(Por Bárbara Taboada/APL) Mientras que el mundo es absorbido por la emergencia sanitaria de la covid-19; la realidad para las naciones originarias de todo el continente, se presenta aún más cruda. Los estados americanos siempre genocidas, aumentan las prácticas perversas para concretar el plan iniciado en 1492: La desaparición de nuestras naciones originarias y la conversión de un continente solo para el saqueo. La Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) denunció, recientemente, que en estos últimos cuatro meses, siete nativos Awá fueron asesinados por grupos armados que operan en Colombia al margen de la ley.
A través de un comunicado público, se informó lo alarmante de esta situación, que aunque no es nueva, es muy delicada; por el silencio mediático monotemático.
El pueblo Awá expresa: “ No se puede pasar en alto, que haya ocurrido esta cantidad de crímenes, esto nos reitera la sistematicidad con la que nos están llevando a un exterminio físico, cultural y espiritual».
También evidenciaron el terror con el que conviven día a día: «nos siguen amenazando, las intimidaciones llegan por todos lados; llamadas telefónicas, motos que circulan reiteradas veces por nuestras casas, mensajes, vehículos sin placas, entre otros móviles que nos intimidan».
10 años atrás…
No solo ha sido una la masacre que ha vivido este pueblo. Una de las más lamentablemente recordadas es la del 2009, cuando once originarixs -entre ellxs dos mujeres embarazadas-, fueron asesinados tras un enfrentamiento entre las FARC y el Ejército de Colombia, en Tortugaña-Telembí.
En agosto de ese mismo año fueron asesinados doce Awá, entre los que había cuatro niños y tres adolescentes. Esta vez en el resguardo Gran Rosario. Dos meses después, el 27 de octubre, hombres armados mataron a otros tres indígenas de la misma comunidad en un sitio conocido como La Guayacana, también en Nariño. El 2010, quince personas fueron ultimadas y dos desaparecidas. Y la matanza no para.
Peor que el Covid, es el racismo:
El martes pasado, la Unipa precisó que seguirán perviviendo por el bienestar de las comunidades y buscando que la justicia llegue para el pueblo Awá y esclarezca los muchos asesinatos de los cuales vienen siendo víctimas, como se evidencia, por varios años.
Mientras aquí en el sur, el estado racista chileno condena a muerte a Celestino Córdova, autoridad ancestral espiritual mapuche, y con él a toda la nación; en Colombia y en cada estado americano donde existen naciones originarias, sucede lo mismo.
En estos momentos, los Awá realiza un llamado a las autoridades locales y nacionales para que emprendan, desde sus competencias, acciones contundentes que den respuestas institucionales «frente a esta grave vulneración de Derechos Humanos».
Que quede claro: cada nación originaria es protectora de una parte del territorio universal. Es un mandato y compromiso espiritual/milenario, para sostener el equilibrio de las fuerzas de cada sitio. De eso depende nuestra salud en el planeta.
Si el genocidio de 1492 se perpetuó, con prácticas silenciadas; es porque el objetivo sigue siendo el mismo: La extracción, la miseria, la vejación y la tortura de nuestra gente y el territorio, a cambio del beneficio económico de las empresas transnacionales.
¡Fentxen Newen pu Che mapun! Fuerza a todas las naciones originarias en resistencia!