Al mismo tiempo nos indignó la justificación del hecho con la crueldad que una buena parte de la sociedad juzga a los desempleados, a los que reciben subsidios, a los que protestan en las calles, y ahora a los que mueren de frío en las calles.
Qué tiene que ver esto con la entrevista que le hiciera, en abril de 2013, Lucía Amatriaín al pintor Eugenio Cuttica, publicada con el título “El arte es una bendición” en el portal Publicable?.
Es que todo lo dicho es una práctica, una acción social en tanto produce efectos en los otros. No hablamos de cualquier cosa ni de cualquier manera. Lo hacemos desde nuestros gustos, actitudes, ideas y conceptos sobre nosotros mismos, los otros y los fenómenos sociales. Aunque no siempre decimos lo que pensamos, ni hacemos lo que decimos, la coherencia de Cuttica en el transcurso de la entrevista no deja lugar a dudas. Cinco años después, los pobres lo son porque eligieron serlo. Y las mujeres están “perdidas” porque no siguen las tradiciones y no se entregan a la causa “ligada a la “trascendencia”.
De la entrevista extraje cuatro afirmaciones:
1 – “Veo que las mujeres han olvidado la noción de poder que tenían y ahora están como perdidas, sin saber cuál es el verdadero poder de la feminidad. No tienen ni idea. No les fue transmitido por las madres”.
O sea que son las madres las que han dejado de transmitir el “verdadero poder de la feminidad” y a eso se debe que la mujer hoy no tiene ni idea de ese poder?. Cuál poder? me pregunto. El que devendría de la aceptación del lugar destinado a la mujer en la civilización occidental y cristiana?, el que invisibiliza las relaciones de dominación propias de una sociedad patriarcal?, el que la somete a las normas de esa sociedad sujetándola a la voluntad del hombre?.
De la Grecia clásica proviene la idea del sujeto de derechos asociada al varón, pero sólo al que efectivamente detentaba esos derechos sobre mujeres, niños, viejos, extranjeros y esclavos. Y la idea de ese varón, el modelo propiciado, estaba representado por el joven, propietario, de raza blanca, fuerte, racional o alejado de las emociones y por lo tanto objetivo. Esta visión jerarquizada y sexualizada de la realidad social fundó asimismo las bases de la ciencia, el arte y la religión, conocimientos atravesados por el sentido común, los valores y los posicionamientos sociales, es decir, conocimientos atravesados por la ideología. El análisis de Cuttica refleja su ideología, su visión del mundo y la realidad social.
2 – “Lo que pasó cuando el movimiento feminista luchó contra el machismo fue que lo hizo con armas machistas. Y, lejos de debilitarlo, lo extendió a los dos sexos, entonces ahora todos son hombres y prácticamente no existe la mujer-mujer, la que sabe que se entrega para una causa ligada a la trascendencia, como el señor que planta el árbol”.
Manipulación del discurso feminista que amplía la anterior descalificación. Lo opuesto a la “entrega” que propone Cuttica, es lo que niega en forma implícita: el derecho a decidir de las mujeres acerca del trabajo, la educación formal, el arte, la maternidad, y no las imposiciones culturales denunciadas por las diversas corrientes feministas. Se impone, desde su visión, el imperativo moral de la mujer sumisa, entregada a la causa de la “trascendencia”, causa que lograría llevar a cabo si acepta reproducirse, cuidar de los hijos, los viejos y los enfermos, y asimismo cuidar del esposo proveedor de la familia.
3 – “¿De qué manera se entregan aquellas que sí lo hacen?, pregunta la entrevistadora.
-Mediante el amor sin condiciones.”
Otra vez la mujer, en su opinión, no debe poner condiciones. Aceptar, conformarse, vivir sin deseos, aceptando pacíficamente el sufrimiento. En síntesis, el estado de ataraxia como ideal. A quiénes favorecería ese estado?, fácil es deducir que son favorecidos en el par dominador-dominado los varones, en un contexto de relaciones sociales jerarquizadas y sexualizadas.
4 – “¿Qué es lo que más le gusta de su oficio?
-Lo que más me gusta es todo. Quiero que escribas esto: la mayoría de la gente trabaja de algo que no le gusta y gana poco para comprar cosas feas para gente que odia. Es una situación muy miserable. El arte es una bendición para mí, porque hago lo que me gusta, gano mucho dinero, me rodeo sólo de la gente que me resulta interesante e invierto en arte. Es un tema de reciclaje de energía, lo opuesto a una vida miserable. Vivo en un estado muy parecido a lo que las religiones llaman el paraíso”.
Eugenio Cuttica, – argentino residente en Estados Unidos -, revela de este modo la convicción de ser un hombre racional y libre, que eligió el arte y gana “mucho dinero”, como así también elige a la gente según sea “interesante”.
Más que suficientes son estos tramos de la entrevista para entender el por qué de su fastidio hacia los “argentinos” que mueren de frío en lugar de trabajar, y encima se mueren a metros del museo donde expone.
Los desposeídos, los que se mueren a la intemperie, han elegido morir de frío. Claro que si se le hubiere preguntado en qué medida él vivía de acuerdo al estado de ataraxia que pregona, no hubiese podido demostrarlo. Ni justificar el goce propio del cual se ufana, o lo que es lo mismo, la satisfacción de sus deseos.
La supresión del deseo, la aceptación del sufrimiento y el logro de la paz como características de la ataraxia serían virtudes sólo exigibles a las mujeres y los varones pobres y a los que viven en la calle.
El sistema capitalista crea y reproduce relaciones de explotación sostenidas y justificadas ideológicamente. Por lo que sus expresiones no son una excepción. Los representantes del poder concentrado en el gobierno y los medios de comunicación garantizan con su discurso esa reproducción.
Lo demuestran las opiniones sobre la muerte de Ana Paula de periodistas de un canal televisivo local, el martes 24 de julio, día en que se realizó una protesta convocada por artistas de Mar del Plata, opiniones coincidentes en lo esencial con las del pintor cuestionado. Ello a pesar de una nota que registró la protesta, incluyendo la entrevista a la pareja de la mujer fallecida. En los comentarios a esa nota afirmaron que debía tenerse en cuenta que los que viven a la intemperie tienen adicciones como el alcohol y las drogas – verdad que no es explicada a partir de sus condiciones de vida -, no aceptan las reglas en los refugios estatales – sin testimonios que informaran sobre esas reglas -, y por lo tanto, afirmaban, no acuden a ellos. Afirmaron que de todos modos reciben comida de voluntarios anónimos y solidarios tanto como del estado municipal y provincial, sin tener en cuenta que esa asistencia es parcial en el caso de la estatal, que no resuelve en definitiva la condición de exclusión en la que viven. Como remate aconsejaron que los ayudemos, apelando al llamado a llevar “esa frazada viejita que no usamos, en el auto”. Caridad y beneficencia como propuesta.
Ante la violencia simbólica y material, el ejercicio de un pensamiento crítico es imprescindible, así como las prácticas coherentes con el mismo.
Se impone un cambio de sistema, la fundación de otra realidad, comenzando por exigir empleo digno, privilegio de lo público sobre lo privado y la defensa de la vida en todas sus manifestaciones.