(Por La izquierda diario) El Juzgado Federal nro 12 actualmente a cargo de Rodolfo Canicoba Corral, confirmó el procesamiento de Alfonso Ustares, uno de los policías federales procesados como jefe directo del Américo Balbuena, agente de espionaje de la Policía Federal. Con esta medida, la causa debe elevarse a juicio oral. Alfonso Ustares, junto a Alejandro Sánchez, ambos jefes de la División Análisis de la Policía Federal, fueron procesados en abril de este año en el marco de la causa por infiltración ilegal contra Américo Balbuena, policía federal infiltrado en la agencia de noticias Rodolfo Walsh. Balbuena se hizo pasar por periodista de la Agencia Walsh hasta que en mayo de 2013 una interna policial sacó a la luz su condición de agente de Inteligencia de la Policía Federal Argentina, un buchón infiltrado en esa agencia de periodismo. Durante once años, haciendo de “periodista”, entrevistaba a referentes sociales, políticos, sindicales, y de derechos humanos y conocía en detalle los movimientos de las organizaciones.
Por su parte, la defensa del ahora retirado policía Ustares había planteado la prescripción de la acción penal por el transcurso del tiempo, argumentando que su defendido ha dejado de integrar la Policía Federal años atrás, y por ende debía computarse el plazo de prescripción de la causa previsto por el Código Penal para el común de los individuos que no son funcionarios públicos.
Sin embargo, la justicia federal otorgó la razón a la querella de la Agencia Walsh, representada por Myriam Bregman y Matías Aufieri del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH). De este modo, el Juzgado Federal nro 12 rechazó el planteo de Ustares, dado que su compañero de causa y de armas, Alejandro Sánchez, ha continuado como comisario inspector de la Federal en la Dirección de «Antiterrorismo» premiado con ese cargo por Patricia Bullrich hasta este mismo año. La condición de funcionario público de uno de los imputados, impide que opere la prescripción y cierre de la causa para el resto de los acusados.
De esta manera, la causa continúa su curso hacia el juicio oral, cuya elevación ya ha sido solicitada por la fiscalía y la querella antes mencionada.
“Sin duda la resolución es un triunfo de las organizaciones populares que han sido espiadas por Balbuena y la Federal durante años”, señaló a este diario Myriam Bregman. Agregó que “esta denuncia la iniciamos en 2013 junto a numerosas organizaciones y pese a los larguísimos tiempos que se han tomado para la investigación en el Juzgado de Instrucción nro 12 [a cargo de Sergio Torres hasta abril de este año, cuando a pedido de María Eugenia Vidal pasó a formar parte de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, NdeE], la persistencia de nuestra la querella, esta causa testigo está llegando a las puertas del juicio oral contra los policías de la Federal Alejandro Sánchez, Alfonso Ustares y Américo Balbuena”.
Recordemos que Ustares y Sanchez, los jefes de Balbuena, habían sido procesados por los delitos de abuso de autoridad de funcionario público y violación de la ley de Inteligencia, los mismos que por lo que habían imputado a su subordinado.
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En el expediente se detalla que son responsables de “haber ordenado, formal o informalmente, en su calidad de jefes de la División Análisis del Departamento Seguridad y Estado de la Policía Federal, que Américo Alejandro Balbuena, en su carácter de oficial de inteligencia de esa dependencia y ocultando esa condición, desarrolle tareas de inteligencia en infracción a las leyes que regulan la actuación de esa fuerza y de los organismos de inteligencia, tendientes a obtener información de distintos integrantes de organizaciones políticas, sindicales, sociales, estudiantiles y de derechos humanos”.
Por su parte, Matías Aufieri relató las trabas del Poder Judicial para enlentencer la investigación. Por ejemplo, “la justicia federal recurrió para sus allanamientos y pericias nada menos que a la Gendarmería Nacional, la misma fuerza que en ese momento, durante el gobierno de Cristina Kirchner, era protagonista del Proyecto X de infiltración y más tarde, comandada por el excarapintada Sergio Berni se encargó de reprimir cuanta protesta hubo y fue el responsable del famoso ‘gendarme carancho.’”
El caso de Balbuena no era un caso aislado. Su tarea de buchón se enmarca en los llamados “mil” espías que son parte del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal. Su tarea siempre estuvo amparada por decretos que reglamentaron la “Ley Orgánica del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina” durante la dictadura Juan Carlos Onganía en 1967.
“Seguiremos insistiendo en que esta causa llegue urgente a juicio oral, cada minuto que pasa es un mensaje de impunidad a los que infiltran a organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos”, señalaron Bregman y Aufieri.