Según testimonio de sus familiares, Roberto padeció por más de tres años todo tipo de torturas, tormentos y maltratos por parte del SPC desde la permanencia por largos períodos de tiempo en los buzones o celdas de castigo, el submarino seco (asfixia con una bolsa de nylon), golpes, amenazas, traslados y cama de sujeción encadenado, entre otras aberraciones. Además, tenía restringidas las salidas de las celdas y las comunicaciones.” Flores, autoridad del servicio penitenciario, lo perseguía, lo empezó a insultar a maltratar y lo empezaron a torturar. No le daban vida. Y cuando a mi hermano lo pasan a Villa María ahí también va Flores y lo torturó. Lo volvieron a pasar a mi hermano a San Martín y pasó lo mismo, lo tenían encadenado de los pies y las manos, le ponían bolsas de nylon. Cada vez que íbamos nosotros tenía las cadenas metidas en los brazos. Después una vuelta lo quebraron y él nunca fue atendido por un médico, cuando fuimos nosotros a verlo tenía una media de él que se había sacado y la tenía en la mano enroscada y la mano quebrada. Nunca fue atendido por un médico ni enyesado. Después cuando lo pasaron a Bouwer también seguían maltratando y torturando. Porque iban de acá para allá y donde estaba mi hermano ellos estaban así que nunca lo dejaban en paz. Flores lo seguía a todos lados. Flores y sus secuaces, siempre estuvieron y no le daban vida. Hace como tres años que vienen estas torturas. Él denunció a Flores y a los otros en Tribunales II en noviembre, antes que cerraran Tribunales. Denunció los malos tratos, que no lo dejaban salir a bañarse, le daban unos minutos, no lo dejaban hablar por teléfono, no lo dejaba estar tranquilo, no lo dejaban hacer nada. Y por las torturas que le hacía ahí. Y él siempre decía la verdad”, relata una familiar de Roberto Yrusta. A fines del año pasado, Roberto es entrevistado por un programa televisivo donde denuncia todas estas acciones ilegales del SPC. “Después cuando hace la denuncia en ADN o Roberto Graña ahí empezó peor las torturas”, comentan sus familiares.A raíz de su testimonio y sabiendo que su vida corría riesgo, es que pide ser trasladado a Santiago del Estero donde tenía familiares. Sin embargo, lo trasladaron a la cárcel de Coronda el 16 de enero de 2013 en forma engañosa ya que le aseguraron su traslado a Santiago del Estero pero al no saber leer ni escribir pudo haber firmado el consentimiento sin reconocer lo escrito. “Lo pasaron a Santa Fe sin saber nosotros que lo habían pasado, ni él tampoco. Porque nosotros sí dijimos que la pasaran pero a Santiago del Estero porque nosotros tenemos familiares ahí. Queríamos que antes lo pasaran pero dijeron que si no tenía familiares no. Nosotros le dijimos que en Santiago si tenía familiares y nos dijeron ‘Bueno, lo vamos a pasar ahí’. Después un día, mi mamá no podía ir a la cárcel y tenía visita él acá, y en febrero lo traen a ver a mi mamá y a los días lo pasaron allá sin que él sepa. Lo levantaron y lo llevaron. Él pensaba que estaba en Santiago del Estero y después se dio con que estaba en Santa Fe. Nunca le informaron. Él no sabe leer ni escribir y pensando que se iba a Santiago del Estero levantó sus cosas confiado. Después se dio que no, que estaba en Santa Fe”, relata una familiar de Roberto.A través de comunicaciones telefónicas con sus familiares, Roberto relató la continuidad de los maltratos y torturas diarias en aquella cárcel como por ejemplo su detención en celda de castigo sin tener la seguridad de la existencia de una orden judicial para “mantenerlo en resguardo” por parte del juez de ejecución, el Dr. Cesano, su salida encadenado y con custodia a realizar sus comunicaciones telefónica y la ausencia de atención médica requerida.Durante la última semana se comunicó todos los días con sus familiares hasta poco antes de su fallecimiento dando cuenta de estos padecimientos. Relata una familiar: “Un día lunes habló con mi mamá y estaba bien. Después el miércoles habló con mi hermana y le dijo que le habían tirado unas bombas lacrimógenas y estaba escupiendo sangre”. Agrega otra familiar: “El martes 5 de febrero habló conmigo. El miércoles habló con otra señora. Después el jueves 7 de febrero habla con esa señora. Después cuando pasa la muerte de mi hermano yo hablo con esa señora y me dice ‘Yo no entiendo como tu hermano se pudo haber… que dicen que se mató, si tu hermano ese mismo día…’ A mi hermano lo encuentran supuestamente a las seis y veinte de la tarde muerto en su celda, ahorcado. Ellos dicen ahorcado pero signos de ahorcamiento no tenía. Y ella me dice ‘Cómo puede ser si tu hermano entre las tres y las cuatro de la tarde estuvo hablando conmigo’, ese mismo día que supuestamente mi hermano se mató”.El jueves 7 de febrero le avisan a la familia que Roberto había sido encontrado a las 18hs ahorcado en su celda dando la versión oficial que respondía a un suicidio. Su cuerpo es retirado de la celda el viernes a primera hora y enviado a la familia que lo recibe en Córdoba a las 21hs presentando grandes ampollas, heridas abiertas, sangre, hematomas múltiples, un fuerte golpe en la cabeza y otros signos que dan cuenta de impactos de bala de goma. Resulta significativo que en la zona del cuello no presenta ninguna evidencia de ahorcamiento y que a Roberto le faltaban tan sólo cuatro meses para acceder a la libertad asistida y que en diciembre hubiera obtenido su libertad definitiva. “Supuestamente él se había ido de acá con recurso de amparo y ellos estaban para cuidarlo no para que le pasara lo que le pasó. No sé a dónde están los cuidados que ellos le hacían. Cuando alguien se ahorca supuestamente está morado pero él no tenía nada de eso. Lo que nosotros vimos son todos los cortes que tenía en el brazo, un chichón en la cabeza pero en el cuello no tenía nada de nada como para decir sí, se ahorcó. Nada. Y tenía mordido el brazo, tenía los dedos reventados de los pies. Yo le levanté la remera en el cajón y tenía todo hematomas así que si se ahorcó, no puede tener todas esas marcas que tenía. Después se empezó a hinchar y le empezaron a salir ampollas impresionantes. Y de dónde salieron las ampollas no sabemos. Aparte nosotros hablamos con los psicólogos de Bouwer y Cruz del Eje y dicen que nunca intentó matarse, que estaba bien de la mente. Él en Córdoba también estaba en los buzones permanentemente. Él ni siquiera tomaba agua en Bouwer porque Flores ya lo tenía entre ojos y lo quería matar y él tenía miedo que lo envenenaran. Nosotros le llevábamos jugo y los bidones con agua mineral para que tomara. Él ya no comía porque tenía miedo que lo envenenaran. Y yo digo que lo llevaron allá para matarlo allá porque no se va a ir tan lejos para quitarse la vida, se la hubiera quitado acá. A mi hermano lo mataron. Mi hermano nunca se hubiera quitado la vida”, sentencian sus familiares.Un suicidio más en manos del Servicio Penitenciario que recurre a la misma metodología de extermino en todas las cárceles del país, disfrazando de “suicidio” el aniquilamiento de presas y presos que estorban y desenmascaran con sus denuncias este régimen de impunidad y torturas existente dentro de las cárceles.
Coordinadora Anticarcelaria
Roberto Agustín Yrusta tenía 32 años, DNI 28.272.593, Legajo Nº 33.535. Vivía en Barrio Yapeyú, Ciudad de Córdoba.