridad es un delito. Cuando es un derecho constitucional. Porque no es autoridad: es abuso de posición dominante. O sea: la represión estructural. Transitamos en una cultura represora de la cual nada sabemos. El pez en un agua contaminada nada sabe de Monsanto. Y entonces las derechas han inventado palabras, contraseñas, para poder ser digeribles: progresismo, consenso, alianza capital-trabajo, fifty fifty, estamos en el mismo barco, en todo estás vos, volveremos. Es la política twitter. 140 caracteres para conmover al mundo. Un arsenal de sinónimos, de expresiones idiomáticas, de rebuscados refranes, incluso de ocasionales sincericidios, para ocultar la verdad que nadie quiere decir: aumenta la pobreza tan sólo porque aumenta exponencialmente la riqueza. La pobreza se dispersa, la riqueza se concentra. Y es la única transversalidad real.
Por eso la ley de entidades financieras de Martínez de Hoz nunca fue modificada. Y un gobierno nacional y popular creó la ley antiterrorista. Y un gobierno que nada tiene de popular y casi nada de nacional, compró las armas de guerra. ¿Casualidad permanente, como decía Menem, la comadreja de los llanos, al decir de Pino Solanas? Al menos, no escondamos el verdadero nombre: fascismo. Que para cualquier memoria completa por lo menos hay que hablar de Uriburu, Aramburu, Onganía, Lanusse, Videla, Massera, Bignone….y Milani. Y los empresarios que también colaboraron en la desaparición de trabajadores. Mas que colaborar, son los que amparados en la doctrina de la guerrilla fabril (Balbín sic) organizaron la matanza en sus fábricas.
Creo que saber que estamos en una lucha histórica contra el fascismo es necesario. Y con el micro fascismos de muchas organizaciones que terminan siendo más represoras que el represor. El imperio siempre contra ataca. Y los coparticipes y cómplices locales ni siquiera son judas, porque se han vendido por mucho más de treinta dineros. Elsa Bruzzone, del Centro de Militares Para la Democracia Argentina (CEMIDA), explicó que el convenio que firmó el ministro de Defensa con Estados Unidos, “establece que si ellos consideran que hay una situación grave”, “pueden intervenir militarmente por encima de la decisión del gobierno” y que si el acuerdo fuera ratificado por el Congreso, “podríamos ver desembarcar contingentes de militares norteamericanos para ocupar el país y reprimir a nuestra población”(radio cut). Supongo que nuestro honorable congreso, con diputados y senadores que septuplican el sueldo de un maestro, no aceptará este engendro. Pero nunca se sabe. El fascismo ya vive en nosotros.