Absolución para María Ramona Ovando

(Por Fernanda Giribone/APL) Este lunes comenzó en Misiones un nuevo juicio contra María Ramona Ovando. Ya en 2012 la habían enjuiciado cuando una de sus hijas murió por desnutrición, hoy la acusan de no haber podido proteger a su hija y una nieta de una violación. Si bien en 2012 María fue absuelta por el Tribunal Penal N° 1 de Eldorado, el mismo tribunal la juzgará nuevamente cuestionando su calidad como madre. En marzo de 2011, María vivía en condiciones de extrema pobreza y marginación, en una zona rural de Misiones, sin trabajo formal y sin ninguna ayuda estatal. Decidió llevar a pie a su hija de 3 años porque se encontraba enferma, para encontrar asistencia médica.  Sin embargo, en el camino la niña murió, y María la enterró ella misma, en un pozo, que cavó con sus manos. Recién en este momento María Ovando se convirtió en fuente de interés Estatal. El mismo Estado que la había abandonado, y que nada había hecho para garantizarle a ella y a sus hijos al menos algunos de sus derechos constitucionales, la acusó hipócritamente por abandono de persona.

En esta oportunidad, la realidad material -y la historia de vida- de María, demostraron que la acusación que levantaban en su contra, no era más que el intento de seguir criminalizando la pobreza. La intervención del movimiento de mujeres y de derechos humanos, que visibilizaron esta situación, hicieron posible en parte, la absolución de María por la muerte de su hija.

María Ovando que es analfabeta, madre de 12 hijos y pobre, es víctima de violencia física, económica, simbólica e institucional. María que denunció a la Justicia hace años por este caso en el que resultó absuelta, y que pide la tenencia de todos sus niños, es nuevamente juzgada. Otra vez se somete juicio por su “calidad como madre”, de la mano de una institución que si bien la absolvió, claramente no la perdonó.

Es esta justicia machista, capitalista y patriarcal, que carece de perspectiva de genero y que condena la pobreza, la que la juzga a partir de un “modelo de desempeño” como madre que nada tiene que ver con los recursos económicos, sociales y culturales que ella posee.

Irá a juicio por una denuncia que dice que una de sus hijas y una nieta fueron abusadas. Mientras en la Fiscalía se sostiene que ella “tenía la obligación -no solo moral, sino también legal- de actuar en defensa de la integridad sexual de su hija y nieta, a quienes debía contener y resguardar”, quienes se encuentran peleando por su absolución, consideran que no hay demasiados datos que identifiquen ni cuándo, ni quién realizó el abuso. Sin ir más lejos, con la causa anterior María pasó más de un año y medio presa, dejando a la niña que es víctima de la violación, bajo custodia de su abuela paterna.  Tan solo unos meses después de que María, recuperara la libertad es la misma abuela paterna quien radica la denuncia por abuso.  Con esta secuencia de los hechos no quedaría claro cuando fueron perpetrado los abusos, si María ya estaba en libertad, ni mucho menos se comprende por qué no se consideró al abuelo paterno como un sospechoso y no se lo investigó.

Para la justicia misógina y aporofóbica, la culpa pasa a ser automáticamente de María. Se juzga su fracaso como madre, por no cumplir correctamente su rol natural de cuidadora, sin embargo nada dice la Justicia sobre los padres. Si fracasaron o no. Ni ahora, ni en el 2012.  Los padres no están.

 Organismos de derechos humanos, del movimiento de mujeres y partidos políticos convocan a demostrar el apoyo a María Ovando a través de redes sociales, subiendo una foto con un cartel que diga “María No Está Sola”, acompañando con los Hashtags

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