Luego de recibir el pedido de la madre de la detenida por la situación inhumana que padecía, un equipo del Comité Contra la Tortura de la CPM acudió al lugar donde constató la grave situación de violencia en que se encontraba la joven. A dos meses de ser madre, y con un grave cuadro de salud que afecta sus pulmones, la encontraron sujetada a la cama en una habitación a puertas cerradas y con custodia, pero sin el sistema de alerta accesible a los pacientes para solicitar ayuda. Su diagnóstico – un cuadro de sífilis y TBC en fase de contagio, con pérdida de masa corporal y los pulmones comprometidos- le fue informado luego de dar a luz a su último hijo.
La víctima relató que antes de estar alojada en esa habitación la mantuvieron durante cuatro días en el pasillo de la planta baja del hospital, acostada en el piso sobre una manta y sujetada con grilletes de pies y manos a las patas de una camilla, a la vista de todas las personas que pasaban.
Al preguntar al personal hospitalario sobre las prácticas de sujeción con grilletes de mujeres internadas, respondieron que el criterio de sujetarlas o no estaba a cargo del personal médico en consulta con los agentes de custodia. También delataron que en el caso de embarazadas en trabajo de parto se aplica la sujeción con grilletes en ambas manos. Al preguntar por los motivos de estas medidas los consultados argumentaron que “se lo hace así porque una vez una embarazada tomo un bisturí y lastimó a su bebe en el momento del parto”, pero no pudieron dar precisiones respecto a cuándo y dónde sucedió el episodio.
A pesar de que la detenida se encuentra en el hospital bajo custodia oficial, durante su internación se presentaron en dos ocasiones dos de los agentes policiales que habían participado en su detención. En ambos episodios la paciente fue amedrentada e insultada por estos oficiales que la amenazaron con enviarla a la Unidad Penitenciaria 40 “para hacerla matar por otras detenidas”. Esos mismos agentes habían sido parte de una brutal golpiza que le dieron en su casa y frente a sus hijos los agentes policiales masculinos de la Comisaría 6 de San José al detenerla. Algunos de los golpes recibidos fueron en su espalda a raíz de los cuales se produjo un deterioro de su cuadro de TBC.
La CPM insiste en remarcar que la custodia debería implicar no sólo una medida de preventiva para una posible evasión, sino una protección contra cualquier acto que atente contra la integridad física de la detenida. Sin embargo, los policías denunciados por malos tratos entraron y salieron del lugar sin ningún problema. Mediante una ampliación de habeas corpus que ya había sido presentado, el equipo del Comité Contra la Tortura de la CPM solicitó también que se investiguen estos hechos y a sus responsables.