Ni una más

Juan Albeiro

Lo de ayer fue histórico. Catarsis. Grito. O griterío. Convocados desde diversos sectores, medios y gente famosa, con todo lo que eso implica, la motivación para movilizarse fue variada. Feministas que militan por la real igualdad hace décadas y señoras que fueron porque vieron a Susana Giménez con el famoso cartelito. Así, se mezclaron progres, militantes de izquierda y grupos religiosos que rezando clamaban “ni una mujer menos, ni un aborto más”.

Todos ellos, poco más, poco menos, van a estar de acuerdo con el petitorio difundido por los organizadores. Cae de maduro que las autoridades, en pleno año electoral, darán cumplimiento al aumento del presupuesto destinado a asistir y acompañar a las víctimas de la violencia de género así como a los órganos de justicia que intervienen. Que se pondrá especial atención a la aplicación de la ya vigente ley de protección integral de las mujeres.

Lo que no me queda muy claro es qué va a cambiar sustancialmente. Qué vamos a hacer los asistentes, los organizadores, los famosos y políticos que manifestaron su adhesión. ¿Cómo vamos a superar el machismo gramático que me orientó a escribir la oración anterior en género masculino?

¿Adónde irán a parar las consignas que son realmente revolucionarias y que ayer se manifestaron para cambiar el estado de las cosas?: “Patriarcado = Capitalismo”; “No nos matan los hombres, nos mata la cultura; ”Si disponer de mi cuerpo libremente es ser una puta, soy puta ¿y qué”. Porque siguen al aire las publicidades de productos de limpieza que postulan como mujer heroína a la que limpia su casa hasta dejarla reluciente. Porque esta noche va a volver a salir al aire el programa de Tinelli y probablemente vaya a medir alrededor de 20 puntos de rating.
Dudo mucho que en el corto plazo logremos revertir esa confusión insostenible entre libertad de expresión y libertad de decir, hacer o mostrar cualquier cosa en razón de ser dueño o inquilino de algún medio de difusión. No subestimo la capacidad que tenemos para elegir lo que queremos pero estimo que la reproducción del sistema y sus valores es avasallante y nos está ganando por goleada. “Ningún pibe nace machista” resume el poder del contexto para formar al cobarde monstruo que golpea a una mujer.

Fuimos cientos de miles en todo el país. Y en realidad somos casi 40 millones los que sostenemos #NiUnaMenos: Basta de femicidios. Pero para lograr ese cometido tenemos que empezar de abajo. Que sea: ni una más cosificada y valorada por su cuerpo. Dejando de imponer costumbres, colores y juegos para nenes y para nenas. Entendiendo que un “piropo” en la calle es un sometimiento psicológico que una mujer tiene que soportar casi toda su vida. Aprehendiendo que lo que vale son las personas libres.
Solo así, de a poquito, vamos a ir derrumbando el patriarcado. Quién te dice, algún día, derrumbemos el capitalismo.