Andalucía: Continúa la marcha de La Desbandá (Málaga-Almería)

(Por Lanueve.info) Más de un centenar de personas continúan la marcha en recuerdo y homenaje de uno de los más cruentos crímenes del fascismo. Hace 85 años miles de personas que huían de Málaga hacia Almería fueron bombardeados por la aviación alemana, italiana y franquista. Fueron miles de muertos que el régimen y su aparato propagandístico intentaron hacer olvidar. Desde hace unos años, familiares, amigos y compañeros de aquellas personas organizan una marcha solidaria desde donde partió la original Desbandá hasta Almería, recibiendo el calor y el apoyo por los pueblos que atraviesan. En este momento se está realizando la marcha que finaliza el domingo.

Un programa muy interesante en este enlace:

https://www.ivoox.com/2-9-12-02-2021-la-desbanda-mayor-matanza-audios-mp3_rf_65365171_1.html?fbclid=IwAR3I4J4XWS2I6pPB7gxKV-JcQkAaEWS9SStTN65yPEB56GwUSV1JP4896Pk

Un reportaje de Canal Sur:

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La Desbandá de Málaga. Una masacre silenciada” el 6 de febrero del 1937 comienza la pesadilla.

En lo primeros días de febrero de 1937 se produjo la mayor masacre de civiles de toda la Guerra Civil.

La carretera que une Málaga y Almería por la costa fue el escenario de un crimen de guerra que aún se sigue investigando.

En lo primeros días del mes de febrero de 1937 se produjo la mayor masacre de civiles de toda la Guerra Civil española. La carretera que une Málaga y Almería por la costa fue el escenario de un crimen de guerra que todavía se sigue investigando. No hay datos concluyentes sobre la cantidad de muertos que se produjeron y ni siquiera se sabe a con exactitud cuánta gente protagonizó aquella huida del terror conocida popularmente como la desbandá.

La toma de Málaga por las tropas rebeldes tiene tintes de tragedia clásica. La ciudad estaba inerme. La República había abandonado la capital andaluza a su suerte, preocupada como estaba por el avance de las tropas de Franco sobre Madrid. La defensa de Málaga estaba en manos de escasas tropas de milicianos, mal armados, descoordinados y sin un mando único. La oficialidad de Ejército no pudo ni quiso hacer frente al enemigo, simplemente huyó. Enfrente tenían las fuerzas de Queipo de Llano apoyadas por las brigadas motorizadas que había mandado Mussolini y la aviación nazi. Málaga estaba perdida.

Consciente de la que se avecinaba, la población civil se echó a la carretera camino de Almería, el baluarte republicano más cercano. Cientos de miles de personas huyeron despavoridas ante las arengas radiofónicas en las que Queipo de Llano dejaba claras sus intenciones: entrar en Málaga a sangre y sexo. La carretera de la costa se llenó de familias que caminaron con sus bártulos a cuestas durante días mientras eran perseguidas por los tanques italianos, bombardeadas desde el mar por la armada rebelde y ametrallados desde el aire por aviones alemanes e italianos.

La masacre fue de tal magnitud que los historiadores más optimistas calculan los muertos entre 5.000 y 15.000. Los más pesimistas cifran la mortandad por decenas de miles. Tamaña tragedia fue silenciada durante décadas por todos sus protagonistas. El régimen franquista no quiso darle publicidad al suceso porque su barbarie escandalizó incluso a sus aliados italianos. La República calló para no desmoralizar a la población y porque pesaba sobre ella la grave responsabilidad de no haber defendido la ciudad. Finalmente, la población civil que sufrió en sus carnes la barbarie guardó un opaco silencio durante décadas por un miedo imborrable.

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La Desbandá: Cuando llegaron al río Guadalfeo, que tenían que cruzar para llegar a Motril, primera parada casi segura que intuían en su éxodo; se encuentran con el puente destruido y el río muy crecido, debido a las lluvias de los días anteriores. Fueron muchas las personas que se dieron la vuelta de regreso, ante la imposibilidad de cruzar el río. De las personas que lo cruzaron, muchas de ellas fueron arrastradas por las aguas hacia el mar, pereciendo en el intento.

La lluvia de otros días también fue sumisa al fascismo.

Cayó torrencial y maldita.

Y el agua fue creciendo en el río como crece el odio en el fusil y en el sable.

Y daba miedo el cauce porque demasiados espectros esperaban su ración de huesos.

Y daba miedo quedarse quietos porque demasiados aviones y barcos vaciaban sus tripas de fuego.

Y daba miedo desandar los pasos y volver al inicio donde rebanaban los cuellos.

Sólo quedaba la orilla lejana donde quizá estuvieran los suyos para darles el pan y el abrazo.

Así familias completas se lanzaron al agua a bracear con sus hijos atados con cuerdas,

así intentaron cruzar, pero la corriente bebió aquel elixir de náufragos

y desaparecieron tan rápido que no dio tiempo a que gritaran sus nombres para saber quiénes eran.

Ellos sólo querían secarse en Ítaca para continuar el viaje,

y el río se cobró al contado ciento de vidas como peaje.

por Silvia Delgado

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