Previo a las torturas, el joven había intentado suicidarse en varias ocasiones.Por el hecho fueron imputados el director del penal cordobés, un médico y siete guardiacárceles. El director y el médico están acusados de encubrimiento, mientras que los guardias son los más comprometidos, acusados de haber violado con un palo de escoba en tres oportunidades al recluso de esa unidad, ubicada en la zona de Traslasierra, a 180 kilómetros de la capital provincial.
El preso, cuya identidad está reservada para resguardar su identidad, afronta una condena por tráfico de drogas, delito en el cual es reincidente por tercera vez y según trascendió, el hecho ocurrió en una celda de aislamiento donde estaba confinado por mala conducta y problemas con el resto de los reclusos.
En el calabozo de castigo, el interno habría intentado quitarse la vida al colgarse con un trozo de toalla, pero los guardias fueron avisados y pudieron descolgarlo a tiempo, salvándole la vida.
Después, el preso se autoflageló al realizarse cortes en el rostro y otras partes del cuerpo, por lo que los guardiacárceles decidieron mantenerlo atado de pies y manos. Luego los guardias habrían tomado revancha y lo habrían ultrajado. El preso denunció los hechos, mediante una comunicación telefónica con el fiscal federal, Gustavo Vidal Lascano.
El Tribunal que entiende en la causa decidió que se enviara al recluso al Hospital San Roque, de la capital provincial para corroborar lo que había pasado, algo que efectivamente fue constatado por el personal de dicho nosocomio.
Por el momento el recluso fue trasladado al penal de San Martín de la ciudad de Córdoba, con el objetivo de evitar represalias por otros reclusos o los mismos guardiacárceles, y se especula que podría ser trasladado a otro establecimiento carcelario fuera de la provincia con el mismo fin.