Sampietro se encontraba detenido en una celda de aislamiento en la Unidad Neuropsiquiatría N°34 de Melchor Romero desde octubre de 2005, a pesar de no ser un paciente psiquiátrico. Condenado a 4 años y 6 meses de prisión por portación de arma de guerra, en junio de 2006 comenzó una huelga seca reclamando por el armado de su causa, por las condiciones inhumana de detención y denunciando que se encontraba excedido en el tiempo de reclusión.
A fines de junio de 2006 fue reubicado en la Unidad 45 de Melchor Romero, recordemos que de esta última fue sacado a patadas por haber redistribuido entre los internos hambrientos comida que había sacado del sector de cocina. En su reingreso fue tirado en un pasillo con un escabroso colchón, y alrededor de las nueve y media de la noche del 6 de Julio de 2006 los tres imputados se acercaron a Sampietro propinándole todo tipo de golpes de puño, le dispararon seis veces en la espalda con balas de gomas desde dos metros de distancia, lo orinaron, lo escupieron, lo patearon y para finalizar la fiesta le metieron los dedos en el ano gritándole que se haga buchón del servicio.
En ese momento, y ratificado esta semana en sede judicial por el perito médico Mariano Castex, la víctima se orinó y defecó encima a causa del miedo que lo invadió. Luego fue llevado a Sanidad donde se lo mantuvo esposado de pies y manos, perdiendo de a ratos la memoria, la sensibilidad de las manos, el control de esfínteres, dejándolo toda la noche sobre sus excreciones.
La denuncia recayó en el juzgado de Garantías N° 3 de La Plata a cargo de Néstor De Aspro quien consideró que los hechos denunciados no configuraban el delito de torturas, sino que se limitó a caratular la causa como vejaciones. Cuando la causa fue elevada a juicio, el doctor Oscar Rodríguez solicitó extender la imputación al delito de torturas.Luego, la jueza Grecco hizo lugar al pedido de la acusación y se declaró incompetente por cuestiones de jurisdicción. La causa ahora está en manos del Tribunal Oral Criminal N° 4 de La Plata.
Como consecuencia de las denuncias radicadas por Sampietro se le concedió la morigeración de su pena otorgándole el arresto domiciliario con tobillera electrónica. Se le confirió salidas laborales, vendía libros en la Universidad de La Plata, estudiaba periodismo y seguía militando en La Cantora, cumpliendo todas las restricciones ordenadas por el Tribunal para permanecer en libertad.
Cuando se invirtió el rumbo del juicio los penitenciarios denunciaron ante el TOC 4 de La Plata que Sampietro violaba su arresto domiciliario, armándole 55 causas, cuestión que persuadió a los integrantes del tribunal para revocar su morigeración de pena. Nuevamente tras las rejas Fabián volvió a ser acechado por sus torturadores.
La última, fue una semana muy dura, los testigos que declararon ante los integrantes del Toc 4 se vieron amedrentados por familiares, amigos y por los propios penitenciarios. En la última jornada de debate de la semana debía presentarse a declarar el médico que “atendió” a Sampietro después de las torturas, Carlos Lazzarano. Recordemos que el galeno fue apartado de la causa por el doctor Néstor De Aspro. Esperamos que las próximas jornadas se desenvuelvan sin “presiones extrañas”, y que tanto testigos, peritos y miembros de organizaciones populares puedan brindar sus testimonios sin temores, para que se haga justicia por hechos aberrantes cometidos contra los más vulnerables