Como se recordará, durante el imperio de Alejandro Marambio Avaría (2007/2011) al frente del Servicio Penitenciario Federal, el Centro Universitario Devoto sufrió la peor embestida de su historia cuando este emperador promovió dos allanamientos, reprimió a los alumnos, hostigó a los docentes y cercenó los logros que los privados de libertad habían ganado con esfuerzo y autodiscipilina. La memorable lucha de los universitarios en situación de cárcel, que incluyó 54 días de huelga de hambre en 2010 recuperó gran parte de lo robado por el SPF a los alumnos. Aún así, se perdió un aula que continúa apropiada por los grises; la posibilidad de dormir en esas instalaciones como lo hacían varios internos y el comedor que gestionaban los mismos presos, para por caso, almorzar comida y no “tumba”, entre otros derechos adquiridos. Ahora, al frente del SPF se halla el abogado Víctor Hortel (se define como “ultra k”), quien pertenece a la agrupación “Negros de mierda”, así le gusta nombrarse en público, en una muestra descomunal de pasión por la metáfora. Es probable que este “avance” sobre los docentes que asisten por la Universidad de Buenos Aires sea el globo de ensayo que preanuncia más atropellos, al tiempo que intentaría mensajear la extorsión: “si quieren dar el taller, terminen con las denuncias”. Hortel ya debería saber que este hecho que reclama podría suceder, quizá, en la siguiente reencarnación. No en esta. También, este puntero político intramuros que se disfraza de hombre araña e impulsó un “Vatayón militante” debería conocer que una buena parte de los que la oligarquía llamó “Negros de mierda”, habitan los barrios más humildes y las cárceles de la Argentina. Son los mismos que los hombres bajo su mando torturan en el encierro hasta la muerte o hasta destruir su entidad humana para disciplinar los cuerpos y las almas, infundir el terror y hacer ventajosos negocios con la sangre que, por lógica del capitalismo, se transmuta en lujos de funcionarios y robustas cuentas bancarias.Quizá deban buscarse las razones del apriete en los contundentes logros de la del Programa UBA XXII (Educación en Cárceles). Como ya informara esta Agencia: quienes pasan por el CUD solo tienen un 7 por ciento de reincidencia y si tomamos la población que no lo hace se comprueba que existe un 50 por ciento de seres humanos que reincide, mostrando a las claras la vigencia de los célebres cuentos chinos: “resocialización” y “reinserción”. Para el SPF es más peligroso un preso o una cautiva que estudian, a los que esgrimen por ejemplo, una gran faca de doble filo. Los primeros saben cómo defender sus derechos y ahí empiezan los problemas para los hombres de gris.A la vez, quizá deban buscarse las razones del “apriete” en las miles de notas que publicó la AW, sobre los derechos vulnerados en las prisiones, en sus despachos diarios y en el específico “Boletín Para la Libertad”; en el volumen “Intensidades de mujer” que Castelnovo realizó junto a 18 chicas de Ezeiza o el más reciente “Cárceles de Mala Muerte”, coordinado por nuestro compañero, donde escriben el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la socióloga Alcira Daroqui, la Procuración Penitenciaria; Familiares de Detenidos en Cárceles Federales, juristas de renombre internacional y anónimos presos y cautivas de distintos puntos del país, entre otros.Cabe recordar, que durante el virreinato de Marambio Avaría, Castelnovo tuvo la entrada prohibida a las cárceles federales durante un año, luego de una discusión con este jefe de la División Torturadores y Asesinos de Pobres, quien le reprochó furiosamente sus notas. Fue allí donde nuestro compañero le respondió: “Si vos no los matás, yo no lo escribo”.Julián Martínez