Submarino seco en las comisarías

Zainuco

Hace dos meses nos enteramos, a través de la publicación de fotos en los medios de comunicación, que menores detenidos en una Cárcel de San Luis habían sido torturados durante una requisa humillante, en la cual quedaron desnudos, arrodillados y con la cabeza contra el piso.

Organismos de DD.HH alertamos en aquella oportunidad, como en tantas otras, que no se trataba de un hecho aislado, sino que la tortura es una práctica estructural y sistemática dentro de las cárceles de nuestro país. Y lo volvimos a confirmar esta semana, frente a nuevos hechos de tortura, esta vez en una comisaría de la Ciudad de Neuquén.

Todo empezó con una “operación rastrillo” ordenada en la última semana, que implicó mayor cantidad de patrullajes y más policías en los barrios populares de la ciudad de Neuquén. Decisiones que en el discurso político aparecen como formas de buscar delincuentes, de brindar seguridad a los “ciudadanos”, pero que no son más que acciones destinadas a controlar territorios. El sólo hecho de aparecer como “sospechoso” es suficiente para que un pibe se convierta en objeto de represión policial.

En medio de una de estas operaciones, efectivos de la Comisaría 18 ingresaron a la casa de una familia de Cuenca XV, buscando a un pibe de apenas 18 años, justificándose en que había robado una billetera. Sin pruebas, sin orden judicial, ingresaron violentamente y agarraron al joven.

Ante los intentos del padre de proteger a su hijo y exigir explicaciones ante el violento operativo, lo amenazaron con matarlos en caso de seguir “molestando”. Al pibe se lo llevaron, sin explicaciones, en medio de la madrugada.

Luego de la desesperada búsqueda de la familia durante el domingo y el lunes, sin que se les dé ningún tipo de información por parte del poder policial y judicial, se enteraron que el pibe se encontraba detenido en la Comisaría 18. La misma Comisaría de la que dependía Salas, asesino de Brian Hernández. Comisaría que agarra pibes todos los días, los golpea y los tortura, según los dichos del propio Willy Gutiérrez en aquel juicio.

Fue allí, a la Comisaría 18, donde fueron llevados todos los pibes detenidos como consecuencia del operativo “rastrillo”. Operación que fue el puntapié de una cadena de tormentos, ahora dentro de la Comisaría.

Los golpearon, los desnudaron, los hicieron salir desnudos afuera, les aplicaron submarino seco: precisamente a uno de los pibes, lo sacaron afuera, en el medio de la madrugada y le pusieron una bolsa de nylon en su cabeza para generarle asfixia. Los torturaron. Como todos los días en todas las comisarías, cárceles provinciales y federales del País. Claro que esta vez no fue tapa de periódicos. Esta vez no se publicaron fotos, no escandalizó nadie. Pero la tortura sigue cometiéndose, y con conmoción o sin conmoción mediática, los responsables no son condenados, las causas son paralizadas, y la misma impunidad a los responsables sigue garantizando la reproducción de nuevos hechos de tortura.

Desde Zainuco denunciamos estos hechos y exigimos la intervención inmediata de la Justicia, que se traslade a los jóvenes detenidos en la Comisaría 18 y que se condene por el delito de torturas a los responsables. Seguimos exigiendo que se permita el ingreso de organismos de derechos humanos a todos los lugares de detención, verdaderos centros oficiales de torturas.

NI UN PIBE MENOS