¿Existe hoy la esclavitud o nunca derogó su práctica?

Yo no sabría que responder, lo que sí, contar lo que viví y ustedes con su más sincera reflexión se responden. Por si no lo saben, estos últimos años he visitado diferentes hacinamientos, mas conocidos como cárceles (cumpliendo por mis errores) y en cada una se experimentan situaciones increíbles y desconocidas para una sociedad que sigue consumiendo lo que cree conveniente. Pero ese no es el punto; sino la idea para que la gente común y corriente (como nos define los actores políticos) pueda meditar y hacer un lógico razonamiento.Después de haber sorteado las distintas maniobras del penal de San Martín con el objetivo de mantenerme en el mismo lugar, fui trasladado a la unidad nº 4 Monte Cristo. La primera sensación que me invadió fue rara, una especie de sosiego y de paz, en comparación de otros lugares. Cosa que no duró mucho porque, ni bien llegas, te recibe el comité de bienvenida. Compuesta por los empleados de mayor trayectoria. Si, te estrellas (figurativamente) en el medio del campo a sacar yuyitos con la mano… ¿¡!?… Dicen que un jornalero es digno de su esfuerzo. Pregunté cuanto dinero se gana por trabajos semejantes y en comparación a lo que un peón de campo percibe, es realmente humillante. Un preso de esta penitenciaría está ganando en la actualidad unos $250 de bolsillo si tenés la suerte de que al director le caigas en gracia; sino, andá a reclamar al juez. Así de sencillo, pero hecha la ley, pensada la trampa. Uno piensa como se puede tolerar ciertas cuestiones, pero el punto es que no se tolera. La mayoría necesita exponer lo que ocurre y al momento de accionar, es cuando aparecen las buenas intenciones por parte de la directiva a cambio de que “nada” llegue a manos del juez encargado de velar por aquellos derechos vigentes hace mas de 30 años. ¿Comunicarse por teléfono para pedir asesoramiento?, desde noviembre del 2009 que el director no hace arreglar el teléfono público, ellos te permiten un solo llamado a partir de las 16 horas de 5 minutos. Por día. Es solo una mínima cosa que existe en la colonia de Monte Cristo. La dignidad es sinónimo de integridad, y ¿cómo puede uno ser íntegro si no lo permiten? Resulta que el panel de Monte Cristo cuenta con una capacidad de 120 internos, los cuales deben cumplir con diferentes tareas para mantener las 270 hectáreas del predio funcionando como lo hizo hasta ahora. Este gran capital está compuesto por una un inmensa cantera la cual es utilizada como basural y proveedor de arena para los gallineros; un galpón para el preparado de alimento de los diferentes animales del lugar, un criadero de chanchos con fines de chacinado y consumo (quién consume el producto de esta faena, todavía no lo sé), existía una cancha de fútbol con las dimensiones normales, pero edificaron, perdón, edificamos en tiempo record otro galpón de mayor proporción que los actuales en medio de la cancha. Uno de los pocos espacios de recreación que había. Hay una huerta que provee todo tipo de dalmasios o plantines de verdura para luego ser trasplantado en los campos cercados del predio, un taller de herrería encargado de mantenerlas instalaciones varias (plomería, electricidad, etc.), dos tambos, uno para el ordeñado de las vacas y el otro para la faena de pollos. Ahora bien cada espacio físico de la colonia es trabajada por las personas que purgan el agotamiento de su condena, esto significa que por más duro que sea el trabajo, se realiza así evitar un informe disciplinario que obstaculice el avance logrado. Se trabaja de las 8:00 a 12:00 sin margen para el desayuno, retomando la actividad a las 13:00 a 16:00 según la tarea designada. Todas las tareas son realizadas a pulmón. Cargar arena, trasplantar plantines, limpiar los gallineros sin ningún tipo de prevención higiénica (una desagradable tarea) porque lo más insulso y sucio es la faena de pollos… Te presionaban tanto psíquicamente que para evitar el áspero roce con los dueños del lugar, bajabas la cabeza y terminábamos siendo parte de la masacre de pollos, pero a su vez, también pasábamos a ser los esclavos del siglo 21. Solíamos matar entre 600 y 800 pollos por cada 7 semanas aproximadamente y si por algún motivo no se terminaba, se seguía trabajando hasta terminar. Ya sea cuando estás en medio del campo, cargando carro con arena, trasplantando, etc. Los fines de semana descansábamos (si tenias suerte), porque si necesitaban hacer algo te llamaban a la hora que sea sin posibilidad de posponerlo.Dejando de lado los asuntos institucionales que particularmente se viven, esto es un poco de lo que se ve en la colonia Monte Cristo. Crease o no, es más simple contarlo que vivirlo. Lo más triste de todo esto, es que se sigue viendo este “estilo” de situaciones, y si pocos los que se animan a abrir la boca. Es fácil pretender que algunas cosas cambien, pero qué tanto hago yo para cambiar esas cosas. Cuenten conmigo para lo que sea, después de tantas que tanto me puede sorprender lo porvenir.
“Juan Pelotas”