(Por Oscar Castelnovo/APL) Si se desata la hecatombe en las 300 cárceles argentinas no será una tragedia, el hecho tendrá responsables y comporta el mayor de los delitos: se llama genocidio.
Se confirmaron cuatro nuevos casos de coronavirus en el penal de Devoto y ya son 8 los presos contagiados. Según trascendió, los afectados fueron trasladados una vez que tuvieron los síntomas a la Unidad N° 21 del Hospital Muñiz, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se les realizó el hisopado correspondiente para comprobar si tenían la enfermedad, corroborada positivamente en las últimas horas de este domingo.
En tanto, desde la ONU, hasta una multitud de organismos internacionales recomendaron los arrestos domiciliarios y otras morigeraciones, por la covid-19, a las cuales accedieron numerosos países el mundo. Por caso, España, Italia, Francia, Brasil, Irán, Reino Unido, México o Turquía, entre otros, enviaron a sus casas a cientos de miles de privadxs de libertad. En cambio, el presidente Argentino, Alberto Fernández y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, -la más complicada por su superpoblación-, se negaron a tomar medidas desde el Poder Ejecutivo. Ambos mintieron sobre que es «solo» tarea del Poder Judicial las morigeraciones y/o libertades, cuando la Constitución Nacional y la Provincial los facultan para decretar la conmutación de penas. Los acuerdos firmados en Mesa de Diálogo días atrás en Devoto, son promisorios, pero la covid-19 no espera. A la vez, como los penitenciarios entran y salen son posibles transmisores a uno y otro lado de los muros.
Si se desata la hecatombe en las 300 cárceles argentinas no será una tragedia, el hecho tendrá responsables y comporta el mayor de los delitos: se llama genocidio.