(Por Fernanda Giribone/APL) Luis Espinoza, de 31 años, fue asesinado durante un violento operativo policial el viernes 15 de mayo en el sur de Tucumán. Su cuerpo fue encontrado una semana más tarde en el fondo de un acantilado en Catamarca. El trabajador rural -padre de seis hijos- desapareció en la localidad de Simoca cuando la policía lo detuvo en medio de un operativo policial que pretendía interrumpir una carrera de caballos clandestina. El día que desapareció, según testificó su hermano, Luis fue esposado, golpeado por la policía y llevado a rastras. Desde ese momento no se supo de él durante una semana, hasta que el 22 de mayo fue hallado asesinado en la provincia de Catamarca, a 200 metros del límite con Tucumán.
Luis Espinosa murió como consecuencia de la herida que sufrió al recibir un disparo por la espalda. Este viernes se supo que los peritajes determinaron que la bala salió del arma reglamentaria del oficial José Morales. Por el hecho están detenidos nueve policías y un civil. Además de Morales, el subcomisario Rubén Montenegro, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya, José Paz y Miriam González; el agente Esteban Rojas González, el vigilador comunal Sergio Santillán y otro civil, que es hermano de uno de los efectivos.
El 22 de mayo, cuando su familia encontró el cuerpo de Luis Espinosa, arrojado por los asesinos el ENCUENTRO MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA presentó en la Casa de la Provincia de Tucumán de CABA un escrito exigiendo justicia para Luis Armando Espinoza. El documento exigió respuestas al Gobierno Nacional, y denunció la desaparición forzada seguida de muerte, el ocultamiento de su cadáver en otra provincia y el silencio cómplice del gobierno nacional y provincial. El documento también declara que la Pandemia no es excusa para la represión, y denuncia que desde “que comenzó la cuarentena, las represiones policiales, que no son otra cosa que el permanente accionar de todas las policías provinciales y de la Federal y la Gendarmería, se hicieron más y más cotidianos. Así, hasta llegar a matar, pasaron de los golpes, a las humillaciones de los más pobres; de las balas de goma, a las de plomo; de las balas de plomo, a la DESAPARICIÓN FORZADA de un trabajador rural y de la desaparición forzada, directamente, al ASESINATO cometidos, en este caso, por la Policía de Tucumán”. Otras agrupaciones, organismos de DDHH y personalidades como Nora Cortiñas y Sergio Maldonado se sumaron al reclamo de justicia por Luis Espinoza.
Por su parte, el juez de instrucción penal Mario Velázquez, sostuvo que «llevo quince años como juez de garantías, pero nunca tuve un caso como éste. Acá se privó a una persona de la libertad, se la hizo desaparecer y habiéndola matado, se la tiró. Tiene todos los condimentos de la época más atroz de nuestra historia en manos del terrorismo de Estado».