Tomateras: Nicolás y Celeste esperan Justicia

Mechi Méndez

Puerto Viejo se llama el paraje donde pocos meses más tarde, la envenenada producción de los tomates -esos que comemos vos, yo y nuestras familias y amigos – se cobrara la vida de otro niño, José Rivero y también de sus animales de corral y mascotas, dejando sumida en la tristeza y la pena a otra familia allí en Lavalle provincia de Corrientes.
Pocas cosas debe haber más dolorosas en el mundo que la muerte de un niño.
¿Qué decir si encima esa muerte nunca debería haber existido, o lo que es aún peor, fue producida por la ambición y el desprecio por la vida, en una sociedad donde el dinero es amo y señor, arrebatando la salud e hiriendo poco a poco de muerte el futuro y el medio ambiente?
Este lunes debió comenzar en la ciudad de Goya, Corrientes, el juicio por la inocente muerte de Nicolás y el daño provocado a Celeste.El inicio fue suspendido aún no sabemos para qué fecha.
Señores jueces a cargo de esta causa, tienen la increíble oportunidad de demostrar al mundo, desde ese pequeño rincón de la Argentina, que la vida, la salud y el cuidado del medio ambiente, no son más que el respeto al Derecho Humano a vivir en un ambiente sano.
Señores Jueces ojalá este juicio lleve al menos un poco de alivio a la familia de estos niños concluyendo que: aquel que enferma, envenena y mata debe ser condenado e ir preso, con condena de cárcel común y efectiva, de lo contrario, tanto el daño irreparable provocado a Nicolás y Celeste y con ellos la sociedad toda, quedaremos sumidos en un manto de impunidad y ustedes serán recordados como aquellos que, habiendo tenido la oportunidad de hacer justicia, decidieron inclinar la balanza cruelmente hacia el poder y todo su acarreo de enfermedad, muerte y abismo.