(Por Adriana Revol/APL) En Córdoba el estado provincial que se ha caracterizado por ocultar sus crímenes, y no es que piense que otras provincias los difunden. Pero aquí esconden, disfrazan, y han negado hasta último momento que hay presxs contagiadxs de covid-19. Recién esta semana a raíz de que algunxs empleadxs se infectaron, y se filtro la información, han reconocido que existen cuatro pibes con el virus en la cárcel EP9, UCA (Unidad de Contención del aprendido). Esta es una unidad para personas procesadas, que padece de un altísimo grado de hacinamiento, más de cien detenidxs por pabellón. Aquí también van a parar personas por violación al código de faltas, más de treinta mil durante la cuarentena. Un caldo de cultivo para diseminar el virus. Esta semana le realizaron hisopados a más o menos cuarenta pibes que tenían síntomas, leves, como dolor de garganta, y tos, y alrededor de ocho dieron positivo.
En esta cárcel los detenidos comenzaron una protesta con la modalidad de no recibir la comida, para que se agilice su situación procesal, y por la falta de prevención para evitar los contagios, ya que a las personas con covid positivo sólo las habían dejado en la casita (un pabellón que se hizo para mujeres cuando esa prisión era para personas en condiciones de pre egreso). Recién ayer, después de este reclamo aislaron las personas infectadas, los llevaron al hospital San Roque.
Quienes fueron trasladados al hospital de extramuros quedaron completamente incomunicados porque no pueden acceder a un teléfono. Un par de pibes son del interior de la provincia, y su familia y afectos están sumamente preocupadxs, ya que la última comunicación directa con ellos fue cuando les comentaron que en la cárcel se habían infectado de corona virus. Ya estando hospitalizados quien les avisa a las familias es una empleada de la provincia, fue la única comunicación.
En esta cárcel, la UCA, el primero de abril, murió un chico, José Mamania, todo lo que dijeron es que tuvo un paro cardiorespiratorio.
Por otro lado, continuando su política de desoír las recomendaciones nacionales e internacionales, la provincia deja una cárcel sin agua por varios días, Bouwer en el MD2. Imposible seguir ninguna recomendación, ni lavarse las manos.
El poder judicial también se lava las manos, y no por el coronavirus, y deja encerradxs a personas enfermas, personas mayores, mujeres con niñxs. Son contadas con los dedos de las manos las prisiones domiciliarias a la que han podido acceder las personas de riesgo.
Hay una persona con VIH/SIDA, con tuberculosis, sin defensas en su organismo (menos de cincuenta CD4), y no logramos que pueda irse a su casa. Hay personas con cáncer avanzado!
Entre las recomendaciones desoídas por el poder judicial, está la de enviar a la casa a las personas procesadas por delitos leves, y a quienes les toque salir en libertad este año. Héctor Rodriguez, de 58 años, tenía diabetes y era insulinodependiente, y este año salía en libertad condicional, pero el sistema de la crueldad le negó esa posibilidad. Esto sumado a una falta de atención médica integral, terminó mandando a Rodríguez a la pena de muerte.
También en tiempo de cuarentena fue ejecutado Alvisio, de ochenta y un años, pasado en su tiempo para acceder a su libertad. Estaba en Bouwer, en un pabellón de pre egreso del MD2. No tuvo el tratamiento necesario.
Pesan más los informes de lxs empleadxs del servicio penitenciario (trabajadorxs sociales, psicólogxs), donde seguramente hablan de lo peligrosxs que son, que la posibilidad de perder una vida en tan inhumanas condiciones de supervivencia.
El sistema de la crueldad espanta, pero a esta ferocidad la alimentan varios, comenzando por quienes más poder de decisión tienen.