Marcha a siete meses del hundimiento de “El Repunte”

María Cristina de los Reyes

La figura de estrago está tipificada como un daño de grandes proporciones que pone en peligro la vida de las personas. Produce un estrago doloso quien vislumbra la tragedia y no le importa el resultado, quien causa un desastre previsible. Los familiares consideran que este es el caso del Repunte. Señalan la connivencia entre funcionarios estatales como los del Consejo Federal Portuario, la prefectura y el empresario dueño del barco por ocultar las condiciones en las cuales navegaba El Repunte.
En sólo un año, afirman en base a datos comprobables, han perdido la vida dieciséis trabajadores de la pesca, registrándose cuatro hundimientos, mientras que en los siete años transcurridos desde el 2000 han acaecido cuarenta y dos hundimientos que se cobraron la vida de 86 trabajadores.
Estos familiares han logrado visibilizar no sólo irregularidades que se derivan de las condiciones en las queel barco salió a navegar, sino también la precariedad de contratación de los trabajadores. Luchanpor lo tanto por justicia para los suyos, y para que no haya “ningún hundimiento más”, en una toma de conciencia que desafía la paradoja de una ciudad que vive de espaldas al mar en tanto no se dimensionan los ingresos provenientes de la pesca y se naturaliza el vaciamiento que en la misma producen los empresarios para evitar controles y pago de sus obligaciones cuando deciden trasladarse a otras ciudades.
Lo más grave de esta indiferencia construida socialmente por los respectivos intendentes y autoridades de gobierno a nivel provincial y nacional, es la naturalización de las prácticas de poderosos empresarios de la pesca y los privilegios obtenidos en tanto los que deben controlarlos están al servicio de los mismos. En esta connivencia los primeros ocultan el producto de las campañas y al mismo tiempo la explotación laboral a la que someten a sus trabajadores. Los ingresos percibidos, la precariedad en las condiciones de trabajo y el estado obsoleto de las embarcaciones no dan lugar a reclamos en una ciudad que lidera la desocupación en el país.
“La corrupción mata” es una de las consignas popularizadas en estos seis meses en una lucha que tiene ya una dimensión histórica. Los familiares de El Repunte destaparon la olla podrida del puerto, en el que en la que unos gozan de impunidad y todos los demás , y a pesar de la amenaza del desempleo y los agentes estatales al servicio de los empresarios se han ido sumando reclamos de otros trabajadores de los barcos.
Un helicóptero fue enviado cinco horas después del hundimiento alegando mal tiempo, mientras que las mismas condiciones existieron en las tareas de búsqueda y rescate desplegadas para ubicar al submarino ARA San Juan desaparecido desde hace un mes. Los familiares del Repunte demostraron su humanismo al solidarizarse con las familias de los cuarenta y cuatro submarinistas, en tanto encuentran relaciones no azarosas en ambos casos.