Liberaron a Kimberly Soto Aguayo, presa en Israel

Como consecuencia del asesinato de su padre en manos de la Policía secreta de Pinochet (la CNI) el 10 de noviembre de 1981, Kimberly Soto Aguayo y su hermana Lorena se exiliaron en Suecia. En marzo de este año, estuvo presente en el juicio que determinó las responsabilidades por aquel homicidio; el Juez Joaquín Billard condenó a dos policías a 12 años de prisión y a otros dos a 6 años.De profesión cineasta, Kimberly viajó con la flotilla internacional que tenía como objetivo llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, centro del conflicto palestino-isrealí. Pero, el ejército de Israel destruyó este intento al bombardearlos en aguas internacionales. Como resultado fueron asesinadas varias personas; nueve según los datos oficiales, alrededor de veinte según otros informes.Eso no es todo. Unos quinientos activistas fueron detenidos luego del ataque,  permaneciendo presos en distintas cárceles israelíes. Kimberly Soto Aguayo era una de ellas y, quizás debido a la fuerte presión internacional, fuer liberada el miércoles.  A continuación, reproducimos el testimonio de las hermanas Soto Aguayo, presentada por la querella en el juicio por el asesinato de su padre. Nosotras, Kimberly  Ximena Loreto Soto Aguayo y Lorena Patricia Soto Aguayo, somos las hijas de Juan Ramón Soto Cerda. Este es nuestro testimonio sobre como el asesinato de nuestro padre ha afectado nuestras vidas.  Poder describir las diferentes dimensiones del dolor, de la falta y necesidad que siempre sentimos y siempre sentiremos por no haber conocido a nuestro padre es muy difícil. Nos faltan palabras pero creemos que todo ser humano que ama a otro puede imaginarse el dolor de tener que perder bestialmente a esa persona. Ahora, solo una persona que ha vivido ese dolor puede llegar a experimentarlo. No existe un dolor mayor. Creemos que personas capaces de luchar por la justicia y libertad de un pueblo con la vida en riesgo son únicas y muy valiosas. Por eso el hecho de no haber conocido y aprendido un poco de esa valentía y ejemplo humano que era nuestro padre nos duele amargamente.     Siempre, todos los días sentimos falta de su amor incondicional, de su cariño, cuidado,  seguridad, buen ejemplo, protección, apoyo y sabiduría. Las consecuencias del asesinato de nuestro padre también han sido enormes por otros lados. Después de su muerte tuvimos que vivir nuestras vidas en el exilio, lejos de nuestro país y familia. Nuestra madre nos tuvo que criar sola en un país lejano con todas las dificultades que eso significa y con toda la carga económica. Todo el daño, dolor y sufrimiento que nuestra madre sufrió (vivió), durante los años de la dictadura en Chile cuando tuvo que buscar a su esposo desaparecido, cuando tuvo que luchar para encontrarlo y luchar para reivindicar su nombre. Todo este terror terminó manifestándose en un cáncer fatal y en su fallecimiento en el año 2001.  Es casi irreal crecer con el conocimiento de que tu padre fue asesinado por el propio estado y de tener que vivir en la realidad de que la justicia no es querida por muchos. Que la muerte de unos no se respeta por otros, hasta el día de hoy. No se puede esperar que se haga justicia durante una dictadura pero a la misma vez no se puede aceptar que se practique la impunidad en una democracia. Los culpables tienen que ser condenados. Hemos esperado 19 años de democracia para poder sanar un poco nuestras heridas. Nosotras las hijas de Juan Soto Cerda expresamos nuestro mayor sentimiento para que se haga justicia en el caso de nuestro padre. Es lo digno de una democracia y es lo único que puede dar nueva luz nuestras almas.    Ximena Soto Aguayo Lorena Soto Aguayo