Además, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) firmó la peor paritaria del país, es decir, la negociación de incrementos salariales que anualmente acuerdan los gremios con las patronales.
La UTPBA aceptó, sin el consenso de sus agremiados, aumentos de entre el 15 y 27 por ciento a pagar en tres cuotas que se terminarán de cubrir en 2017, en un momento en el que la inflación supera el 40 por ciento.
Como medida de protesta, los diarios Página 12 y Clarín aparecieron sin firmas durante varios días, y el rechazo ha sido generalizado en otras redacciones como La Nación, Infobae, El Cronista y la revista Veintitrés.
En el Grupo Perfil, que cuenta con un periódico que se edita los fines de semana y múltiples revistas, el dueño les avisó que no les va a poder pagar ni siquiera el irrisorio aumento que estaba previsto para 2016.
Trabajadores de Radio América y Radio Madres, siguen emitiendo programación pese a que llevan meses sin cobrar, en tanto que el diario Buenos Aires Herald está envuelto en rumores de un próximo cierre.
Los periodistas de Tiempo Argentino, que fueron estafados por los empresarios y dejaron de cobrar desde el año pasado, crearon una cooperativa y están centrados en la titánica tarea de sostener el diario.
Ante este panorama, los periodistas convocaron a realizar mañana una marcha del Obelisco al Ministerio del Trabajo, en rechazo a la negociación firmada por la UTPBA y en reclamo de garantías laborales.
Compañerxs desaparecidxs
Como se sabe, alrededor de 150 periodistas fueron desaparecidos o asesinados por la dictadura cívico militar y durante el gobierno de Isabel Perón y López Rega, que la antecedió. El caso más emblemático fue el de Rodolfo Walsh, desaparecido el 25 de marzo de 1977, un día después de redactar su “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”. En el punto 1º del texto, Walsh afirmó: “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años”.
Y Luego, le advirtió a la Junta Militar: “Aun si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas”.