Su estado se fue agravando, dejó de comer, estaba doblada por el dolor, sus compañeras de cautiverio la cuidaban y se desesperaron avisando a quien quisiera oír que agonizaba en la celda. Intentaron llevarla a otro hospital, el Llano, pero trabas burocráticas, vinculadas a su derivación, impidieron que fuera asistida allí. Finalmente, tras largos 15 días , en estado de shock, fue internada y operada , en el Hospital Vidal, el domingo 7 y falleció esta madrugada.
Una muerte mas, bajo la responsabilidad del estado, que la encarceló. Los “suicidios” bajo custodia no son mera decisión autonómica, individual de quien “libremente” resuelve quitarse la vida. Es el encierro el que mata. Para María Elena, no hubo salvaguarda a su integridad física, a su integridad psicológica, a su derecho a la salud, a una asistencia hospitalaria adecuada. Su condición de privada de libertad, solo garantizó desidia, y desatención. Total, era solo una mujer presa, que ya había tenido intentos de suicidio, y autolesiones… A quien le importa… si solo es un legajo que está(ba) en los márgenes del sistema.