El hablar del tiempo nos lleva a situarnos en la realidad histórica, para descifrar nuestra conciencia histórica. Porque conocer la historia es conocer el tiempo. Acá debemos hacer mención a una sabiduría popular, esto se verán con el tiempo. O hay verdades que sólo el tiempo descubre.
Es importante ejercitar el conocimiento histórico para dar lugar al ejercicio de la libertad. Ambos se condicionan, no es posible el uno sin el otro. El haber puesto en práctica el conocimiento histórico me llevó a experimentar la libertad, a destruir lo que las instituciones del Estado capitalista en la etapa primitiva de mi historia cultural me impuso.
La libertad me trajo a este lugar porque desperté, porque adquirí conciencia y usé esa conciencia para despertar a otros, para caminar juntos hacia la libertad.
Aprendí que el lugar de individuo es la sociedad, que el ser no es una cosa, que no es tampoco acción sino sujeto y fuente de ella.
El despertar a la conciencia y a la libertad representa el momento de cambio. Toda esta experiencia concreta de la libertad me sostiene en el tiempo, expresando con plena sinceridad que el Estado capitalista a través de sus organismos de represión ha pretendido arrebatarme mi libertad durante todos esto años en la cárcel.
Me quitaron la libertad de movimiento de un lugar determinado a otro, pero no han podido quitarme la libertad más grande, la conciencia histórica y de clase. Los muros, las rejas las celdas los candados, el aislamiento, no detuvieron mi libertad.
Con las debidas disculpas les digo que soy mucho más libre que muchos de ustedes, porque vivo experimentando la libertad junto a mis compañeros de causa y los miles de compañeros que me he ganado en todo este tiempo en distintas partes del mundo.
Les hago un llamado desde mi condición de perseguido por ser libre, a cortar todas las ataduras que viven a diario gracias al capitalismo que los mantiene prisioneros, los invito a la libertad plena y a la toma de conciencia histórica para ser hombres y mujeres libres.
No les hablo de su libertad individual de que hablan los capitalistas para explotar la fuerza intelectual y fuerza corporal en honor al bendito mercado laboral.
Ante esto tenemos que organizar la libertad colectiva humanizando nuestras relaciones sociales y de producción.
Este momento histórico que me toca vivir junto a mis compañeros Arístides, Roque, Gustavo, Basiliano y Simeón nos coloca frente a todos para hacer una profunda reflexión sobre nuestras libertades.
Desde este oscuro e inhumano rincón donde me ha colocado la historia de mi pueblo escribo estas líneas para la nueva Agencia para la Libertad de Buenos Aires, agradeciendo al querido compañero Oscar Castelnovo y a todos los que integran la Agencia para la Libertad, por la oportunidad que me brindan desde el Paraguay.
Mi cariño y mi afecto y fuerte abrazo desde el Penal de Tacumbú, Asunción.
Agencia Para La Libertad, periodismo de intervención social
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