Myriam

(Por Oscar Castelnovo/APL) El agravio racista de Alejandro Fargosi, abogado vinculado a Juntos por el Cambio, hacia la compañera Myriam Bregman a quien le lanzó «militante judía», a raíz de una noticia trucha que «informaba» que ella no canta el himno,  no es el primero que recibe la luchadora. Como se recordará, en diciembre de 2017, los barras del PRO en la legislatura no ahorraron alaridos de ofensas y no faltó el «judía de mierda». En esa oportunidad, Myriam asumió su cargo de legisladora del FIT y afirmó “por la lucha de los trabajadores, de las mujeres y los pueblos oprimidos del mundo, por continuar con la lucha contra la impunidad de los empresarios que organizaron y se beneficiaron con el golpe cívico militar, por Rafael Nahuel y Santiago Maldonado, por terminar la barbarie capitalista, sí, me comprometo”. Si, analizamos su gestión, las palabras coinciden con los hechos.

Si bien es trucho el flyer donde supuestamente ella dice que no canta el himno, es absolutamente verdadero que todos los genocidas lo entonan. Es decir, modular la canción patria no es garantía de ningún valor encomiable.

En cambio, luchar consecuentemente por los más vulnerados del sistema, tal como lo hizo Myriam  durante décadas, si la eleva como mujer que se juega por lxs otrxs.

Conozco a Myriam desde que era jovencita, el primer encuentro se produjo en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, creo que fue allá por los 80/90′. No sé si aún se había recibido de abogada. Era locuaz y hablaba con elocuencia. Impactaba por su juventud asociada al compromiso.

Décadas más tarde, en 2012, cuando salió a la luz que el kirchnerismo mantuvo infiltrado  al agente de Inteligencia Américo Balbuena en la Agencia Rodolfo Walsh, durante diez años, entre lxs abogadxs y militantes solidarios que nos brindaron su apoyo, estaba  Myriam. Así, teníamos que ir a Comodoro Py, una y otra vez. Tengo la costumbre de llegar antes a todos lados y allí le compraba un café y hablaba con una señora boliviana que tenía un carrito con termos y facturas. ¿Quién llegaba primero que yo? Myriam, decidida a persistir en la solidez de la denuncia. ¿Quién siguió hasta el presente en esa causa? Sí, Myriam.

También, aprendimos de ella sobre el engendro represivo de la Gendarmería Nacional Argentina llamado «Proyecto X», entre tantas cuestiones que supo desentrañar como pocos  y que son públicas y notables.

 La diatriba de este hombre de Juntos por Cambio, no solo es racista, sino que además es un tanto boba, fácilmente descalificable. Atacar a Myriam con estos argumentos, en este momento electoral, generó repudios para Fargosi y reconocimiento y solidaridad para Myriam.

Sus compañeros de campaña lo deben estar «dialogando» -por así decirlo- a Fargosi, el patriótico.

Ojalá que nunca más haga falta expresar nuestra solidaridad para defender a Myriam, merece ser reconocida, no atacada. Pero si surgiera esa necesidad, si necesitara algo, nadie nos verá faltar a la cita.