Durante esos dos días (27 y 28) vivimos situaciones inéditas. El pueblo autoconvocado arriba del puente, más allá de las presiones políticas y sindicales, reafirmó mantener el corte hasta que hubieran respuestas. Las asambleas proclamaron, cada hora, con vivas y aplausos el sostenimiento de la justa lucha. Se rechazaban así los “acuerdos” de cúpula realizados entre las autoridades nacionales ( Carlos Menem) y provinciales, (gobierno de coalición, legislativo) y operadores locales. Fue un puente bien auto convocado, con todas las singularidades del movimiento, que quería que se escuchara su propia voz y no la de sus “representantes”, que planteaba que la solución no sólo está en el cambio de ‘personajes’, en el cambio de políticos, sino en el cambiar la manera de hacer y ejercer la política, que buscaba salidas colectivas y no individuales, que tuvo a las mujeres en el primer plano de la lucha, que ejercía formas de control popular y democracia directa, con horizontalidad, con vigilancia y rotación constante del mandato de sus delegados.- Fue en ese corte que lo vimos pasar al histórico caudillo de la política provincial, Pocho Romero Feris, caminando con su maletín y bolso, ciudadano de a pie como todos los que tenían que cruzar al chaco, pese a que había exigido privilegios a las mujeres (en su mayoría docentes) que controlaban los retenes de acceso… “Voy a Bs As a gestionar para uds, señoras”, diría el legislador… “Camine, Pocho…. Camine. Como todos”
Y la noche del 27 al 28, la pasamos arriba del puente. Frío, mate cocido, mazamorra caliente… banderas argentinas. A las 12 de la noche, antes que avanzara el 28, día de la gendarmería nacional un grupo de docentes autoconvocados, esos que ingenuamente creían que la gendarmería de veras custodiaba fronteras, y que de veras velaba por nuestra seguridad, les cantaron el feliz cumpleaños,a los gendarmes que estaban al límite del retén superior del puente, sin prever que estos gendarmes, estaban allí como fuerza represora de las desesperadas demandas sociales de los oprimidos, custodia de los intereses de los grupos de poder. Fue esta fuerza quién reprimió al pueblo de Corrientes tanto el 28 de Julio y luego en la masacre del 17 de Diciembre. Esa misma Gendarmería que hoy la Ministra Bullrich elige para educar en valores “cívicos” a nuestro jóvenes más vulnerables.
A la siesta del 28 de Julio, ya con casi 30 hs de corte ininterrumpido los gendarmes, por orden del Juez Federal Subrogante, Costaguta subieron a acordar un descenso pacifico, para evitar, decían, el desalojo compulsivo. Se acordó un impasse y la promesa autoconvocada de levantar el corte una vez tratada la ayuda federal en el Congreso. Pero arteramente, 120 efectivos de Gendarmería Nacional, los escuadrones 51 de Resistencia, 14 de Las Palmas (Chaco) y 3 de Corrientes, reprimieron a los manifestantes. Con gases lacrimógenos y balas de goma intentaron dispersar a los manifestantes, principalmente docentes autoconvocados, familias, mujeres y niños, que repelieron la agresión con palos y piedras. La batalla fue campal.
Los gendarmes tiraban contra la gente indefensa que corría en busca de protección y la solidaridad de los barrios aledaños (Arazaty, San Benito, Ferre) no se hizo esperar. En instantes fueron miles de correntinos, impulsados por la más profunda indignación, que reaccionaron defendiéndose, una verdadera lluvia de cascotes espantó a los gendarmes haciéndolos retroceder. Recularon en chancletas, dejando en el camino escudos y cascos, que fueron tomados como trofeo pòr los manifestantes. Eran enarbolados, en señal de triunfo, mientras están vez, con bronca y furia se le cantaba nuevamente el Cumpleaños feliz” a la gendarmería, señalando con sorna el papelón militar.-
Como resultado de la represión hubo una víctima grave: Juan Alberto Pereyra, trabajador estatal y estudiante de comunicación social, que sufrió hundimiento de rostro con pérdida de dientes, por el estallido en plena cara de una granada de gas (al intentar cubrir a unos niños que se encontraban en la empalizada de acceso al puente). Trabajadores municipales, empleados estatales, docentes y desocupados recibieron atención médica a consecuencia de los balazos de goma y la acción tóxica de los gases. Algunos gendarmes terminaron con heridas contusas por las pedradas que los obligaron a replegarse. Juan Pereyra falleció hace ya seis años comprometido luchador social siempre con su dignidad intacta, pero sus lesiones impunes de toda justicia, social, o política.
Luego llegaron autoridades y funcionarios, anunciando la gestión realizada ante la Nación, que no sería más que la tristemente famosa “Ingeniería Financiera” con nuevos ajustes para el pueblo correntino.- En este escenario de piedras, humo, gases, vimos a las compañeras, indignadas, furiosas, arremeter contra los “caretones” de la represión, algunos recibieron escupitajos en pleno rostro, y a otros, las mujeres les recriminaban su cobardía, agarrándolos de los testículos “si total, no tenés huevos”, decían.
Estas son las imágenes y las enseñanzas del 27/28 de Julio del 1999. Aprendimos, con nuestro cuero, que la solidaridad como pueblo, aparece cuando es agredido en su Dignidad, como así comprobamos, que para “conmover” al poder ante las necesidades extremas de un pueblo son necesarias medidas extremas, como lo son los cortes de puentes, rutas y calles. En la represión del ‘ 99, esta de julio y luego en Diciembre, se reprimió para escarmentar y de paso desmovilizar y evitar una resistencia activa de la población a las medidas que después se anunciarían. A veinte años afirmamos que aunque pasan los gobiernos, la represión siempre queda. Ayer y hoy las fuerzas represivas apuntando a acallar a sangre y fuego los reclamos por salarios, justicia y dignidad. Quedan historias como esta, imágenes, enseñanzas y mucho camino por recorrer.
El registro de este “Puentazo” el 28 de Julio de 1999, es también un homenaje al fotógrafo, Miguel Fleitas, fallecido unos años después.