Carta Abierta a Karina Germano

Querida Karina:
¿Que hago con la vergüenza que siento?
Una vez más los infames, los indignos, los terroristas, los traficantes del miedo te condenaron. Una vez más los sicarios mostraron sus saña, su sed de venganza en tu cuerpo.
 
Y siento vergüenza. Siento que nada hice. Que nada hicimos o muy poco por evitarlo.
 
Tu prisión es una ofensa, un latigazo en pleno rostro para todos los que no somos ingenuos y no compramos las mentiras que inventan para tenerte presa. Tu prisión lacera el alma de los que, como vos, creemos que el egoísmo y la desconfianza no son la única manera, inevitable, de relacionarnos.
 
Siento vergüenza por tus rejas, por todas las rejas. Por las de hierro y por las otras que quieren imponernos.
 
Es irónico. Ellos que se hacen llamar: jueces, fiscales, ministros o presidentes; se creen con derecho a condenarte. Ellos que no son más que asesinos a sueldo. Ellos. Responsables de la muerte y el sufrimiento de todo un pueblo. De todos los pueblos.
 
Tu prisión lastima, “Galle”. Ofende.
 
¿Con qué autoridad? Ellos, los fabricantes de exclusión. Ellos, que diariamente empujan a miles de chicas y de chicos a comer de los basurales. Que obligan a la esclavitud del alcohol, el paco y la prostitución. Ellos que imponen el “salir de caño” para hacer sus sucios negocios con la pretendida “inseguridad”. Caras de roca que han hecho de la pobreza y de esos antros para ultrajar pobres – las cárceles – un gran negocio. Ellos que negocian con la salud y educación de todos. Que pretenden encerrar a los niños en lugar de protegerlos. Que niegan el trabajo y la vivienda a millares de hombres y mujeres.
Ellos no tienen autoridad moral para condenarte.
 
Sabemos, sin embargo, por qué estás presa.
 
Sos culpable de solidaridad.Culpable de ser hija de quienes se animaron a luchar para cambiar el mundo.Culpable de sensibilidad. De sentir en la propia piel el dolor del hermano, de la hermana sin rostro.Culpable de dignidad y de indignarte ante las injusticias.Culpable por no ser indiferente. Por reventar de bronca ante lo que acontece.Culpable de tener la valentía de la rebelión.Culpable de respirar, de sentir y amar junto a nosotros.
 
Sé que no sos la única tras las rejas. Y siento vergüenza por ello. Sé que a José Villalba y a Berta González los tienen como rehenes por osadía de lucha. Sé que son cientos, miles los luchadores y luchadoras cautivas en las mazmorras de Brasil, Chile, Paraguay, Perú, México. En toda América. En todo el mundo.
 
Pero sé también, “Galle”, que en realidad tienen miedo. Por eso las cárceles. Por eso las rejas. Todas las rejas.
Saben que hay muchas Karinas dispuestas a rebelarse. A hacer que esta vergüenza que siento, sumada a todas las vergüenzas e impotencias estallen. Hagan estallar los muros. Y que juntos estallemos en un enorme abrazo fraterno y liberador.
 
Con mucho afecto.
Rodolfo Grinberg