A 44 años tenemos memoria, algo de verdad y ninguna justicia

Hilda Presman

Año 1972….Mes de Agosto. Cargado de Historia.
A muy poquitos días del fusilamiento de 16 militantes revolucionarios del PRT-ERP, FAR y Montoneros en la Base Almirante Zar de Trelew .
Fecha tope que el dictador Alejandro Agustin Lanusse impusiera como radicacion de residencia a Perón, para poder participar de las elecciones que restaurarían la democracia en Argentina.
Corrientes bajo la Intervención Militar delegada en el empresario yerbatero Adolfo Navajas Artaza (despues Ministro de Bienestar Social de Bignone y acusado de ser la pata civil-empresarial de las desapariciones de trabajadores rurales en Las Marias, establecimiento yerbatero de propiedad de su familia).

Tiempos de las famosas “M” en la policía …. Los Comisarios Luis Munilla, Hector Martínez, y Enrique Moreyra…los que reprimieron las movilizaciones populares de Mayo del ’69 en nuestra provincia, y mataron al estudiante de medicina Juan José Cabral.
En la madrugada del 25 de agosto un artefacto explosivo a base de trotyl detonó frente al domicilio, donde vivíamos, con nuestros padres y abuelita, los cuatro hermanos. Olor a quemado, polvillo, y la destrucción de consultorio médico paterno, estudio jurídico materno, sala de espera, estar-comedor, mobiliario, cristalería y losa, además de un vehículo Fiat 600 ubicado frente al acceso de la puerta de calle. Por suerte, sin lesiones graves para ninguno. Nuestro hermano mayor, Amelio, se despertó con el taparrollos de la ventana impactado en su rostro… De ahí en más, múltiples cirugías maxilo-dentales.
Las actuaciones policiales del jefe de la comisaria 4ta, subcomisario Ricardo Pedrozo, y del juzgado de instrucción n 2 (expte 631/72) a cargo del juez Genesio, como era de esperar no arribaron a ningún resultado y fueron prontamente pasadas a archivo.

Unos pocos meses más tarde, durante el año 1973, un extraño accidente automovilístico tiene como protagonista al Capitán José María Nacarato. Saliendo de la Base Militar de La Liguria,(Resistencia, Chaco) pierde el control de su vehículo y se da contra un poste en la ruta interprovincial Chaco-Corrientes del recientemente inaugurado Puente Gral Belgrano. Al chocar, explota desde el interior del baúl un artefacto explosivo de similares características al que voló nuestra casa. Su propio suegro, el profesor de Derecho Romano de la Fac de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) Cornel Zoltan Mehesz, ex teniente del Ejercito húngaro y refugiado nazi en nuestro país, refería que la muerte de Naccarato, se debió a una explosión atribuida por la fuerza a un “acto de servicio”.
El muerto en su ley, Capitan Nacarato, prestaba servicios en el Destacamento de Inteligencia 124, con asiento en Resistencia, Chaco, y si bien pertenecía al Cuerpo 2do. Del Ejército estaba en apoyo directo de la Brigada 7ma, cuyo Comando estaba en la calle Irigoyen y Córdoba, de esta Ciudad de Corrientes. Todos siempre supimos del fluido circuito de “información” que existía entre el Comando de la 7ma Brigada y la base militar de La Liguria.
Entre el último semestre de 1972 y los primeros meses de 1973, además de la bomba en nuestro domicilio, recibieron anónimos de corte fascista y sufrieron atentados similares en Resistencia, Chaco el Dr Moglia (medico), los abogados Yunes y Leunda y lla panadería de la familia Molodezky, todos dirigentes populares comprometidos en la defensa de las garantías y libertades democráticas durante la dictadura de Ongania-Levingston-Lanusse, expresadas en las movilizaciones populares y estudiantiles de 1969 en adelante.
Esta bomba, este accionar y estas fuerzas operativas iniciaban las prácticas que afirmarían el Terrorismo de Estado en el país, entre los años 1976 y 1983.

Así como la estatuilla del Quijote, permanece en pie, en los escombros del consultorio de nuestro padre, ante tanta irracionalidad, odio y derrumbe (luego de una bomba que hicieron estallar grupos de ultraderecha), así seguimos nosotros, por la senda del compromiso social que hemos elegido, manteniendo como podemos, sueños y utopías. Recuerdo orgullosamente a mi padre, comprometido médico de niños (niños pobres, del campo, de familias marginales) y a mi madre, abogada laboralista (una de las primeras defensoras de obreros y trabajadores, en la provincia) defensora de los presos políticos de la lucha estudiantil de la época) , militante de esencia revolucionaria y comunista; y referente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. No nos han vencido! Hasta la Victoria, Siempre!