Otro asesinato en el Penal Nº 1

Hilda Presman (Coordinadora de la Red de Derechos Humanos)

Ayer amaneció conmocionada la Unidad Penal Nº 1 de Corrientes, ante la novedad del “supuesto suicidio” de un detenido, alojado en el Pabellón 10,de Castigo. Se trata de Nelson, “Tatita”, Solís joven oriundo de la Ciudad de Corrientes, de 28 años. Tenía una condena de 16 años, y ya llevaba 10 adentro. Las condiciones de alojamiento en ese Pabellón son pésimas. No hay actividades laborales ni educativas para hacer, tienen una hora de recreo diaria para su higiene personal y la de su espacio y pertenencias. Requisas violentas, con tonfas (palos de madera) y balas de goma, casi todos los días, a la madrugada, a la tarde, inclusive durante las visitas. Estas vejaciones, maltrato, la convivencia violenta y forzada son un coctel ideal para doblegar el deseo de vivir de cualquiera….Solís, era un muchacho conflictivo, que no se callaba, y que permanentemente estaba trasladado de un lugar de detención a otro… Este hecho y estas condiciones de detención se enmarcan en un panorama de arbitrariedad general en las decisiones penitenciarias, abuso de autoridad, intimidaciones, amenazas, traslados, manipulación de las calificaciones (bajas sin motivo), recorte de horarios de visitas, requisas vejatorias a los familiares, que se agudizaron en los últimos meses.

Exigimos la exhaustiva investigación y esclarecimiento de este hecho, porque la muerte de Solís, suma una más al historial doloroso de las cárceles argentinas donde muere un cautivo cada 37 horas según informes de las organizaciones antirrepresivas de todo el país. Se trata de una muerte violenta, y evitable, de una persona que está bajo la tutela del estado, y donde quedará determinar fehacientemente si hubo tal suicidio, que grado de responsabilidad le cabe a quienes lo custodiaban de cerca. Los suicidios bajo privación de la libertad no se pueden pensar como decisiones autónomas y “libres” del detenido, sino que son la consecuencia directa o indirecta de todos los padecimientos, vejaciones y penurias proporcionados por quienes debieran velar por la custodia de quien el estado encarceló pero es garante de su vida.

Contacto Hilda Presman: 0379 154390002