Denuncian al interventor Fernando Rozas por vulnerar derechos de las mujeres encarceladas con sus hijos en la U-33 de Los Hornos

Nora Calandra/ Red de Niñez Encarcelada

Puntualmente de la U-33 recibimos la información de que la atención pediátrica sería una vez a la semana, que no hay guardia clínica ni va haber, las especialidades desde antes funcionaban mal, ahora directamente no hay, quienes asistían al tratamiento del CPA ya no podrán hacerlo, las obstetras fueron trasladadas a la U-24.
La administración carcelaria invirtió en cámaras de seguridad en los pabellones (de madres y población general) también en los pasoductos, próximamente habrá una puerta detectora para los visitantes, en el colegio se instalo un timbre que permite a la encargada-directora filtrar el ingreso según como le caiga quien quiera entrar a este espacio que pretende ser de educación. Se intensificó la restricción de deambular dentro del penal y el ingreso de ciertos productos comestibles que antes eran permitidos. Estas medidas de sumisión, desplazamiento y seguridad que toma el SPB no tiene ningún sustento, hacen estas inversiones cuando la realidad es que falta comida, productos de higiene, limpieza, herramientas para la educación, mantenimiento e la infraestructura y todo lo que ya sabemos. La dominación mediante el miedo es el as que tienen siempre a disposición “si denuncias te sacó mal el informe”, “ te vamos a trasladar con hijo y todo”. En el 2015 el juez de ejecución Alejandro David interpuso un Habrás Corpus en favor de las madres alojadas con sus hijxs por las gravísimas condiciones de detención que se encontró en una recorrida, a dos años las condiciones son peores para yoda la población mujeres, niñas y niños.
La corporación penitenciaria sigue pisoteado las cabezas de los seres humanos que la justicia ordena amontonar en estos depósitos. Debe ser un compromiso con acciones reales de quienes nos involucramos en esta problemática ante esta maniobra del SPB. En la cárcel no hay sábados ni domingos, no hay horario para el maltrato. La picadora de carne humana todo el tiempo necesita alimentarse y preparar mano de obra barata para ser explotada por los amigos del poder. Para tener en cuenta: en esa cárcel se alojan más de 50 niños, 20 embarazadas y cientos de compañeras rodeadas por un muro que marca la exclusión y el abandono.