En el medio de toda esta insólita agresión por parte del sionismo, se intentó neutralizar mi tarea periodística, a través de la incautación de todos mis correos de trabajo y personales, exigiéndosele infructuosamente a Google Internacional que los facilitara, se husmeó en nuestra web buscando señales delincuenciales donde sólo hubo y habrá información objetiva de lo que realmente ocurre en la Palestina ocupada y en otros sitios del mundo, y no lo que a la DAIA le gustaría que se cuente.
Lo dijimos en su momento, cuando comunicamos esta maniobra represiva y pedíamos apoyo para dar la batalla: detrás de todas estas jugadas (habituales en el sionismo) existía la idea de disciplinar a quienes ejercemos el periodismo desde el lado de los pueblos y en este caso de la tantas veces ultrajada Nación palestina. Se nos quiso condenar por nuestro uso de la libertad de expresión y opinión, por hablar en un acto condenando la masacre producida por los soldados israelíes en Gaza, por informar desde nuestra propia sensibilidad sobre el uso de bombas de fósforo contra la población civil o las ejecuciones sumarias diarias que vienen ocurriendo en Cisjordania. Se nos intentó acallar por protestar a través de la palabra y la escritura, por el avasallamiento a través de décadas de los derechos humanos de las mujeres, hombres, niños y niñas de Palestina, por negarnos a aceptar como natural que en las cárceles-tumba de Israel más de 4.500 palestinos y palestinas – muchos de ellos niños de corta edad- sufran todo tipo de torturas. Que visibilicemos desde nuestros medios de comunicación todo esto y más, es lo que no agrada a quienes se creen con la atribución de embestir penalmente contra las opiniones de quienes no piensan como ellos.
Por eso consideramos, desde Resumen Latinoamericano, que este archivo de causa es una gran victoria frente a los poderes represores. Y como siempre ocurre, hay protagonistas que venciendo el miedo que suele infundir la prepotencia sionista, no dudaron un sólo instante en defendernos y repudiar el ataque que sufríamos. Todos ellos y ellas han sido importantes: comenzando por nuestros queridos compañeros de la Gremial de Abogados y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que a través de los doctores Eduardo Soares, Roberto Perdía y Ernesto Trastenberg, se echaron al hombro la tarea para contrarrestar judicialmente el atropello. Qué no decir de los colaboradores y corresponsales de Resumen Latinoamericano aquí, en Cuba, en Brasil, en Venezuela, en Estados Unidos y en Europa, o de los colegas periodistas, de las organizaciones de Derechos Humanos y de los movimientos populares, sindicales, estudiantiles y políticos, que desde el primer día acercaron su mensaje de apoyo, firmaron notas y manifiestos o difundieron mediáticamente lo que ocurría con nuestro caso.
Mención especial también, para el acompañamiento de numerosas entidades y personalidades judías no-sionistas que conociendo de primera mano, muchos de ellos por haberlo sufrido, lo que es el sionismo, no dudaron un instante en sumarse a la campaña.
Sin embargo, hay algo que nos ha conmovido muy especialmente: esa es la red internacional de solidaridad. Miles de firmas llegadas desde todos los continentes defendiendo nuestro derecho a opinar y expresarnos. Voces totalmente disímiles y muchas veces diferenciadas políticamente, unidas en la defensa de Palestina.
Ahora que esta causa judicial ha sido desestimada, instamos a no bajar la guardia y a seguir haciéndonos eco – por amor a la Resistencia Palestina- de todo lo que ocurre en ese territorio ocupado, ayudando de esta manera a romper el cerco informativo que imponen el sionismo y el imperialismo norteamericano. Y a nivel local, comprometernos a respaldar a nuestro colega Saboulard, que afronta otra causa similar abierta por la DAIA tiempo atrás.