Frente a este cuadro de situación el detenido decide ¨sacar un escrito solicitando comparendo¨, tarea no muy fácil ya que debemos contar con el beneplácito de la unidad penitenciaria en la cual se encuentra detenido y del Procurador de la misma. Sorteado este primer escalón, el cual puede llevar varias semanas, logramos Su Señoría nos cite a comparecer frente a vuestros estrados para escucharnos.
Desde el momento que se acerca el encargado y te dice ¨salís para comparendo¨ arranca la mayor de las verdugueadas a las cuales el Servicio te somete.
Supongamos que nuestro familiar detenido se encuentra en la Unidad 28 de Magdalena y debe comparecer en los Tribunales de San Isidro, el interminable recorrido seria así: tipo doce te sacan de la celda, vas una horita más o menos a los retenes de la Unidad y de ahí directo al camión. La primera parada luego de hacer los 55 km que separan Magdalena de La Plata es el playon de Olmos, lugar donde se hace la distribución de detenidos de acuerdo al lugar donde deban presentarse. Llegados ahí son ubicados en camiones sin motores, no olvidemos que siempre están esposados, y ahí esperan alrededor de cuatro horas hasta que llega la mentada distribución. Salen del obsoleto camión, con frio, hambre, sed, ganas de orinar etc etc etc y de ahí van directo a los retenes de Olmos, están una horita y por fin llega el camión que te llevara a destino, si, por fin, podre ver a mi Juez e interiorizarme de la causa, piensan ilusamente los detenidos.
Los suben al camión, esposados, pero ahora tenemos una nueva modalidad, además los atan al caño que corre por debajo de los asientos, por lo cual el recorrido que puede durar cuatro horas, están prácticamente encorvados todo el tiempo, solo pudiendo apoyar la cabeza en el asiento delantero.
Pero se dio y llegamos al lugar de destino, obvio, nos bajan rápido, como animales y a la alcaldía de Tribunales. Cuando te llega el turno te suben y LLEGÓ TU GRAN MOMENTO, lográs hablar con tu juez para ver el estado de tu causa, pero o casualidad, S.S. está en audiencia, ocupado, no llegó o vaya a ser que otra excusa, pero nunca está, y te atiende el Secretaria del Juzgado rapidito y sin dar grandes explicaciones y las que da son ampliamente conocidas por el detenido, no logrando evacuar sus dudas. Sus contados minutos de comparendo se terminan y nada nuevo en el horizonte. De ahí otra vez a la alcaldía de Tribunales, esperar hasta las tres cuatro de la tarde, para luego salir para el playón de Olmos donde nuevamente nos hacinarán como ganado en el camión sin motor otras tres horitas para luego ser reintegrados a la Unidad.
Viaje que lleva alrededor de 22 horas, en las cuales no comen, beben escaso líquido, dependen de la buena voluntad del Servicio para orinar, padecen frio, no duermen, un verdadero verdegueo, lo cual muchas veces hace desistir a los detenidos de la solicitud de comparendo.
Pero la peor de las decepciones es que luego de tanto padecer llegan como se fueron con las manos vacías, con las mismas dudas que salieron o algunas más, y encima se va generando ese resentimiento por el mal trato dispensando.
Quizá quede más claro por qué la mentada resocialización y todos los re-re, conforman parte sustancial de la antología de los más célebres cuentos chinos.