Marcharemos en Buenos Aires, en el centro de este país edificado de espaldas a las provincias, de espaldas a sus naciones originarias, de espaldas a Nuestra América. Marcharemos en el centro mismo de esta Argentina racista y xenófoba, que impostando europeidad, ocultó con cemento las raíces insurgentes que nunca pudo arrancar. Caminaremos nosotras, las invisibles, con los pies cansados pero rumbo decidido. Brotaremos de todos lados como flores rebeldes, embarradas de historia.
Esta marcha no trae consigo ni el odio, ni la venganza, ni la destrucción que nos imponen desde arriba, marcharemos construyendo el Buen Vivir, gestando propuestas de una nueva vida; de un nuevo país que, como una gran semilla, aguarda bajo tierra su momento de brotar, acariciada por la leve llovizna y el tenue sol, va germinándose hasta el día indicado en que emerge, rajando la tierra y partiendo la oscuridad.
Este 21 de abril es el momento de salir a caminar el Buen Vivir, de partir la oscuridad, de construir una nueva forma de relacionarnos con el otro, con nosotros, con la Madre Tierra, la Pachamama, la Ñuque Mapu. De relacionarnos en armonía, en simetría. De caminar en busca de la tierra sin mal, construyéndola día a día.
Venimos a decirle basta a este modelo extractivista que nos mata lentamente. Y allí en cada rincón donde el sistema nos quiera arrancar la lengua, los pechos, el territorio y la vida; opondremos la fuerza del llamado de la tierra y la resistencia. Allí donde los malos gobiernos nos inunden de alcohol y hambre, allí donde quieran contaminarnos y saquear nuestros bienes comunes, opondremos lucha y organización. Allí donde el dinero sea rey y señor, donde el fracking, la megaminería y el monocultivo se envuelvan de progreso mientras ocultan nuestros muertos; opondremos la dignidad de no claudicar, la promesa de recuperar cada metro de territorio robado. Ya es tiempo de nuevos vientos, de golpear con un solo puño y de construir con muchas manos.
Por eso, te invitamos a escuchar el llamado, el nuestro, el tuyo, ese que viene desde la profundidad de la tierra y resuena en cada corazón. Las oprimidas por el sistema, por nuestra condición de mujer y por ser indígenas, te llamamos desde el corazón de cada territorio. El llamado es nuestro, la construcción es de todos. Porque nos une la lucha y la alegre rebeldía.
Los invitamos a marchar, porque los espejismos del llamado “progreso” y “civilización” han sido sólo el velo que encubrió la muerte y el olvido. Marcharemos juntas, marcharemos también junto a nuestros ancestros, con los que ya no están, pero viven en cada lucha.
L@s invitamos a marchar por el Buen Vivir; a levantar sus banderas, sus lanzas, sus flores y sus luchas que también son las nuestras, a que nos acompañen en este día histórico, a escuchar la voz de las abuelas, ejemplos de resistencia, guardianas del saber ancestral; a escuchar a las mujeres guerreras que parirán nuevos mundos y a las niñas que nos enseñarán a no perder nunca la alegría.
L@s esperamos, compañer@